“Lolita, luz de mi vida,
fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía.”…En la mañana era Lo, simplemente
Lo. En pantalones era Lola. En la escuela era Dolly. Era Dolores cuando
firmaba, pero en mis brazos era siempre Lolita.”
Así comienza la novela que
Vladimir Nabokov escribió e intentó publicar en cuatro oportunidades hasta que
una mediocre editorial francesa lo aceptó. Pasaron tres años más para que los
norteamericanos pudieran enterarse de su existencia y acto seguido se desataron
polémicas de todo tipo y las ventas del libro se dispararon, especialmente
cuando el gran Stanley Kubrick lo llevó a la pantalla. Allí se aprecia la
magistral actuación de James Mason junto con la seductora adolescente Sue Lyon,
porque en la novela un profesor de mediana edad tiene una obsesión sexual con
una niña de doce años, quien además es su hija política.
Escena de la película con James Mason y Sue Lyon
Lo-li-ta, la palabra
encierra una textura atractiva, provocadora y morbosa como el relato que surge
a medida que transcurren las páginas. La obra tiene tintes eróticos, sin caer
en ningún momento en la pornografía, pero además es sórdida y el lector
presiente que el desenlace no puede ser feliz.
Volviendo a la excelente
versión de Stanley Kubrick, merece destacarse que Sue Lyon resultó ser la de
aspecto más seductor entre 800 candidatas y que cuando la película se estrenó,
ella no la pudo ver porque estaba prohibida para menores de 16 años. Lolita la lanzó al estrellato y
participó en varias películas hasta que se hizo adulta y dejó de ser
interesante. Su vida pasó por numerosos altibajos, tuvo cinco matrimonios y se
separó de cada esposo al poco tiempo. Más tarde se le diagnosticó trastorno
bipolar. Es que Hollywood, puede destruir a cualquiera si no está bien armado,
especialmente si se trata de una adolescente que debe interpretar el papel de
ninfa seductora. Terminó siendo un juguete roto más en la lista de la meca del
cine.
Sue Lyon (1946-)
En cuanto a Nabokov, antes
de escribir Lolita sufrió muchos avatares que comenzaron cuando en 1917 estalló
en Rusia la revolución y el país pasó a llamarse Unión Soviética. Entonces, la
familia decidió emigrar. Algo olfatearon que iban a tener más problemas con los
bolcheviques que con el régimen zarista. El abuelo paterno de Vladimir había
sido ministro de justicia del zar Alejandro II y su abuela paterna era una
baronesa alemana, suficientes antecedentes para caer en la mira del nuevo
gobierno. Tanto el joven Vladimir como su padre, eran de ideas liberales y se
oponían a las iniquidades autocráticas del régimen zarista mediante
publicaciones en los periódicos y en este aspecto, hay que admitir que en la
Rusia prerrevolucionaria se gozaba de cierta libertad de expresión que quedaría
totalmente truncada durante todo el régimen soviético.
Vladimir Nabokov (1899-1977)
Los sueños del orgulloso y
altanero Vladimir de poder ser el mayor escritor ruso de su época se
desvanecían a medida que el tren lo llevaba junto con su familia hacia Crimea.
Consideró a la revolución comunista una afrenta personal que le arrebató un
futuro promisorio al nivel de Pushkin y Dostoievski.
Poco tiempo después se
trasladó a Inglaterra y como dominaba desde su infancia el francés y el inglés
a la perfección, estudió en Cambridge zoología y lenguas romances con notas
satisfactorias. De allí Vladimir se trasladó a Berlín para unirse con el resto
de su familia donde sufrió el primer golpe de la vida cuando su padre, a quien
quería y admiraba, fue asesinado por un fanático de la ultraderecha.
El ambiente se tornó
irrespirable con el advenimiento del nazismo y Vladimir con su esposa Vera
Slonim de origen judío tomaron la sabia decisión de huir a tiempo de Berlín. Su
hermano prefirió quedarse, jamás le pasó por su mente que por ser homosexual, terminaría
su existencia en un campo de concentración nazi.
La familia escapó a
Francia y permanecieron en París hasta que el ejército alemán desfiló a través
de los Campos Elíseos. Entonces se embarcaron para asentarse definitivamente en
Estados Unidos.
En Manhattan Vladimir se
desempeñó como entomólogo en el American Museum of Natural History, donde pudo
desarrollar su placer favorito: la investigación de los lepidópteros, es decir
las mariposas. En este terreno era mucho más que un aficionado, e incluso descubrió
una nueva especie de mariposa y la entomología se lo agradeció bautizándola
Nabokovia. En una ocasión manifestó que estudiar las mariposas le otorgaba
muchísimo más placer que la literatura.
Por entonces se ganaba la
vida enseñando los grandes escritores rusos en diversos ciclos de conferencias
y en la Universidad de Cornell, con un estilo que resultaba muy atractivo para
los estudiantes.
En una de sus excursiones
por el oeste de Estados Unidos en busca de mariposas, comenzó a escribir Lolita y cuando faltaba poco para
finalizarla, decidió que no servía y el manuscrito hubiera sido presa de las
llamas, si no fuera por su esposa que lo alentó a terminar la novela. A Vera, Vladimir
le debe su salto a la fama, la posteridad y la riqueza y los lectores le
debemos el placer de leer el éxito planetario de Lolita. El libro llegó años
después a la Unión Soviética, pero la traducción era tan mediocre que el propio
autor decidió traducirla al ruso.
Nabokov pertenece a ese
escaso grupo de escritores que siguen produciendo después de muertos. Su fiel
hijo Dimitri se encargó de recopilar varias obras, algunas de ellas como sus Cuentos Completos que fueron publicados diecisiete años después de su muerte. Muchas
de las piezas de esta recopilación son consideradas obras perfectas y la
versión española de Alfaguara, compensa su aparición un poco tardía, con una
excelente traducción de María Lozano.
El personaje de Lolita es
tan atrapante que además de la versión fílmica de Stanley Kubrick, en 1997
surgió otra versión del director Adrian Lyne con un elenco constituido por
Jeremy Irons, Melanie Grifith y Dominique Swain y en mi opinión no le va en
zaga a la de Kubrick.
En los
ámbitos sociales el término “lolita” se ha popularizado para referirse a
preadolescentes consideradas muy seductoras, especialmente si son menores de
edad. En Japón se ha desarrollado el término “lolicon”, para referirse al
complejo de lolita y la obsesión por las niñas jóvenes, sobre todo en la
ficción.
Al mencionar
esta obra, el Premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa en 1987 señaló que
se trataba de “las más sutiles y complejas creaciones literarias de nuestro
tiempo”.
Winston Manrique Sabogal. “Lolita” o el triunfo
de la libertad y la belleza. El País, 15/09/2015.
Rodrigo Fresan. Caviar.
Radar Libros, suplemento Página 12, 26/08/2001.
Cinco libros para conocer a Nabokov. La Nación,
08/07/2016.
Eloy
Tizón. Ruleta Rusa. Revista de Libros. Enero 2018.
Vladimir
Nabokov. Cuentos completos. Alfaguara. https://somoslxspiratas.files.wordpress.com/2017/02/cuentos-completos-de-nabokov-vladimir.pdf
Subido el 20/01/2018.
Vladimir Nabokob. Lolita. Corgi
Books 1955, London.
Te felicito por la calidad de esta presentación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Julio
Muy buen artículo. Como sostenés un libro que trata un tema difícil, pero nunca cae en la pornografía. las dos películas a cual más buenas. Felicitaciones
ResponderEliminarAdhiero al preciso comentario de Julio.Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarEdith.
Como siempre, excelente tu blog sobre Nabokov, Ricardo. Una coincidencia: así como el hijo de Nabokov siguió publicando obras de su padre despues de muerto, mi hermana Isabel recién ha publicado por Amazon su traducción al inglés de una novela de mi papá (QDDG) llamada "La Mula Ciega":
ResponderEliminarMuchas gracias "AMIGAZO", como de costumbre la calidad del MORDAZ , es realmente atrapante!!!
ResponderEliminarMuy interesante tu comentario sobre Lolilta y escrito con una fluidez muy agradable. Yo vi las 2 versiones fílmicas y coincido con vos: son las dos buenísimas. Saludos.
ResponderEliminarBienvenida a El Mordaz
EliminarCariños
Ricardo