En Argentina
la palabra Kohinoor se asocia a una marca de electrodomésticos, en el resto del
mundo es el nombre que posee el más famoso y preciado de los diamantes. Un
diamante es un trozo de carbón que sufrió presiones y temperaturas extremas dentro
de la corteza terrestre hasta convertirlo en el material más duro de la
naturaleza y también en el más preciado.
En el mercado de estas joyas, se lo
evalúa de acuerdo a 4 criterios que son las cuatro “C”: corte que es el número
de caras y ángulos realizadas por un experto en tallado; carat que refiere al
peso del diamante; claridad o pureza y finalmente color.
El diamante Koh-i-Noor
El Koh-i-Noor cumple con creces estos cuatro requisitos
y añade un quinto: su riquísima historia que lo torna aún más valioso. La
leyenda dice que al diamante se lo conoce desde hace cinco mil años, pero hay
un extenso período que se pierde en la noche de los tiempos y recién a partir
del siglo XVI los registros permiten trazar su recorrido cuando el conquistador
indio Babur lo tuvo en su poder. De allí pasó a integrar la corona, el cetro o
el trono de diferentes gobernantes indúes y persas, después de cruentas luchas,
donde el poseedor del diamante solía morir asesinado.
Esto dio origen al
maleficio de que el Koh-i-noor causaba la muerte de su dueño y sólo podían
usarlo las mujeres, porque según la leyenda "Quién use el diamante,
dominará el mundo, pero también conocerá todas las desgracias. Solo Dios, o una
mujer, pueden usarlo impunemente”.
El Taj Mahal
En el siglo
XVII, el diamante adornó el trono del Maharaja hindú Shah Jahan, un amante de
llevar a cabo grandes construcciones, entre ellas una de las bellezas
arquitectónicas más famosa de la humanidad, que es el Taj Mahal. Situado en la
ciudad de Agra, el imponente y bellísimo conjunto, es en realidad un mausoleo
en memoria de la esposa de Shah Jahan, fallecida durante el parto de su
decimocuarto hijo. Al enfermar Shah Jahan, sus hijos libraron una lucha
fratricida por el poder y el mayor de todos, después de ejecutar a sus hermanos
encerró a su padre en una celda hasta el día de su muerte.
El Maharaja Shah Jahan y su esposa Mumtaz Mahal
Cuando el
rey persa Nadir Shah, un bandolero devenido en emperador, conquistó parte de la
India, también se apoderó del diamante al cual bautizó en 1739 con el nombre de
Koh-i-Noor que significa Montaña de luz.
En los últimos años de su reinado, Nadir Shah se convirtió en un tirano
sanguinario y terminó asesinado por sus propios soldados, confirmándose el
maleficio sobre quienes poseían el diamante.
Finalmente
en 1849 llegaron los ingleses, quienes después de conquistar Punjab y el resto
del territorio de la India, se apoderaron del Koh-i-Noor y un año más tarde, la
Compañía Inglesa del Este de la India se lo donó como botín de guerra a la
Reina Victoria, a quién Disraeli nombró Emperatriz de la India. Albert, el
príncipe consorte lo mandó tallar y desde entonces adorna la corona junto con
otros 2000 diamantes mucho más pequeños.
La corona de los reyes de Inglaterra, usada solo por
las reinas
Si en algo
los ingleses son muy respetuosos es en el tema de leyendas y tradiciones,
especialmente si están asociadas con algún vaticinio nefasto. Tenemos como
ejemplos los cuervos de la Torre de Londres que mientras vivan perdurará la
monarquía y la misma leyenda les cabe a los monos de la especie de los macacos,
que retozan entre rocas y arbustos del Peñón de Gibraltar. ¡Pobre del que se
atreva a causarles algún daño! Por lo tanto, respetando el maleficio, la corona
con el Koh-i-noor, solamente es calzada en las cabezas de mujeres, empezando
por la propia Reina Victoria, seguida por la Reina Alexandra, esposa del
mujeriego Eduardo VII, después le tocó el turno a la Reina Isabel, esposa de
Jorge VI y finalmente se la puso durante su coronación, la aparentemente
inmortal Isabel II quién posó ante las cámaras junto con doce presidentes de
Estados Unidos, siete de los cuales yacen bajo tierra.
Isabel II el día de su coronación junto a su esposo
Recientemente,
el Primer Ministro inglés Cameron, visitó la India con el objeto de pedir
disculpas (un poco tardías), por la masacre de 379 civiles asesinados en abril
de 1919, que protestaron contra la dominación inglesa. Siguiendo el ritual, Cameron
con gesto humilde se descalzó, se cubrió la cabeza con un paño de terciopelo e
ingresó al templo, pero cuando los hindúes le pidieron que devuelva el
Koh-i-noor, su rostro se tornó grave y se limitó a exclamar “no miremos el
pasado, fijémonos en el futuro”.
El Primer Ministro Cameron en India
Los ingleses (ni ningún otro país de Europa), nunca fueron proclives a devolver por las buenas lo que sustrajeron por las
malas o mediante artimañas. Debemos suponer por lo tanto, que el Koh-i-noor,
seguirá formando parte de la larga lista que incluye los frisos del Partenón y
la Piedra de Rosetta. El Koh-i-noor se puede apreciar, después de pagar una
módica suma, en el Museo de la Torre de Londres donde se encuentra con el resto
de las joyas de la monarquía inglesa. La piedra de Rosetta sustraída al
ejército de Napoleón después de su derrota en Egipto y los frisos del Partenón,
se encuentran en el British Museum donde se ingresa sin cargo.
Koh-i-nor. Enciclopaedia Britannica,
pag 931, tomo 6, Chicago 1995.
Camino Peláez de Luca. El Taj Mahal,
una bella historia de amor. Espinoso Rural. http://www.espinoso.org/biblioteca/tajmahal.htm
Helen Lawson. The Koh-i-noor diamond will stay in Britain,
says Cameron as he rules out returning gem to India on final day of visit. Mail
on line. 30/08/2014