El vagabundo solitario
El
hombre se desplaza por la calle sin un patrón fijo de marcha, por momentos
camina casi corriendo, o se detiene un instante y luego retoma el andar
intercalado con saltos. No parece tener un destino fijo y se encuentra
totalmente sumergido en su mundo interior, algunos transeúntes se detienen un
instante a mirarlo, pero él ni se percata de que es observado. Continuamente
balbucea frases sin sentido y neologismos que repite como una letanía. Tiene
alrededor de 35 años, aunque parece más y el desaliño de su vestimenta acentúa su aspecto algo envejecido. Lleva un
cigarrillo en la boca, que está apagado porque llueve intensamente, pero para él
es lo mismo que si hubiera un sol radiante.
De
pronto se detiene bruscamente ante la vidriera de un bar con un cartel de neón
que dice Riccardo. Adentro hay gente
bebiendo y cantando, pero él mira hipnotizado el piano donde un intérprete está
tocando una melodía popular que es coreada por los parroquianos. El hombre
entra chorreando agua y su aspecto de vagabundo produce curiosidad y silencio
en el grupo que lo observa con cierto grado de rechazo. Pide tocar, algunos se
ríen, hay gestos de preocupación y desagrado, pero el hombre comienza a
desgranar exquisitas melodías, pasando por música popular seguida de clásica.
Se lo ve inmensamente feliz, hacía años que no acariciaba un piano Se llama
David Helfgott y es quizás el mejor pianista de Australia y uno de los más
destacados intérpretes de los conciertos del romanticismo, pero también está loco.
Geoffrey Rush en el
brillante papel del pianista. Película australiana producida en 1996 bajo la
dirección de Scott Hicks
Un talento brillante
David
Helfgott nació en Melbourne en 1947 y era hijo de un matrimonio de inmigrantes
judíos polacos que al poco tiempo se trasladaron a la ciudad de Perth en el
extremo occidental de Australia. Se lo puede catalogar como niño prodigio, ya
que desde la infancia mostró enorme facilidad para interpretar toda clase de
melodías en el piano, por el cual sentía verdadera pasión. Su padre, que sabía
de música le dio las primeras lecciones y lo estimuló en su formación
artística, pero fue un estímulo enfermizo y obsesivo que se alternaba con
gestos de cariño y elogios en algunos momentos y actitudes seductoras, amenazas
y golpes en otras ocasiones. Toda la familia estaba bajo el dominio de las
arbitrariedades y designios del señor Helfgott y sus deseos eran órdenes que se
debían cumplir inexorablemente. Se trataba de un grupo disfuncional que sin
duda contribuyó al trastorno mental que pronto se manifestaría en el joven
David.
El
padre consideraba que estaba calificado para darle la formación artística
necesaria, pero el niño hacía tiempo que lo había superado en técnica y
conocimiento hasta que finalmente a regañadientes dejó que continuara sus
lecciones con Alice Carrard. Esta destacada pianista de origen húngaro, que en
su país natal fue discípula de Bela Bartok, manifestó años después que David
fue el alumno más brillante que pasó por sus clases.
Katharine Susannah Prichard
(1883-1969).
Es
a comienzos de la adolescencia de David en que aparece en su vida una mujer ya
octogenaria que sería su apoyo espiritual y económico. Katharine Susannah
Prichard fue la primera novelista australiana cuya fama trascendió las
fronteras de su país. Mujer activa y militante, cofundadora del partido
comunista australiano, y luchadora por los derechos de la mujer, encontró en
David una nueva causa que estimularía su espíritu en los años que le quedaban
de vida. Ella, junto con la comunidad musical australiana, liderada por el
periodista de Perth, James Penberthy, recaudaron dinero para que David fuera a Inglaterra
a perfeccionarse.
Ascenso y caída
Con
Alice Carrard, David realizó un salto cualitativo en su técnica y dominio del
instrumento que le permitió ganar por 6 veces el concurso que realizaba la ABC Instrumental and Vocal Competition. Pronto concitó la atención de grandes intérpretes como Daniel Barenboim,
Julius Katchen y Talas Vassary. El consagrado violinista Isaac Stern quedó tan
impresionado con el talento de aquel joven de sólo 14 años que lo recomendó al
profesor Cyril Smith del Royal College of
Music en Londres. David prácticamente se escapó de la casa y con la ayuda
de su protectora Katharine llegó finalmente a Londres. Poco tiempo más tarde,
Cyril Smith escribió lo siguiente respecto de su joven alumno: “Cuando interpreta los estilos románticos y
virtuosos de obras como las de Liszt y Rachmaninov, su
talento alcanza el umbral de la genialidad con temperamento y técnicas que me
recuerdan al gran Vladimir Horowitz.” También manifestó que fue el estudiante más
brillante que tuvo en sus 25 años de enseñanza del arte y dominio del piano.
El imponente
edifico del Royal College of Music de Londres
Durante su estadía en el Royal College of
Music, David ganó varios premios, pero su interpretación más exitosa fue
cuando se presentó en público en el Albert Hall de Londres donde tocó el
concierto número 3 de Rachmaninov. Esta obra se
considera una de las
piezas más difíciles del repertorio pianístico por la complejidad de su técnica
con un finale que pone a prueba el talento de los grandes intérpretes,
quienes quedan exhaustos después de los 40 minutos que insume su ejecución.
David la interpretó magníficamente y fue ovacionado por la audiencia y los
diarios londinenses empezaron a elogiar a la nueva estrella de la música. El
concierto número 3 de Rachmaninov se convertiría en el caballo de batalla de
David y es difícil encontrar en la historia de la música algún otro virtuoso,
si es que lo hubo, que lo haya superado en interpretación.
Sin embargo, el trastorno mental de David,
catalogado posteriormente como esquizofrenia, quizás en parte debido a las
exigencias a que estaba sometido como intérprete, comenzó a manifestarse con
comportamientos atípicos como el descuido
en su aspecto personal, falta de aseo y frases incoherentes repetidas en forma
incesante. Otro factor desencadenante pudo haber sido
la muerte de su protectora Katharine, con quién David se carteaba regularmente,
ya que había venido a ocupar el lugar de su inoperante y dominada madre. Cuando
recibió la noticia de su muerte, la salud mental del joven empeoró y tuvo que regresar a Perth.
Comenzó un período de hospitalizaciones y
tratamientos donde la peor crisis para David fue la pérdida de su música
interior. Cuando la recuperó fue como si una niebla se hubiera levantado “pude
escucharla nuevamente, sentí que sobrevivía”, fueron sus palabras.
Historia con
final feliz
David gozó de períodos de libertad fuera de las
instituciones mentales y en una de sus andanzas erráticas por las calles de
Perth fue que se introdujo en el bar Riccardo y aquí volvemos al lugar
donde comenzó esta historia. El dueño del bar era médico, el doctor Chris
Reynolds, quién consideró que David estaba malgastando su tiempo y su enorme
talento tocando en su local y decidió reintroducirlo al gran mundo de la
música.
David Helfgott (1947-)
En este aspecto colaboró mucho Gillian Murray,
una astróloga que le brindó apoyo y afecto y que pronto se convirtió en su
esposa. Ella y el promotor artístico Mike Parry devolvieron a David a los
escenarios. Es probable que estas personas, especialmente el afecto de su mujer
y la posibilidad de volver a tocar, influyeran más en la recuperación de su
salud mental que los antipsicóticos y electroshocks que recibió durante sus
internaciones.
Reanudó su carrera con recitales exitosos en los
teatros de Australia y de allí saltó a Europa, Asia, África, Japón, Estados
Unidos y Nueva Zelanda. En 1997 volvió a tocar en el Royal Albert Hall
de Londres, donde el público volvió a ovacionarlo como en su primera aparición
a los 20 años. Sus favoritos son los románticos rusos como Mussorgski, Rachmaninov,
Rimski-Kórsakov y Tchaicovsky, pero también interpretó a Chopin,
Franz Liszt, Schumann y Mozart.
Este extraordinario artista continúa ofreciendo
recitales y afirmando la tenacidad del espíritu humano, y por sobre todo, brindando el mensaje positivo de que la esquizofrenia
se puede sobrellevar y realizar actividades tan elaboradas como mantenerse en
la cumbre del arte de la música. David
Helfgott reside actualmente en Happy Valley, Nueva Gales del Sur, en
compañía de su esposa Gillian y el cariño de sus admiradores.
David Helfgott y su esposa Gillian.
Para conocer más sobre David Helfgott
Film: Shine (Claroscuro) 1997. Dirigida
por Scott Hicks.
Protagonistas
Geoffrey Rush, Chris Haywood, Armin Mueller-Stahl.
Helfgott Margaret. Out of tune. David Helfgott and the Myth of Shine.
New York Warner Books 1998.
Muy buena nota, me dieron ganas de ver la película Claroscuro nuevamente
ResponderEliminarestimado Ricardo, las noticias serán cada vez mejores. como dice un periodista amigo mio "el pueblo no se suicida", ese es el motivo por lo que la "opo" esta tan desesperada. por supuesto hay que estar atento porque son capaces de cualquier cosa al ver que todo lo que supusieron se les escapa entre los dedos. cariños cristina deluca
ResponderEliminarexcelente nota Ricardo, comparto en redes sociales!
ResponderEliminar“Precisamente esta tarde pensé que no cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas. No es como la muerte, comprendes; no es un absurdo total como la muerte o la parálisis o la ceguera. Entre nosotros hay algunos que se hacen los locos por pura nostalgia, por provocación; a veces, a fuerza de fingir…Pero no lo conseguirán.”
ResponderEliminarJULIO CORTÁZAR
Ayer entregaron a los ganadores de Tucuman los diplomas. Los perdedores no asistieron, falta de nobleza y 0 de grandeza. Cano se quedó en su casa mascullando su rencor y su mezquindad
ResponderEliminarExcelente biografía de este gran artista. Gracias por mandar, Ricardo.
ResponderEliminarSaludos
- Señor, necesito comprar 500 dólares, ¿a cuanto me los vende?
ResponderEliminar- Disculpe pero yo soy Macri el candidato del PRO
-Perdone, pero como usted está diciendo cambio, cambio, cambio todo el tiempo, pensé que era un arbolito