Cuando se habla de personas utilizadas
como conejillos de india, inmediatamente nos viene a la memoria el recuerdo del
médico nazi Josef Mengele y sus experimentos con prisioneros judíos. Se puede
decir que este es el ejemplo más perverso de la ciencia, en este caso la
medicina, sobre seres humanos. Sin alcanzar niveles tan siniestros, después de
la segunda Guerra Mundial hubo un auge de numerosos episodios, donde grupos de individuos
fueron manipulados bajo engaño para experimentar medicamentos, vacunas o la
transmisión de enfermedades.
Seguidamente se detallan los casos más resonantes,
hay muchos otros, pero no están incluidos por límites de espacio. Seguramente
también se llevaron a cabo experimentos que no fueron detectados y permanecen
en el anonimato. Varias de estas experiencias fueron patrocinadas por
organizaciones médicas de Estados Unidos, reconocidas por su prestigio y
rigurosidad para controlar estadísticas, proyectos y estudios científicos.
Los casos de la sífilis en
Alabama
Entre
1932 y 1972, se llevó a cabo en la pequeña ciudad de Tuskegee, pertenenciente al condado de Macom en Alabama, el llamado experimento de la sífilis. No fue un operativo realizado a escondidas, ya que tuvo la aprobación del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. El conductor e ideólogo del programa fue el investigador John Charles Cutler.
John Charles Cutler (1915-2003)
Se reclutaron 400 afroamericanos de baja condición socio
económica con sífilis, pero que ignoraban que la tenían, con el argumento de
que se les ofrecería tratamiento para la misma. Simultáneamente a varios
cientos de “voluntarios” sanos de la misma raza y condición social, se les
inyectó el Treponema palidum, la
bacteria causante de la enfermedad.
En
1928, el investigador inglés Alexander Fleming descubrió en su país la
penicilina, que ingresó al mercado a partir de 1946, pero los investigadores de
Tuskegee, le bloquearon al grupo bajo experimentación, la posibilidad de
recibir el antibiótico, porque el objetivo era evaluar la evolución natural de
la sífilis en el organismo. En 1972, el proyecto debió interrumpirse después
que se infiltró en la prensa información sobre las graves irregularidades de la
metodología empleada. Para entonces, solo 74 participantes habían sobrevivido,
40 mujeres habían sufrido el contagio de su pareja y 19 niños nacieron con sífilis
congénita y sus malformaciones.
El experimento se repite en
Guatemala
Entre
1946 y 1948 en Guatemala, John Charles Cutler el mismo médico que desarrolló
los experimentos en Tuskegee, infectó con la bacteria de la sífilis y de otras
enfermedades de transmisión sexual a prostitutas, a prisioneros, a pacientes
internados en asilos por trastornos mentales y a niños de orfanatos. La
inoculación se hacía realizando una escoriación en la piel y colocando sobre la
herida un cultivo del germen.
El estudio fue patrocinado por las siguientes
instituciones: Public Health Service,
National Institutes of Health (el famoso NIH), el Pan American Health Sanitary Bureau (que más tarde formó parte de
la OMS) y el gobierno de Guatemala conducido por la dictadura corrupta de Ponce
Vaides. Ya por entonces, la penicilina estaba disponible y como el objetivo del
estudio era ver la respuesta terapéutica, en esta ocasión las víctimas al menos
tuvieron el beneficio de recibir el antibiótico. Aproximadamente 700 personas
fueron infectadas de esta manera, de las cuales murieron 78.
El
crimen fue descubierto accidentalmente recién en 2010, por la historiadora Susan
Reverby hurgando en los archivos de la Universidad de Pittsburg. El diario The Guardian entrevistó algunas de las
víctimas sobrevivientes como Marta Orellana quién fue golpeada para que se
dejara infectar cuando apenas tenía 9 años. Poco después, la canciller Hillary
Clinton hizo una tardía y fútil disculpa ante el presidente de Guatemala Álvaro
Colom Caballeros.
El
estudio de paludismo de la Penitenciaría de Stateville
El Statevill Penitentiary Malaria Study, fue un ensayo científico para evaluar los efectos del paludismo
en los prisioneros de la Penitenciaría de Stateville en el estado de Illinois
que se inició en la década de 1940. El proyecto fue patrocinado por la Facultad
de Medicina de la Universidad de Chicago y la United States Army. Se extendió entre 1944 y 1946 y fue conducido
por el doctor Alf Alving, que se desempeñaba como profesor en dicha facultad.
A diferencia de los casos anteriores,
los prisioneros habían sido informados de las características del estudio y al
aceptar formar parte en el experimento podían tener una reducción de la pena.
Los participantes sirvieron como reservorios del microorganismo infectante, el
protozoario Plasmodium malarie.
Participaron 441 voluntarios.
Durante los juicios de Nuremberg, los
abogados defensores de los médicos nazis que experimentaron con los prisioneros
de los campos de concentración, usaron como alegato el argumento de que en las
prisiones de Estados Unidos se hacía lo mismo.
Implante de células cancerosas
In
1952, en la prisión estatal de Ohio, el investigador Chester Southam del Sloan-Kettering Institute, inyectó
células cancerígenas vivas a un grupo de prisioneros, la mitad de los cuales
eran afroamericanos. Los participantes fueron informados del procedimiento y se
les prometió en compensación una reducción de la condena.
Dr. Chester Southam
El objetivo del Dr.
Southam era averiguar si las células cancerígenas se multiplicaban y
desarrollaban el tumor en sujetos sanos. Para fortuna de los voluntarios, el
experimento demostró que el sistema inmunitario identifica a las células
cancerosas como elementos extraños y las destruye.
En
1963, el Dr. Southam intentó realizar una experiencia similar en el Jewish Chronic Disease Hospital de Nueva
York, pero fue denunciado por sus colegas por no haber informado a los
pacientes las características del experimento y tuvo que enfrentar un juicio ante
sus pares. Frente el jurado manifestó que sus experiencias estaban destinadas a
beneficiar a los enfermos con cáncer, pero no logró convencerlo y se le
suspendió la licencia de médico temporariamente. Dos años después la American Cancer Society lo eligió para
vicepresidente.
Fuentes:
Leonard, J. (N/A). Cancer Man
- The Government-Funded Cancer Injection Experiments of Chester M. Southam.
Retrieved from Winstonsmith: http://www.winstonsmith.net/
Telma Luzzani. Territorios
vigilados. Editorial Debate, Buenos Aires 2012.
Want to Know. Humans Used as Guinea Pigs By Government, Military, Business. http://www.wanttoknow.info/humanguineapigs
Un horror pero lamentablemente cierto.
ResponderEliminarLa industria farmacéutica no ha variado mucho sus métodos de estilo nazi.
Sobre el tema, muy interesante la película El jardinero fiel.
Gracias por la investigación de un problema tan importante.
Saludos
Hola Maxi:
Eliminary eso debe ser solo la punta del iceberg
Sin duda, y muchos médicos rasos o "de nota" están entongados por razones económicas o prebendas, no sólo en privado, lo que ya sería malo, sino anche en los Hospitales Públicos.
EliminarANONIMO RAFAEL PREGUNTALE A EL DR FERREIRA QUE DE ESTO SABE BASTANTE Y TE PUEDE ASESORAR
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