SANDINO

El filibustero William Walker

Centroamérica fue uno de los territorios donde Estados Unidos ejerció con especial encono su poderío imperial y Nicaragua resultó uno de los países más afectados. En un principio formó parte de las Provincias Unidas de Centroamérica junto con Guatemala, Costa Rica, Honduras y El Salvador, de las cuales se separó en 1838, para constituirse como país independiente.

Se produjeron conflictos permanentes entre conservadores y liberales y estos últimos fueron apoyados por el filibustero norteamericano William Walker quien al poco tiempo se hizo proclamar presidente de Nicaragua con la pretensión de incorporarla a los estados esclavistas del sur de Estados Unidos. Esta fue la primera de las muchas intromisiones del país del norte en Nicaragua, aunque es preciso decir que en este caso, se trató de un operativo individualista, ajeno a la política de Washington. Se formó una coalición entre los ex miembros de las Provincias Unidas de Centroamérica que expulsó a Walker del poder y terminó siendo fusilado en Honduras.

                    William Walker (1824-1860)

Surgimiento de Sandino

El período de 1860 hasta 1912 fue el de mayor estabilidad, progreso y prosperidad de Nicaragua en la que se sucedieron varios presidentes del llamado Partido Conservador hasta que una revuelta derrocó al gobernante de turno José Santos Zelaya. Aquí se produjo la segunda intervención norteamericana orquestada por Philander Chase Knox, secretario de estado norteamericano y abogado de empresas mineras en Nicaragua. La intervención incluyó el desembarco de marines, procedimiento que se volvería un hábito en la vida del país. Este grupo de invasión permaneció en Nicaragua hasta 1925.

Es en esta época que surge la figura de Augusto César Sandino que por entonces frisaba los 30 años de edad. Regresaba de México a donde había llegado cansado de ser explotado en las plantaciones de la United Fruit. Era un buscavidas que trataba de ganarle a la miseria moviéndose de un lado a otro en procura de mejores horizontes. En México se vinculó con líderes sindicales, obreros, militantes socialistas, anarquistas y masones. Tomó conciencia de las luchas sindicales, de la agresión yanqui por el control de los yacimientos petroleros, de la Revolución Mexicana y de los movimientos de la clase trabajadora.

                                         Augusto César Sandino (1895-1934)

Al poner pie en Nicaragua ya no era el mismo hombre que abandonó el país en busca de mejores horizontes laborales. Ahora regresó decidido a luchar y así lo señaló en una de sus notas: “…partí de Tampico, México, el 18 de mayo de 1926 para ingresar al Ejército Constitucionalista de Nicaragua, que combatía contra el régimen impuesto por los banqueros yanquis en nuestra república.”

Guerra de guerrillas

En el primer combate debido a la falta de experiencia de la columna sandinista, la escasez de hombres y la pésima calidad de las armas hicieron que sufrieran una derrota, pero aquella pérdida sólo sirvió para reafirmar su vocación de lucha.

El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcaron en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino consiguió armas y municiones ayudado por prostitutas del puerto y en los meses siguientes mantuvo numerosos enfrentamientos en los que utilizó exitosamente contra los marines la táctica de guerra de guerrillas.

El 14 de mayo de 1927, el imperialismo norteamericano puso fin a la Guerra Constitucionalista, haciendo que liberales y conservadores firmaran el pacto de El Espino Negro, donde se planteó el desarme general y la creación de la Guardia Nacional que se transformaría con los años en un instrumento de terror represivo, al servicio de la dictadura de Somoza, un títere de la política de Washington. Este pacto incluía el llamado a elecciones supervisadas por los marines.

Sandino fue el único de los generales que rechazó la imposición yanqui y decidió continuar la lucha hasta expulsar a las fuerzas armadas estadounidenses, teniendo que enfrentarse a traidores locales e invasores, en una lucha de estrategia sin tiempo.

El día 16 de julio de 1927, Sandino atacó la ciudad de Ocotal, en el departamento de Nueva Segovia, protegida por una guarnición de marines. Con aquella batalla, que duró desde las horas del amanecer hasta la tarde, el mundo supo que la guerra de liberación en mayor escala, había comenzado.

Oficiales norteamericanos junto a un avión Corsair utilizado en los bombardeos contra las fuerzas sandinistas en Nicaragua

El número de efectivos del Ejército Defensor varió, de entre 2000 a 6000 soldados en el momento de mayor expansión. Sus columnas estaban bajo el mando cada una de un general, que tenía a su cargo un área territorial de operaciones militares, organización civil y paramilitar, recolección de impuestos, lo mismo que para la organización de la producción agrícola.

En esas áreas llegaron a funcionar escuelas de primeras letras para los soldados y los campesinos. Combatientes de toda América Latina acudieron al llamado de la lucha antiimperialista de Nicaragua, algunos lo hicieron como soldados de línea, otros formaron parte del Estado Mayor de Sandino. Uno de sus lugartenientes fue el político comunista salvadoreño Farabundo Martí.

Durante el período de 1927 a 1932, Sandino y sus fuerzas libraron más de 500 combates. Después de haber derrotado la intervención militar norteamericana y dadas las condiciones internas e internacionales que existían, Sandino decidió el 2 de febrero de 1933 firmar un Convenio de Paz con el presidente Sacasa, sin que esto significara que hubiera abandonado su programa de lucha. Sacasa más tarde lo traicionó y lo hizo detener por la Guardia Nacional en una oportunidad en que salía de la Casa de Gobierno. Fue fusilado el 21 de febrero de 1934, junto con dos de sus generales por la misma Guardia cuyo jefe era Anastasio Somoza.

                                                   Anastasio Somoza (1925-1980)

El legado de Sandino

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), tomó el nombre de la organización independentista argelina Frente de Liberación Nacional de Argelia, que lideraba la lucha por la independencia de Argelia de Francia. Su cerebro creador fue el maestro nicaragüense Carlos Fonseca. El movimiento no nació de una asamblea o de un congreso, ni lanzó una proclama anunciando su origen. Fue evolucionando sobre el error y el aprendizaje con gran sentido autocrítico, hasta elaborar un programa de táctica y de estrategia. Fue un producto genuino de la historia popular de Nicaragua, pero es importante señalar que la Revolución Cubana constituyó un estímulo inspirador en el desarrollo del movimiento. Por lo tanto, para Estados Unidos había una doble razón para aniquilarlo, por un lado evitar el temible efecto dominó y en segundo lugar, preservar las inversiones que poseía en Nicaragua.

En 1967 la táctica combativa de lucha que se mantenía siguió siendo la guerrilla, distribuida en diversos grupos en la zona montañosa. La coyuntura social era muy diferente ya que el FSLN empezaba a ser conocido por la ciudadanía nicaragüense. En el entorno urbano, las actividades del Frente habían conseguido saltar del mundo estudiantil y educacional al laboral lo que diversificaba y aumentaba la fuente de militantes del FSLN, pero siempre en una proporción numérica y logística muy desfavorable en relación con la Guardia Nacional, bien armada por el país del norte.

En 1970, ante una situación represiva muy intensa, el FSLN redujo al mínimo las acciones bélicas y pasó a un trabajo de preparación de cuadros y militantes, así como el fortalecimiento de la organización en todos los ámbitos, tanto políticos y sindicales como militares.

La noche del 27 de diciembre de 1974 un grupo de guerrilleros, entre los cuales se encontraba Daniel Ortega, el actual presidente de Nicaragua, asaltó la vivienda de un importante personaje del círculo del gobierno. El operativo irrumpió en medio de una fiesta homenaje que se le brindaba al embajador de los EEUU en Nicaragua Turner B. Shelton. Los objetivos de esta acción eran, la liberación de 18 sandinistas encarcelados, dar un golpe demoledor a la dictadura y buscar el eco internacional para mostrar la situación del país y la obtención de un rescate. El operativo puso fin al silencio que por cuatro años había guardado el FSLN y fue el comienzo de una ofensiva que no se detendría hasta el derrocamiento de la dictadura.

En agosto de 1978, un comando del FSLN tomó el Palacio Nacional del Congreso en medio de una sesión conjunta reteniendo a diputados y senadores, además del personal que se encontraba en ese momento en el edificio, no menos de 3.000 personas.

Somoza se vio obligado a aceptar los puntos del Frente que incluía, entre otras exigencias la liberación de los presos políticos. El episodio fue el punto de inflexión de la dictadura, mientras que la insurrección se fue fortaleciendo con cientos de nuevos integrantes. Esto permitió al FSLN constituir diversos frentes de combate, que llevaban el nombre de los compañeros caídos.

Una detrás de otra se fueron alzando las ciudades contra el gobierno el cual respondió desesperadamente bombardeándolas. Estados Unidos presionó a la OEA para detener el avance del FSLN, pero no consiguió el apoyo de las naciones participantes. Somoza ya no era útil para Washington que le pidió la renuncia y el puesto fue ocupado por Francisco Urcuyo, el presidente del Congreso Nacional, que solo duró unas horas.

La Guardia Nacional se derrumbó y el Frente irrumpió victorioso en Managua el 19 de julio de 1979 poniendo fin a la dictadura somocista y comenzando lo que se conoce como La “Revolución Sandinista”.

Los bienes de la familia Somoza y de otros miembros relevantes de la sociedad que sostuvo a la dictadura y que equivalían al 40% de la economía nacional, fueron expropiados.

En la Casa Blanca gobernaba el ultraconservador Ronald Reagan quién no se dio por vencido y en 1981 impuso un bloqueo económico, mientras otorgó apoyo financiero y armas al llamado grupo de los contras, integrado por unidades dispersas del ejército de Somoza, operaciones todas que fracasaron.

Finalmente en noviembre de 1984, Daniel Ortega del FSLN fue elegido presidente de Nicaragua con el 64% d los votos. Después de varios interregnos volvería al poder en 2006 donde sigue gobernando hasta la actualidad.

                                                  Daniel Ortega

Final de un dictador

Anastasio Somoza no encontraba asilo, incluso Estados Unidos, que antes lo ayudaba y protegía, esta vez le dio la espalda. Finalmente recaló en Paraguay por gentileza de otro dictador, el general Alfredo Storessner.

Somoza se sentía seguro, Asunción era una ciudad muy vigilada, allí podría vivir el resto de sus días gozando de su inconmensurable fortuna.

El 17 de septiembre de 1980, abandonó su lujoso chalet en las afueras de la ciudad para reunirse con su amante. El auto, una limusina Mercedez Benz sin blindaje era conducido por uno de sus guardaespaldas y ex miembro de la Guardia Nacional, también lo acompañaba su asesor financiero. Somoza ignoraba que se había puesto en marcha un plan para eliminarlo bajo el nombre de Operación Reptil, dirigida por el argentino Enrique Gorriarán Merlo quién había servido en el FSLN y ahora era parte orgánica del Ejército Revolucionario del Pueblo.

Cuando el auto transitaba por la Avenida España, se le cruzó un vehículo que empezó a disparar ráfagas de ametralladora. Un tiro de bazooka dio de lleno en el auto y aseguró la muerte del dictador quién finalmente pudo ingresar a Estados Unidos, pero en la condición de cadáver, donde yace en un cementerio de Miami.

El auto de Somoza después del atentado. Abajo Enrique Gorriarán Merlo (1941-2006)

Biografía de Augusto César Sandino. La Voz del Sandinismo. http://www.lavozdelsandinismo.com/sandino/

Eduardo Galeano. Augusto César Sandino. Memorias del fuego. Editorial Siglo XXI, 1984.

Augusto César Sandino. Un bandido sublime. Pensadores de la Patria Grande. Suplemento de Página 12.