El juez
Baltasar Garzón intentó juzgar los crímenes franquistas, lo que le valió una
campaña en contra que terminó con su cargo, porque la huella de aquella
dictadura está profundamente arraigada en la sociedad española.
Esta afrenta,
que sufrió uno de los mejores jueces que tenía España, fue compensada por
nuestro país y fundamentalmente por el gobierno de Cristina. Actualmente, Baltasar
Garzón está a cargo del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos
Humanos bajo el auspicio de Unesco y tendrá su despacho en el Espacio para la
Memoria, de la ex ESMA.
Juez Baltasar Garzón
Su intento
de dar una respuesta judicial a las víctimas de su propio país, como oportunamente
hizo con las argentinas y chilenas, recordemos que humilló la soberbia de
Pinochet, manteniéndolo varado en Londres durante varios días, fue el inicio de
una avanzada en su contra que terminó con su destitución. Por eso, Baltasar Garzón
dijo que con el fallo de la jueza María Servini de Cubría, que ordenó la
captura de cuatro ex policías españoles, “se abrió una puerta a la esperanza” y
que “el principio de jurisdicción universal es un reducto contra la impunidad”.
Jueza María Servini de Cubría
Sin embargo,
España se niega a saldar cuentas con su pasado. Si bien tres de los magistrados
del Tribunal Supremo Español, habían admitido que se trataba de crímenes de
lesa humanidad, e incluso de genocidio y que hubo juzgados que también los
calificaron de la misma forma, no se inició ninguna investigación. Por el
contrario, dicho tribunal, en marzo de 2012, dictó una resolución diciendo que
no podía investigarse ningún hecho criminal de este tipo porque había
prescripto mediante una ley de amnistía. Es decir, no le reconoció el carácter
de lesa humanidad.
De la
entrevista que la periodista Victoria Ginzberg le realizó a Baltasar Garzón surge
como explicación de que cuarenta años de dictadura pesan mucho y esto fue
seguido por una transición que se basó en el olvido y la impunidad, se miró
hacia adelante, se creyó que era más importante el futuro sin tener en cuenta
la reconstrucción del pasado y estableciendo oficialmente el olvido. Aspecto
que no pudo tocarse durante toda la democracia.
Arriba: antropólogos recuperando fósiles de
republicanos asesinados. Abajo: Mapa de España que señala las fosas localizadas
A partir del
2000, después de que se empezaron a encontrar fosas con los restos de fusilados
durante el franquismo, comenzaron los pedidos de los familiares de las víctimas
para que se inicie una investigación. Porque no hay, como ocurrió en la
Argentina, ni comisiones de la verdad, ni investigaciones judiciales ni de otro
tipo. No ha habido nada.
En
contrapartida, Baltasar Garzón manifestó que casi cotidianamente, observa desde
su despacho grupos de colegiales que vienen a recibir información sobre lo que
sucedió en la dictadura del Proceso. “Eso en España no ha existido”, manifestó
el juez, “tenemos un vacío tremendo y es difícil explicar por qué es así. Y cuando
se intentó hacer algo la respuesta fue brutal: cerrarlo, suspender al juez y
abrirle un procedimiento penal y finalmente decir nunca jamás se va a tocar
esto”.
Está por
arribar a España la visita del grupo de la ONU de detenciones masivas
arbitrarias y desapariciones forzadas de personas. Se van a entrevistar con el
gobierno, con fiscales, y Baltasar Garzón está planteando informarles para que
conozcan realmente el alcance de la impunidad de los crímenes franquistas que
están vivos al día de hoy. El Comité de Naciones Unidas de Desaparición Forzada
de Personas examina a España en noviembre, en Ginebra. Por lo tanto, la
resolución de la juez Servini de Cubría ha llegado en el momento adecuado
porque en España se ha iniciado la campaña a favor de la Comisión por la Verdad
y se va a recibir a la ONU. Todo ello contribuye y ya es reparador para las
víctimas.
El diario La
Nación, nos tiene acostumbrados a los dislates de sus editoriales como cuando
recibió con alegría la reactivación de la Cuarta Flota de Estados Unidos para
que ejerza su función de gendarme en el Atlántico Sur, o cuando amonestó al
gobierno, por “no honrar la deuda” con los fondos buitres. En su reciente
edición, mostró su indignación porque nos “asumimos como los justicieros del mundo,
buscando ser árbitros en uno de los mayores dramas que vivió nuestra querida
España”.
Acto seguido
señala que no se habla de los muertos por los republicanos, anarquistas y
comunistas y solo se habla de los asesinados por el franquismo. Este concepto
es uno de los típico sofismas a los que nos tiene acostumbrados el diario de
los Mitre. Nadie está hablando de los muertos durante la guerra civil, sino de los
miles que murieron después, en las cárceles y fusilados durante la dictadura
franquista. En contrapartida, la república del presidente Azaña, contra quién
Franco se levantó violando la constitución de su país, no mató a ningún
opositor.
Manuel Azaña (1880-1940), presidente de la república
por el voto popular. Francisco Franco (1892-1975) “caudillo de España por la
gracia de Dios”
El
diario La Nación, que cada vez se parece más al diario fascista ABC de España,
recibió alborozado la noticia de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional de
España sostuvo que las personas reclamadas por la jueza Servini de Cubría, están
amparadas por una ley de amnistía que data de 1977.
A
veces me pregunto por qué me tiene que sorprender este editorial cuando
históricamente, el periódico, sin dudarlo jamás, se puso siempre del lado de
las dictaduras.
En España son muchos los que
no piensan como el diario La Nación
Fuentes:
Victoria
Ginzberg. Entrevista al juez Baltasar Garzón. Página 12, 23/09/2013.
Improcedente
pretensión de jurisdicción universal. La Nación, 10/10/2013.
El mayor problema, si cabe llamarlo así, es el que plantean los muertos y desaparecidos, (obviamente muertos), que lo fueron a partir de febrero de 1939. Muertos en las cárceles, de pésimas condiciones de detención, fusilamientos y toda la gama de procedimientos de que se vale la represión exterminadora. Parece muy difícil establecer cifras, precisamente porque no hay datos estadísticos que no interesaba ni convenía registrar, y por lo tanto, las cifras varían según la ubicación ideológica de quien las proporciona. Sin embargo, ya casi no hay discusión sobre que la cantidad de tales crímenes cometidos en la paz, llegan a doscientos mil, a un promedio de cinco mil por año de ejercicio del poder por parte de quien recibió la bendición apostólica de Pío XII por haber "salvado" a España y a su Iglesia.
ResponderEliminarEsa masacre tenía que ser administrada prolijamente a través del ocultamiento que favorece el olvido y del remanido argumento de "mirar hacia delante" (para no encontrarme en las filas de atrás).
Los problemas no resueltos del pasado, los ocultamientos, los "de eso no se habla", en algún momento estallan, tanto sea en lo individual, familiar o en la sociedad.
El gobierno español, que no sabe ni dónde está parado, no va a facilitar la apertura de una investigación conflictiva que, además, va a alcanzar al Partido gobernante que no es más que la herencia del franquismo, envuelta en piel de cordero.
ResponderEliminarLamentablemente, el momento mundial tampoco ayuda, porque los pueblos parecen adormecidos, contemplando cóño se los despoja de derechos y beneficios, sin que atinen a reaccionar o terminen apoyando a quienes los despojan, como acaba de suceder en Alemania.
Pero, esto es lo que hay.
JC
buenisima como siempre, Ricardo, comparto en facebook
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