Cerca del final de su gestión como jefe de la ciudad, Mauricio Macri ha perdido el 50% del electorado que tenía cuando asumió, pero aún conserva más del 30% de intención de voto, aunque siente en la nuca el aliento de Filmus y Pino Solanas. Indudablemente va a ser una segunda vuelta muy reñida.
Llama la atención que pese a su pobrísimo desempeño, Macri conserve ese porcentaje en lugar de un merecido 5 o 10%. La respuesta está en que La Nación y el monopolio Clarín lo protegen con la solicitud y abnegación de un prematuro en incubadora. Sobre sus desaciertos que son muchos, estos medios de información tienden un piadoso manto de silencio.
Nada dijeron que desde hace 2 meses el hospital Borda está sin gas, que en el Hospital de Niños los turnos para cirugía tienen demoras de 2 años y que el Hospital Rivadavia se cae a pedazos. Esta situación lamentable se puede hacer extensiva al ámbito de las escuelas públicas, porque Macri redujo el presupuesto en salud y educación, algo que jamás debería hacer un gobernante.
Tampoco los grandes medios hablaron de la irregular licitación de computadoras escolares que terminaron costando el triple de su verdadero valor. Posible gentileza de Macri ante el respaldo sostenido que viene recibiendo y recibirá de Clarín, ya que la firma adjudicada es una empresa del grupo de Magneto.
En contraposición debo señalar que no recuerdo en mis años de existencia, que no son pocos, un gobierno tan sistemática y rastreramente atacado por esos medios como el de la presidenta Cristina.
Sería fatigar al lector detallar la lista de desaciertos, incumplimientos e irregularidades de estos 4 años con Macri gobernando Buenos Aires. Sin mencionar su ausentismo en viajes al exterior y su afición por exhibirse con la farándula y vulgarizar cualquier tema con su limitada y pobre dialéctica.
Si el porteño lector de La Nación o de Clarín, recurriera a su sagacidad, se daría cuenta que estos medios jamás mencionaron logros de la gestión Macri, simplemente porque nunca los hubo y todavía conservan cierto prurito para no llegar a inventarlos.
Asimismo, si el porteño lector de estos medios hiciera memoria comprobaría que Macri no cumplió casi ninguna de las promesas que blandió durante su campaña electoral allá por el año 2007. Citemos un solo ejemplo: de 10 kilómetros anuales de red de subterráneos sólo realizó 450 metros.
El porteño lector de La Nación y Clarín tampoco debería olvidar que Macri está procesado por espionaje ilícito utilizando medios oficiales. Hagamos memoria y recordemos hace unos años cuando Macri refiriéndose a Ibarra dijo: “un procesado no puede seguir siendo jefe de gobierno”. Pues bien, él es ahora el procesado, pero ni se planteó, dada su falta de ética, renunciar a su cargo ¿Es correcto votar a un político en estas condiciones? El abogado constitucionalista Barcesat acaba de solicitar la impugnación de la candidatura de Macri porque viola el artículo 57 de la Constitución Nacional. Imaginamos lo que dirán los medios protectores, hablarán de maniobra política, de disparate legal, de control dictatorial del poder, elijan el título que más les guste. Muchos piensan que no se debería impugnar la candidatura de Macri para no darle la oportunidad de victimizarse como es su costumbre.
La decisión de la presidenta Cristina para que Filmus y Tomada representen la fórmula para gobernar la ciudad, es una esperanza de aire purificador porque Buenos Aires necesita buenos aires. Los porteños no merecen quedar al margen del crecimiento que experimenta el resto del país.
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