COMANDOS

Los comandos son tipos muy particulares; para ingresar en estos grupos hay que tener una psicopatología especial, empezando por una base de sadomasoquismo. Muchos de ellos, al momento de incorporarse al escuadrón de instrucción, eran seguramente miembros del Club del Rifle y durante la adolescencia sus ídolos era Superman o Robocop. El entrenamiento los obliga a sufrir situaciones absolutamente intolerables para cualquier individuo con raciocinio normal y deben pasar períodos en zonas inhóspitas al límite de la supervivencia.

Cuando egresan, el poco espacio de intelecto que almacenaban en el cerebro quedó reemplazado por odio y agresividad más el concepto de que el circunstancial enemigo es una simple cucaracha a la que hay que aplastar sin el menor sentimiento de culpa. Su principio es obedecer la orden sin análisis, sin cuestionamientos, por más aberrante que sea. Ya lo había señalado nuestro Rambo vernáculo ”La duda es la jactancia de los intelectuales”.

Su lenguaje simple, elemental y grosero, se circunscribe al último modelo de rifle automático, aventuras con mujeres, algún deporte favorito y anécdotas sobre combate y entrenamiento. El pensamiento abstracto es un don perdido después de meses de arrastrase por el barro, sumergirse en charcas hediondas, atravesar espinosos matorrales, comer gusanos, padecer frío y picaduras de insectos.

Son musculosos de cuello corto y ancho, mirada torva, pelo cortado al rape, tatuajes obscenos y andar bamboleante y lento. No conviene cruzarse en su camino porque están programados para no desviarse de su ruta y de un manotazo te hacen a un lado.

El genial Fontanarrosa los sintetizó con la maestría de su pluma en el conocido personaje de Booguie el aceitoso.

Uno de estos grupos, el Comando de Operaciones Especiales de la Marina (SEAL), es el que irrumpió en la casa donde se alojaba el líder de Al Qaida y lo ultimó junto con un hombre, una mujer y uno de los hijos de Ben Laden. Daños colaterales menores, registraron seguramente en el informe.

El presidente Obama se reunió con el grupo SEAL y lo felicitó por “la increíble capacidad, coraje, e inteligencia para lograr que el terrorista no vuelva a amenazarnos. Bien hecho”, agregó el Premio Nobel de la Paz, “decapitamos al monstruo y al final lo derrotaremos”

Los comandos asintieron satisfechos, en sus fojas de servicios se agregaba la muerte del ex socio y pieza clave de la CIA y del Pentágono en el conflicto contra la Unión Soviética por el control de Afganistán.

Seguramente ignoraban ese detalle y si lo sabían no tiene importancia, órdenes son órdenes y no se razonan, se cumplen. El grupo de gorilas llevó a cabo estupendamente la misión encomendada. Realmente es todo un privilegio pertenecer al SEAL.