Louis Wain (1860-1939).
En
el mundo periodístico de la Londres victoriana, Louis Wain estaba catalogado
como un buen dibujante de animales, escenas campestres, ferias y exposiciones
que figuraban en varias revistas y diarios de la época. Su situación económica
era estrecha, ya que con sus dibujos debía mantener además de su esposa, a su
madre y sus cinco hermanas que permanecieron solteras por el resto de sus
vidas. Sus trabajos eran apreciados porque Louis estudió en la Escuela de Arte
de Londres, donde llegó a ser profesor, pero los editores eran
mezquinos con quienes colaboraban en sus publicaciones.
Su
esposa, Emily Richardson, era 10 años mayor que él, detalle que no era bien
visto en la rígida y puritana sociedad victoriana. Louis amaba mucho a su
esposa, llevaban sólo tres años de casados cuando a ella le surgió un cáncer de
mama. Ya en una etapa avanzada de la enfermedad estaba postrada en cama y el
trataba de llevarle un poco de alegría y distracción al escaso tiempo que le
quedaba de vida.
Los gatos humanos
Wain observó que el gato Peter, la mascota de la casa,
reconfortaba y distraía a Emily, y eran los únicos momentos en que lograba
sacarle una sonrisa a su pálido y emaciado rostro. Wain utilizó a Peter para
entretener a su mujer y pronto comenzó a realizar dibujos de los felinos. A
la enferma le encantaron los bocetos de gatos en distintas actitudes y lo
estimuló a que los publicara.
Primeros gatos
Pronto,
los gatos de Wain adquirieron características antropomórficas y comportamientos
humanas. En algunas escenas estaban jugando al golf o sentados platicando
mientras tomaban el té. Más tarde empezó a vestirlos, les agregaba monóculos,
galeras, bastones y frack y como era de esperar empezaron a caminar en dos
patas. Este estilo, sumamente original para la época, lo hizo bastante famoso.
Los felinos comenzaron a aparecer en tapas de revistas, tarjetas de Navidad,
ilustraciones satíricas y libros infantiles.
Durante
los treinta años siguientes, Wain fue un artista prolífico llegando a producir anualmente
varios cientos de gatos. A menudo, los animalitos parodiaban actitudes
y comportamientos de la época, satirizando modas, acontecimientos y costumbres.
De esta manera, Wain se convirtió en un candidato indiscutido para la
presidencia del National Cat Club, cargo
que ejerció durante varios años, y también participó en otras sociedades
relacionadas con estos mamíferos hacia los que los ingleses sienten una
especial predilección.
Reunión social de gatos
A
pesar de su fama y originalidad, Waine nunca se enriqueció ni supo especular
con su brillante creatividad, era tímido, retraído y aceptaba sin discutir las
ofertas que le hacían, que en varias ocasiones eran pagas miserables que no
guardaban relación con su arte.
Los gatos psicodélicos
Hacia
finales de la década de 1910 y después de su regreso de un viaje a Nueva York,
Wain comenzó a sufrir cambios en su personalidad, se tornó excéntrico y
retraído y pocos años después aparecieron síntomas de insania. Éstos se
caracterizaron por trastornos en el lenguaje y falta de discernimiento entre la
realidad y la fantasía, también aparecieron los primeros delirios que, con el
transcurso de los años, se hicieron frecuentes.
Gatos durante la primera etapa de la enfermedad mental de Waine
Pocas
veces en la historia del arte se dio un caso como el de Wain, en el que sus
obras, es decir los gatos, siguieron un paralelismo con la progresión de la
enfermedad. Los felinos dejaron de ser convencionales para transformarse, poco
a poco, en animales de expresión feroz y agresiva, rodeados de halos de
distintos colores y formas fantásticas con explosión de radiaciones cargadas de
energía. En sus últimas obras, es difícil distinguir la imagen de un gato. La
evolución de sus pinturas ha sido incluida en libros de texto de psiquiatría
para demostrar el deterioro progresivo de un trastorno mental como la
esquizofrenia.
Gatos durante la etapa avanzada de la enfermedad
Varias
conductas agresivas y violentas motivaron que, en 1924, a la edad de 64 años, sus
hermanas lo internasen en el Springfield Mental Hospital, un hospital para indigentes. Sin embargo, Wain era ya lo suficientemente
conocido como para que su situación se hiciera pública y, entonces, el Primer
Ministro inglés gestionó su traslado al Napsbury Hospital, un sitio mucho más
decoroso y confortable con extensos jardines… y con gatos.
Wain
pasó los quince años restantes de su vida recluido en esa institución, donde
siguió pintando gatos hasta su muerte en 1939.
Aunque resulte cruel admitirlo,
el trastornado mundo interior de la esquizofrenia de Wain fue el motor que
transformó sus gatos convencionales en formas de notable originalidad y estilo
revolucionario.
Referencias
·
Fitzgerald, Michael. “Louis Wain
and Asperger’s Syndrome”. Irish Journal
of Psychological Medicine. 2002; 19:101.
·
McGennis, Aidan. “Louis Wain: his
life, his art and his mental illness”. Irish
Journal of Psychological Medicine. 1999; 16:27.
·
Parkin, Michael. “Wain, Louis
William (1860–1939)”. Oxford Dictionary
of National Biography. Oxford University Press. 2004.
Muy interesante. Es notable el atractivo que los gatos ejercen sobre personas que no manejan muy bien su aparato psíquico. Hay también casos de vínculos muy especiales con perros, pero, suelen tener características diferentes.
ResponderEliminarSin ser reduccionista, las solteronas suelen rodearse de gatos hasta compartir la suciedad que producen. No hablo, por supuesto, de personas solteras, sino de "onas" u "ones", (que vaya si los hay!), que vuelcan en estos animalitos lo que no pueden volcar en otras personas.
Muy interesante, Ricardo! que impresionante el cambio!aterrador!Siempre buenisimos tus posts.Gracias
ResponderEliminarMe alegro que te gusten, Paula, tu opinión es muy valiosa
Eliminar¡Muy interesante!
ResponderEliminarSoy admiradora de los gatos y tuve y tengo gato. Me gustó mucho el artículo y lo agradezco.
ResponderEliminarMuy interesante Ricardo.
ResponderEliminarLe comento que los gatos que más me gustaron, por el estlilo y la originalidad, son los gatos psicodélicos, en la etapa de la enfermedad mental de Waine, como durante la etapa avanzada de la enfermedad.
No se si algún psiquiatra me mandaría a consulta, pero a mi me encantaron.
Creo que si no la medicaron todavía a Marta Minujín, todavía estoy a salvo.
Un beso