Una persona enana no puede realizar
tareas pesadas o que exijan esfuerzo físico. Por su aspecto tampoco puede integrar
la recepción de un hotel o de una empresa. Con suerte puede estar detrás del
escritorio de una corporación o de la administración pública. Lamentablemente
muchos enanos terminan realizando actividades circenses. No fue ese el destino
de los Ovitz, quienes decidieron montar su propio espectáculo.
En el poblado de Rozalvea
Transilvania, vivía la más numerosa familia de enanos que la historia recuerda.
El padre Shimson Elzik Ovitz que era enano, se había casado dos veces y de
ambos matrimonios surgieron 10 hijos, 7 de los cuales eran diminutos como él.
La más joven era Perla quien había nacido en 1921.
Cuando Shimson falleció, la madre los
estimuló para que armaran una troupe teatral. En Europa del Este los judíos son
muy aficionados a la música y desde pequeños tocan instrumentos, especialmente
el violín, y los Ovitz no eran excepción a la regla.
Los Ovitz
Perla tocaba una pequeña guitarra de
4 cuerdas que parecía un juguete. Sus dos hermanas Rozika y Franziska manejaban
con destreza sendos violines que medían la cuarta parte de un violín
convencional. Frieda marcaba el compás con el címbalo, Micki se desempeñaba con
el cello y el acordeón y Elizabeth estaba a cargo de los timbales. Finalmente
Avram, el hermano mayor se encargaba de las partituras, presentaba el grupo y
cumplía funciones de gerente.
Las crónicas no nos informan sobre el
lutier que fabricó tan diminutos instrumentos, el hecho es que de las pequeñas
manos de los enanos surgían deliciosas melodías. Sarah, Leah y Arie, los tres
hermanos restantes, de tamaño normal, cumplían las funciones de tramoyistas,
asistían con el vestuario y armaban los escenarios.
Con el nombre de “Lilliput Troupe”,
el ensamble musical recorrió pueblos y ciudades de Europa Central en una
carrera exitosa. Los espectáculos duraban dos horas y consistían en tonadas
populares del momento, escenas de humor de breve duración y sobre todo música.
Los Ovitz en plena actuación
Así transcurrieron 15 años de vida
feliz, holgada y aventurera hasta que hallándose en Hungría, realizando
actuaciones, las tropas alemanas invadieron el país. Para los nazis, los Ovitz
tenían dos razones para ser exterminados: eran judíos y deformes. En la
desquiciada mente de Hitler con su megalomanía de la raza superior, los Ovitz
eran seres despreciables a los que se debía borrar del planeta. El destino era
ingresar al programa de eutanasia involuntaria llamado Aktion T-4 que bajo el eufemismo de "Solución Final", formaba parte de la eliminación de todos los judíos y gitanos de los países conquistados.
El 19 de mayo de 1944, cuando descendieron
del vagón, donde milagrosamente no murieron aplastados por los demás
prisioneros, fueron despojados de sus ropas y completamente desnudos los
introdujeron en una gran cámara semioscura que los prisioneros creyeron que era
un gigantesco cuarto de lavado. Miraron hacia el techo esperando ver una lluvia
de agua, cuando súbitamente empezaron a oler gas. Gritando y jadeando en busca
de aire se abrazaron entre ellos y algunos cayeron al suelo desvanecidos.
El gas Zyklon-B, fabricado por
laboratorios Bayer, tarda 15 minutos en matar a cualquier ser vivo. Los Ovitz
en su confusión y desesperación perdieron la noción del tiempo, podían haber
transcurrido segundos o minutos cuando escucharon una voz que gritaba ¡¿Dónde
está mi familia de enanos?! Se escucharon ruidos de cerrojos y el rechinar del
portón que se abría. Un hombre estaba parado en la puerta y daba órdenes, era
Joseph Mengele.
Joseph Mengele
Con el último aliento de vida fueron
retirados rápidamente de la cámara de gas y los lavaron hasta revivirlos
completamente. La historia que sigue está basada sobre testimonios de los
mismos protagonistas y de otros sobrevivientes del campo de concentración. Pese
a que los testigos, perdieron en parte la noción del tiempo que allí
estuvieron, ya que les costaba recordar y más aún relatar los horrores a los
que fueron sometidos, se pudieron rescatar relatos de quienes sufrieron más
allá del sufrimiento. En las declaraciones e interrogatorios a los enanos, los
jueces y abogados del juicio de Nuremberg respetaron la recomendación del
historiador y sobreviviente del holocausto Yehuda Bauer: “nunca cuestione o discuta
con un sobreviviente”.
Cualquier prisionero que ingresaba a
Auschwitz y tenía la desgracia de conllevar una deformidad o trastorno
genético, pasaba a formar parte de la colección de Mengele y se transformaba en
conejillo de Indias. Cuando Mengele los vio manifestó regocijado: “ahora tengo
trabajo para 20 años”.
Los enanos fueron trasladados a un
extremo del campo y separados del resto de los prisioneros. No iban a ser
exterminados, al menos inmediatamente, pero a cambio, Mengele los sometería a
crueles experimentos donde era evidente que aquel criminal descargaba su
sadismo asociado a su curiosidad científica. Sin embargo, a diferencia de otros
prisioneros con deformidades, que luego de varios experimentos eran
exterminados, Mengele tomó especial cuidado de que sus experiencias no mataran
a los Ovitz porque una familia de 7 enanos era una muestra experimental
valiosa.
El grupo tenía sentimientos fuertemente mezclados, cuando Mengele
aparecía para llevar a uno de ellos a la mesa de experimentos, quedaban
paralizados de terror, pero si no aparecía en varios días los angustiaba la
posibilidad de que hubiera terminado con ellos y pronto morirían.
No los raparon y conservaron su
propia ropa, esto último porque no había talle que les sirviera. Durante meses fueron sometidos a
crueles experimentos sin anestesia alguna como, punciones óseas, punciones
lumbares, extracciones dentarias, inyección de agua a temperaturas próximas a
la ebullición en los oídos, seguidos de agua fría, mediciones antropométricas
extenuantes, exámenes ginecológicos y extracción frecuente de sangre.
Sufrieron
una gran acumulación de radiación, debido a las numerosas radiografías que les
sacaron y estaban siempre aterrorizados imaginando el próximo experimento o que
el diabólico científico quedara satisfecho con sus investigaciones y los
mandara a la cámara de gas. Sin embargo, lo que más los espantaba era que sus
esqueletos o sus cuerpos embalsamados terminaran detrás de una vitrina en el
museo de ciencias naturales de Berlín.
Si Mengele pretendía demostrar que
eran una raza degenerada, al sobrevivir a todos esos experimentos, junto con el
permanente trauma psíquico, no hizo más que demostrar lo contrario.
Difícilmente el propio Mengele hubiera sobrevivido a los 8 meses de continuas
torturas como las que aplicó a los enanos.
Llegó un momento en que pasaron
varios días sin ver a Mengele y pensaron que los experimentos habían terminado y
serían llevados a las cámaras de gas. La realidad era que los rusos, venían
avanzando con fuerza arrolladora y estaban a las puertas de Auschwitz. Los
alemanes se habían fugado después de destruir los crematorios y llevarse toda
la documentación de los prisioneros hacia Alemania. No debían quedar rastros de
la infamia más grande que registra la historia.
Los rusos se compadecieron de
los enanos, les donaron un carro y les señalaron la dirección a Cracovia. Fue
un día de enero de 1945. Después de muchas penurias, regresaron
a su primitivo hogar en Rosalvea, pero en la casa no quedaba nada, hasta las
tablas del piso habían sido arrancadas en busca de dinero y joyas. Europa se
había convertido en una pesada carga y en 1949 emigraron a Israel. Durante
varios años realizaron actuaciones siempre exitosas, hasta que ya casi ancianos
abandonaron los escenarios.
Los Ovitz en Israel con dos de sus hermanos de estatura normal
La diminuta talla de los Ovitz no
hizo impacto en sus expectativas de vida. Rozika, la primera en nacer, alcanzó
la edad de 98, su hermana Francisca 91 y Perla falleció en 2001 a los 80 años.
De ella queda el registro de sus últimas palabras ante el tribunal de crímenes
de guerra: “En mis sueños estoy de
nuevo en Auschwitz. Las peores pesadillas son cuando Mengele no aparece”.
Yehuda Koren and Eilat Negev
The dwars of Auschwit. The Guardian 23/3/2013.
Warwick Davis. I wept to learn about the ‘Seven Dwarfs of Auschwitz’. The Sun, a New
United Kindom Company, 05/04/2016
Juan Forn. Por gracia del Diablo. Página 12, 18/11/2017.
Sobrecogedor.
ResponderEliminarQué horror! Muy valiosa tu difusión, al igual que la de todo el material que siempre presentas. Gracias!
ResponderEliminarMuy triste la historia de los Ovitz, Ricardo. No la conocía. Gracias por mandar.
ResponderEliminarMuy BUENO!!!!!
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS AMIGAZO!!!!!
ABBEACIONE!!!!!!
JSDT.
Muy interesante Ricardo! Sería bueno alguna vez conversar sobre esto. Y como complemento a tu nota ver la película que figura abajo, que conecta con lo que contás, y da para discutir un montón.
ResponderEliminarYa estamos de vuelta! Abrazo!
https://elpais.com/diario/1999/09/18/cultura/937605609_850215.html