Mercedes Marcó del Pont, presidenta del Banco Central de la República Argentina, ocupó el último lugar de un ranking de banqueros elaborado por la revista estadounidense Global Finance. Según el criterio del periódico, esto significa que fue la peor administradora en el rubro bancos a nivel mundial.
Ahora bien, como las reglas del mercado que hoy en día hundieron a Europa, se rigen por el absurdo, podemos estar tranquilos. Medalla de oro para Mercedes por actuar en beneficio del país y no para las finanzas internacionales. Una conducta anticíclica ubicada en las antípodas de la gestión de los arrogantes Redrado y Prat Gay.
Martín Redrado y Alfonso Prat Gay
Con todo desparpajo quienes confeccionaron este ranking sostienen que Mercedes hizo una mala gestión por los siguientes motivos:
- demasiada dependencia del gobierno;
- incapacidad para reducir el gasto público;
- restricción del ingreso de inversiones financieras.
El Banco Mundial, el FMI y las bancas Lehman Brothers y Goldman Sachs consideran que en cada país, el Banco Central debe ser una entidad independiente, un estado dentro del Estado. Sus reservas son intocables, aunque el gobierno necesite una suma para una acción social que luego reintegrará. ¡Eso jamás, ni un centavo para la nación! Así le dijo Redrado a Cristina en 2010 y estas fueron sus últimas palabras en la institución antes de salir proyectado por la ventana.
La independencia de los bancos centrales que consagra Global Finance es parte de la matriz neoliberal que domina el diseño de los bancos centrales. “Habitualmente la independencia del Banco Central del gobierno implica su dependencia del sector financiero”, explica el economista postkeynesiano de la Universidad de Amherst, Gerald Epstein. Ver en El Mordaz Europa en su laberinto
La otra pretensión del mercado financiero es que la Argentina debe abrirse a las inversiones, pero no se refiere a las que se radican para generar producción y riqueza, sino a las especulativas que invierten en algún rubro que les conviene y después se retiran con ganancias, sin dejar ni fábricas ni bienes de utilidad para la sociedad.
Por eso es que nos otorgaron una puntuación de riesgo país peor que Grecia y España, que ya besaron la lona. Son los mismos entes que nos calificaron en 1999 como economía sólida y dos años después vino el estallido social con corralito, muertos y saqueos, como no había ocurrido nunca en la historia de Argentina.
¿Y por qué tenemos una mala puntuación, si habíamos cancelado la deuda con el FMI, pagamos la del corralito y la deuda externa se redujo a su mínima expresión?
Justamente por todo eso, ya que siguiendo el razonamiento por el absurdo, debemos endeudarnos con altos intereses para mantener a estas instituciones parásitas. Lo manifestó claramente y sin ruborizarse Prat Gay en un programa del monopolio mediático, cuando dijo que las deudas no se pagan con fondos propios sino con nuevos préstamos, o sea mayor endeudamiento. Sin duda este economista de la atomizada Coalición Cívica, es un fiel servidor del FMI.
El complejo Clarín, por motivos que afectan a su monopolio, y el diario La Nación, por su convicción neoliberal, se pusieron del lado del mensaje del Global Finance. También anunciaron con títulos catástrofe que Estados Unidos y Japón se quejaron ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) de que Argentina ponía trabas a sus productos.
En primer lugar, hoy día la OMC no tiene peso a nivel internacional, como para que el diario de los Mitre se rasgue las vestiduras. En segundo lugar, la queja de Estados Unidos carece de sustento ya que las ventas de Argentina a ese país bajaron el 2%, mientras que las importaciones subieron el 5%. Ya es de larga data que Argentina, el primer productor mundial de limones, no puede entrar ni una unidad al país del norte y lo mismo pasó en varias oportunidades con la carne. Nuestra balanza con Estados Unidos, hace tiempo que es deficitaria en varios miles de millones de dólares.
Mario Draghi Stanley Fischer
Volviendo al ranking de la revista Global Finance: ¡adivinen quién está entre los primeros!, pues Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo. Cuando Draghi fue vicepresidente de Goldman Sachs International, la compañía asesoró al ministro griego Kostas Karamanlis, sobre cómo ocultar la verdadera magnitud del déficit griego. Este fraude precipitó la crisis financiera que sufre Grecia.
El otro banquero instalado en el podio por Global Finance es Stanley Fischer, actual presidente del Banco de Israel. Nefasto personaje, que siendo vicepresidente del FMI, le sopló en el oído al ministro Cavallo que debía reducir los salarios un 12% y después vino la hecatombe.
Por lo tanto ¡chapeau para Mercedes por ser la última!
Fuentes consultadas
Global Finance’s World’s Fifty Safest Banks 2012. http://www.gfmag.com/tools/best-banks/11945-worlds-top-central-bankers2012.html#axzz24arWYXqH
Tomás Lukin. Diario Página 12; 24/08/2012
Cristian Carrillo. Diario Página 12; 24/08/2012
Silvia Pisani. Diario La Nación 21/08/2012