Liga Patriótica
Esta
organización se empezó a gestar como consecuencia de los disturbios obreros que
culminaron en la Semana Trágica en enero de 1919 bajo el gobierno de Hipólito
Yrigoyen. El objetivo de sus integrantes fue crear una guardia cívica que
cooperara con las autoridades en el mantenimiento del orden público. En su
manifiesto señalaban "que la
civilización nacional engendró la Liga Patriótica Argentina, que nació para
reunir a todos los hombres sanos y enérgicos con el fin de colaborar con la
autoridad para mantener el orden y vigorizar los sentimientos esenciales del
alma nacional, que por lo eterno funda la patria".
Emblema de la Liga patriótica
El contenido del manifiesto ya demostraba varios
aspectos negativos, por un lado engreimiento y arrogancia de ser los elegidos por el destino: “hombres sanos y
enérgicos”, en forma velada señalaban que serían un grupo de choque y de violencia
al agregar: “colaborar con la autoridad para mantener el orden”, y finalmente
un objetivo oscuro e indefinido: “vigorizar los sentimientos esenciales del
alma nacional”, un frase bonita que no significa nada.
Los
voluntarios se inscribían en las comisarías y en el Centro Naval, porque el
cerebro original de este engendro fue el almirante Domecq García, quien luego
cedió el lugar a Manuel Carlés. La adhesión convocó a sacerdotes,
intelectuales, industriales, militares, empresarios y políticos, que vieron en
su propuesta nacionalista la posibilidad de frenar la conflictividad reinante,
atribuida al avance de "ideologías extrañas."
Almirante Domecq García
Entre
sus primeros integrantes figuraban Joaquín Anchorena, Estanislao Zeballos,
Vicente Gallo, Monseñor D’ Andrea, Manuel De Iriondo y Manuel Carlés que fue su
presidente.
El
diagnóstico que hacían de la realidad social argentina los llevaba a afirmar
que el grado de impunidad existente provenía de la decadencia de los principios
de autoridad, responsabilizando al gobierno de Yrigoyen por la pasividad y
permisividad demostrada frente al desarrollo de actividades de los
"elementos ácratas."
En
la práctica, la liga fue un grupo sectario e intolerante con los que pensaban
de manera diferente a ellos y se fijaron como meta combatir a todos los que
atentaran “contra la moral de la
familia fundada en el matrimonio, contra
la constitución fundada en el respeto a la autoridad, en la inviolabilidad de
la propiedad y en el ejercicio de la república”. Muy pocos
quedaban a salvo de su accionar ya que consideraban enemigos de la sociedad y
de la institución: al anarquismo, al
sindicalismo y al socialismo, pero como si estos fueran pocos, también entraron
en la misma bolsa los indiferentes, los anormales, los envidiosos y haraganes,
los inmorales sin patria, los agitadores sin oficio y los enemigos sin ideas.
Más simple era decir quienes estaban excluidos de la mano redentora y
justiciera de la liga: los católicos de buena posición social y de ideas
conservadoras.
El
método que más utilizaron fue el uso de la violencia en las huelgas, donde
siempre encontraban motivos para justificar su accionar. Con la connivencia del
Ejército, la tolerancia y casi beneplácito del gobierno de Yrigoyen, quien pagaría caro esta pasividad, la
colaboración de la policía y la aprobación de la jerarquía Eclesiástica, la
Liga consideró que sus actos estaban legitimados y que podía prescindir de las
leyes y de las instituciones republicanas. Todo aquél que no tuviera devoción
por Dios y por la Patria y no obedeciera al orden legal ni a las jerarquías
sociales se convirtió en su enemigo.
El arzobispo de Buenos Aires
junto con el Nuncio Apostólico y con Manuel Carlés en un acto de la Liga
Patriótica
El
Diputado socialista Nicolás Repetto la denunció en el Congreso como una
organización paramilitar estrechamente conectada con el Ejército. "Durante
la Semana Trágica —dice Marysa Navarro Gerassi en 'Los nacionalistas'— los
miembros de la Liga llevaron a cabo los primeros pogroms en la Argentina. Los
autotitulados patriotas, buscando proteger a la Nación frente a una
conspiración rusa, e identificando a judíos con rusos, invadieron el barrio
judío, matando y maltratando a la población aterrorizada."
En julio de
1923, la Liga propició en el teatro Coliseo, las cuatro conferencias donde
Leopoldo Lugones dictó las nueve bases: "Italia acaba de enseñarnos, bajo
la heroica reacción fascista encabezada por el admirable Mussolini, cuál debe
ser el camino a seguir...". Un año después, en diciembre de 1924, el mismo
Lugones proclamó: "Yo quiero arriesgar algo que cuesta mucho decir en
estos tiempos de paradoja libertaria y de fracasada, bien que audaz, ideología:
ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada". Con sus
discursos, Lugones estaba legitimando el golpe militar que años después
derrocaría a Yrigoyen.
La
ideología de la Liga se emparentaba con lo más reaccionario de la derecha católica
argentina y preanunció los que serían los elementos fundamentales del
nacionalismo elitista argentino: autoritarismo, rechazo a la inmigración
extranjera, antisemitismo, admiración por las fuerzas armadas, patriotismo
fanatizado, anticomunismo. Sus ataques incluyeron barrios obreros y la quema de
bibliotecas populares, sindicatos e imprentas.
La
Liga se mantenía con importantes donaciones otorgadas por "las mejores
familias", cuyos jóvenes integraban, manejando los coches de papá, los
grupos de choque. El entrenamiento lo daban militares de alta graduación y el
“auxilio espiritual” de miembros de la jerarquía eclesiástica. De más está
decir que los diarios La Nación y La Prensa miraron con simpatía a estos
elementos, porque muchos de ellos provenían de la rancia oligarquía.
Niños bien de la Liga Patriótica
Cuando vino
el golpe militar de Uriburu, la Liga participó en forma activa y lentamente se
fue desintegrando. El nuevo gobierno militar que tenía la misma ideología, hizo
que las actividades de la Liga ya no fueran necesarias, ahora estaban
legitimadas desde el poder.
El legado de
la Liga Patriótica fue recogido décadas después por el ultracatólico Beccar
Varela quien fundó “Tradición, Patria y Propiedad un movimiento ultramontano,
descolocado en el tiempo, amante de estandartes escudos y blasones,
afortunadamente inofensivo y actualmente extinguido.
El Grupo Azcuénaga.
La causa del Ingenio Ledesma incorporó una nueva prueba: el certificado del
registro de propiedad de un petit hotel de la calle Azcuénaga 1673, en la
Ciudad de Buenos Aires que dio nombre al llamado Grupo Azcuénaga, creado en
1973.
La residencia perteneció a Carlos Pedro Blaquier procesado por la matanza
de obreros en su empresa azucarera.
La causa Blaquier puso en evidencia al Grupo Azcuénaga y al grupo Perriaux. Sus
historias fueron reconstruidas, entre otros, por Vicente Muleiro en su libro
fundacional 1976: El golpe civil.
Quienes aparecen en ambos grupos son funcionarios de las distintas
dictaduras o empresarios que integraron grupos de lobby antes y después del
golpe de marzo de 1976. Estos civiles son los mismos que protagonizaron el
proceso de la deuda externa y los que, a la hora presente, están ligados al
último canje de deuda y a los litigios con los fondos buitre.
El Grupo Azcuénaga se conformó en 1973 con el gorilaje desorientado tras el
rotundo triunfo del peronismo. Uno de los contertulios era Jaime Perriaux, que
formó la pata civil del videlismo con eje en José Alfredo Martínez de Hoz y la
participación de Mario Cadenas Madariaga, Horacio García Belsunce (padre),
Guillermo Zubarán, Enrique Loncan, Armando Braun y Jorge Zorreguieta (padre de
Máxima), en representación de la Sociedad Rural Argentina.
Jorge Zorreguieta como secretario de
Agricultura y Ganadería junto con el general Jorge Rafael Videla
Perriaux era abogado y fue ministro de Justicia de Levingston en 1970 y
1971, de Lanusse entre 1971 y 1973 y creador de la Cámara Federal en lo Penal,
el “Camarón”, para perseguir a la oposición política, ya bajo la figura de la
“subversión”. Amigo de José Alfredo Martínez de Hoz, fue además una figura
clave en los acuerdos y consensos políticos entre los sectores de la derecha y
el ala militar videlista antes del golpe.
Esta estructura tuvo enorme actividad en las políticas de
desgaste sobre el gobierno peronista impulsadas desde las organizaciones
empresarias, los lock-outs patronales, la construcción de consensos o la
legitimación del golpe de Estado desde las usinas políticas y sobre todo desde
los medios de comunicación.
Para este grupo, la decadencia del país comenzó con el voto universal de la
Ley Sáenz Peña. El punto central
estaba dado por la participación de las masas en política, al punto que el
accionar masivo era utilizado como factor explicativo de la decadencia
nacional. Fuertemente anclada en su particular interpretación de la concepción
orteguiana sobre las sociedades de masas. El populismo, y dentro de él el
peronismo como expresión paroxística, era entendido como el fenómeno que
posibilitaba el ingreso del temido comunismo.
Esta estrategia discursiva erige un hombre-masa, carente de individualidad
y perteneciente a un colectivo amorfo; reemplaza al pueblo por la multitud, y
postula en su reemplazo a minorías elitistas, que no son otra cosa que los
grupos de poder, que actúan para su propio beneficio.
Actualmente, ante las derrotas en
diferentes provincias, volvieron a resurgir los voceros que añoran el voto
calificado y señalan que a las masas se las compra con dádivas. Sin embargo,
todos conocemos a personas con niveles de educación terciaria que decidieron
votar a Macri porque les arregló la vereda o decoró la plaza frente a la cual
viven, una visión individualista y microscópica, mucho más primitiva que quienes votan por el FPV porque se pudo jubilar o su hijo tiene una computadora o pudo
adquirir una vivienda, por mencionar algunos de los numerosos beneficios
sociales del kirchnerismo.
La
Liga Patriótica Argentina. Abuelas de Plaza de Mayo. http://www.elortiba.org/liga.html
La
Liga Patriótica, asesina. El Historiador. http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/primeros_gobiernos_radicales/la_liga_patriotica_asesina.php
Marcelo
Larraquy. Marcados a Fuego. La violencia en la historia argentina. De Yrigoyen
a Perón (1890-1945) Editorial Aguilar. Urugya, 2009.
Mirta
Moscatelli. La Liga Patriótica Argentina Una
propuesta nacionalista frente a la conflictividad social de la década de
1920. https://es.scribd.com/doc/205538157/La-Liga-Patriotica-Argentina-A1a
Alejandra Dandan. Un petit
hotel para la usina civil del golpe de Estado
Página 12,
26,08,2013
Martín A. Vicente. El caso del grupo Azcuénaga. KAIROS. Revista de Temas
Sociales. Proyecto Culturas Juveniles. Publicación de la Universidad Nacional
de San Luís ISSN 1514-9331. URL: http://www.revistakairos.org
ResponderEliminarLa Liga Patriótica fue tomada como antecedente e inspiradora de la "Triple A" según declaraciones de militares que no estuvieron con el golpe de 1976.
Otra organización más remota que la tomó como ejemplo fue la Alianza Restauradora Nacionalista.Bueno como siempre Ricardo. Abrazo
La violencia estuvo siempre del lado de la derecha
ResponderEliminarEl proyecto de Massa de involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico es una locura. Estas instituciones apenas están capacitadas para enfrentar a un enemigo externo, como ya se demostró en Malvinas, menos aún contra la telaraña infernal del narcotráfico que tiene comprados a jueces, políticos, gobernantes (como Massa) y que disponen de mucho dinero. En México y otros países de América latina donde aplicaron ese método, fracasaron totalmente y solo lograron que aumente el número de asesinatos relacionados con la droga.
ResponderEliminarSeguramente Massa estaría de acuerdo en una Liga Patriótica contra el narcotráfico.
En lugar de culpar a las villas que se limitan al menudeo, que investigue en su territorio, en Nordelta donde están los cabecillas y no se haga el distraído.