Es
curioso que una de las pinturas más famosas, conocidas, vistas por el público y
analizadas por expertos y académicos, presente algunas lagunas muy importantes
en su historia. Ignoramos cómo surgió la idea y quién es la doncella que posó
desnuda para aumentar aún más la fama artística que Francisco de Goya y
Lucientes ya ya tenía asegurada en todos los estratos sociales, especialmente entre
la nobleza y la familia real.
Goya. Manuel Godoy. Real
Academia de San Fernando, Madrid
Estudios
más recientes esgrimen la siguiente hipótesis sobre la dama en cuestión. Se
supone que La Maja Desnuda fue
realizada a solicitud de Manuel Godoy, por entonces el hombre más poderoso de
España. Solo el rey, Carlos IV, estaba por encima de él, o no tanto, ya que
siempre se comentó que el tal Godoy era también el amante de María Luisa, la
esposa del monarca, hombre de carácter débil y voluntad mínima. Seguramente
esta dama debió ser muy fogosa en el lecho para atraer a Godoy, ya que si nos
atenemos a la despiadada descripción que hace Goya en su famoso cuadro de La Familia de Carlos IV, la reina exhibe
un rostro vulgar y carente de belleza. Sin embargo, las apariencias engañan ya
que detrás de esa imagen María Luisa poseía ambición de poder, era intrigante y
ejercía enorme influencia sobre su cornudo esposo. Ella contribuyó en gran
medida al meteórico ascenso de Godoy al poder.
Goya . La Familia de Carlos IV. En un primer plano el rey cargado de
medallas y a su derecha la reina María Luisa. El segundo de la izquierda es
Fernando que ascenderá al trono como Fernando VII. El resto son hijos y hermanos
de los reyes.
En
la vida de Godoy, además de su esposa María Teresa de Borbón y de la reina, existía otra
mujer y sin duda la más deseada por su belleza. Estamos hablando de Josefa
Francisca de Paula de Tudó, o simplemente Josefa o Pepita como la llamaba el
pueblo. De familia de buena posición, cuando murió el padre, Pepita y sus hermanas
quedaron bajo la protección del superministro quien pronto sucumbió a la seducción
y encantos de Pepita. Solía llevarla a las reuniones oficiales y resultaba
impactante y desconcertante ver en los banquetes sentada a la derecha de Godoy a
María Teresa de Borbón cabizbaja y resignada y a su izquierda, la amante, la
bella Pepita, alegre, despreocupada y segura de sí misma.
Josefa Francisca de Paula
Tudó (Pepita)
Aparentemente,
y esto no está confirmado, alrededor de 1799 Godoy convocó a Goya y le solicitó
que hiciera un retrato de su amante. Aquí se desmoronaría uno de los mitos
referentes a esta obra, no fue la duquesa de Alba la que posó y esto se
evidencia también porque su rostro, pintado por Goya en posteriores ocasiones,
no se parece al de La Maja Desnuda,
pero sí al de Pepita. Es probable que el mismo Godoy fue quien sugirió que Pepita
posara desnuda y decimos esto porque no estaba entre las costumbres de Goya
pintar desnudos. En realidad era una rareza entre los artistas españoles y el
único antecedente era la Venus del Espejo
de Velázquez, que justamente se encontraba en poder de Godoy en un salón
especial.
Que
no hubiera desnudos en el arte español se lo debemos a la Inquisición, temible
organismo que cercenaba las libertades y del que no escapaban ni el arte ni la
literatura. Si Goya se animó a pintar a Pepita exponiendo sus atributos y desafiando
a la Inquisición fue porque, en aquel entonces, Godoy era todopoderoso y no se
le podía negar un pedido que era prácticamente una orden.
Ahora
bien, en la historia de la pintura antes de Goya abundaban los desnudos, pero
en su mayoría eran figuras de la mitología que prácticamente carecían de
erotismo. No así La Maja Desnuda, que
nos revela una mujer en cueros y salvo el detalle de que sus senos están un
poco separados, nos ofrece un cuerpo perfecto desprovisto de todo misticismo.
El rostro muestra una mirada seductora y los labios se arquean en una leve y provocativa
sonrisa. Los brazos detrás de la nuca refuerzan la sensación de querer ser
poseída.
Goya . La Maja Desnuda. Museo Del Prado
Todo
un desafío para la época y para colmo en España. Un dato interesante consiste
en que por primera vez en la historia de los desnudos, el artista se detuvo
para mostrar el vello púbico de la modelo, detalle que fue muy mal visto por la
Inquisición, como si las mujeres debieran ser totalmente lampiñas.
La Maja Desnuda
junto con la versión vestida, exactamente igual, pero con ropa, se incorporó a
la sala de Godoy haciendo compañía a la Venus
ante el espejo de Velázquez.
Goya gozó de un período de paz, sin ser
molestado por la Inquisición, porque los aires de la Revolución Francesa que
ingresaron violentamente en España con la invasión napoleónica, borraron
temporalmente a esta odiosa institución y liberaron de sus mazmorras a los
harapientos y torturados prisioneros que después de años alcanzaron a ver la
luz del sol.
Cuando
el pueblo español se levantó contra los franceses, también se encarnizó con
Godoy, su palacio de Aranjuez fue asaltado y sometido a pillaje y las obras de
arte, entre ellas las dos majas, terminaron recalando en el Depósito General de
Secuestros de la calle Alcalá en Madrid. Los acontecimientos sobrepasaron la
paciencia de María Teresa, quien cansada de su humillante posición abandonó a
Godoy, mientras éste, liberado de su esposa, marchó al extranjero con Pepita.
Un
año después y con la derrota de Napoleón regresó Fernando VII del exilio,
quizás el peor rey que tuvo España en la historia de su decadente monarquía. En
cuanto llegó abolió inmediatamente la Constitución de Cádiz que tenía muchas
ideas de la Revolución Francesa y con él regresó la tiranía y de su mano la
Inquisición. Ambas majas, junto con la Venus de Velázquez, fueron depositadas en
dependencias de este tribunal en noviembre de 1814.
Goya fue citado a declarar
ante el “Santo Oficio” sobre la autoría de los cuadros y el propósito por el cual
las había pintado. Lo salvaron sus amistades
y el propio Fernando VII que en una ocasión se dejó retratar por el artista. De
esta manera eludió las oscuras celdas de la Inquisición y logró que para bien
del arte y de la posteridad, las majas no fueran quemadas. Los años que
siguieron fueron un período de gran productividad de Goya que incluye la serie
de pinturas negras, una notable revolución en el arte pictórico.
Las dos majas
permanecieron en manos de Torquemada y sus sucesores durante 22 años y de allí
pasaron a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hasta que en 1901
les llegó la absolución o el rescate y pudieron ingresar triunfantes al Museo
del Prado.
Desde entonces cada día, turistas, amantes del arte y curiosos se
apiñan para contemplarlas donde ocupan toda la pared de una sala, pero sin duda
la que logra la mayor atracción es La
Maja Desnuda que parece decirle al observador “ven, soy toda tuya”.
Jean-Francois
Chabrun. Goya. London Thames and Hudson, London 1965.
Francisco de
Goya y Lucientes. Museo del Prado 200 años. http://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/historia-moderna/quien-era-maja-desnuda, bajado el
02/06/2018.
Ainger Daoiz Velarde.
Pepita Tudó. La musa escondida en un lecho olvidado. Recuerdos de la Historia.
09,04,2016.
Edmundo Fayanas Escuer.
Carlo IV, el rey cornudo. Nuevatribuna.es, 07/03/2015.
¿Quién era la Maja
Desnuda? Historia de Iberia Vieja, 22/12/2016.
Fascinante historia, Ricardo. Gracias por mandar
ResponderEliminarMuchas gracias" AMIGAZO ", ES REALMENTE HERMOSO.
ResponderEliminarQué buena historia, gracias Ricardo!
ResponderEliminarCoincido totalmente con tu descripción.
ResponderEliminarTe felicito.