Gran
parte de este artículo se basa sobre la entrevista que realizó la periodista
científica Verónica Engler al historiador israelí Raanan Rein, uno de los
investigadores extranjeros que más ha publicado sobre el peronismo en las
últimas décadas. Otra fuente de información fue la entrevista que Radio Jai (la
radio judía) le hizo al periodista Daniel Blinder.
El mito antisemita
Un
mito clásico de la política y de la historia argentina y que aún persiste
fuertemente arraigado en algunos círculos de intelectuales y politólogos de
neto corte antiperonista, es el concepto de que Perón era antisemita, por no
decir nazi o fascista. El mito se generó cuando asumió la revolución del 43 con
las sucesivas presidencias de los generales Ramírez y Farrell, cuyos gobiernos
se mantuvieron neutrales durante la Segunda Guerra Mundial, pese a la presión
de los Estados Unidos. Es indudable que entre los componentes de este grupo del
golpe militar, había simpatía por Alemania e incluso por el nazismo.
El
entonces coronel Perón estaba a cargo del Ministerio de Guerra, la
vicepresidencia y la Secretaría de Trabajo y Previsión. Los decretos y leyes
emitidos durante su gestión provocaron el rechazo de las grandes corporaciones
y de los terratenientes que vieron afectados sus intereses.
Después
de los episodios del 17 de octubre de 1945, Perón inició su campaña política
hacia la presidencia de la Nación y la oposición en bloque se aglutinó
alrededor del embajador norteamericano Spruille Braden. El rótulo de
antisemitismo que pesaba sobre los hombros de los integrantes de la revolución
del 43, fue aprovechado y acentuado al paroxismo contra Perón y el principal
gestor fue el propio Braden.
Spruille Braden,
embajador de Estados Unidos en Argentina se entrometió en forma obscena e
ilegal durante la campaña electoral de 1945. Hacer click para ver Spruille Braden http://elmordazblog.blogspot.com.ar/search?q=braden
Integración de las
comunidades
Raana Rein
Raanan
Rein, historiador israelí que ejerce la vicepresidencia de la Universidad de
Tel Aviv en Israel, estudió en forma exhaustiva la relación entre Perón y los
judíos y los resultados de sus investigaciones derrumban como un castillo de
naipes el mito del antisemitismo peronista.
El peronismo enfrentó el concepto liberal del crisol de razas
según el cual los inmigrantes tenían que dejar de lado sus rasgos culturales y
transformarse en argentinos. El movimiento jerarquizó los derechos grupales y
las distintas etnias fueron reconocidas como argentinas y se respetaron sus
lazos con sus países de origen, o sea que fueron legitimados por parte del
Estado.
A diferencia de la derecha argentina, que al hablar de la doble
lealtad puso en cuestión la argentinidad de distintos grupos de inmigrantes,
sobre todo de los judíos; el peronismo no consideró una contradicción entre la
argentinidad de los inmigrantes judíos y sus lazos con el sionismo o el Estado
de Israel. Perón llegó a decir en algún discurso que un buen judío argentino debe
apoyar el Estado de Israel. Esta conducta fue
extendida a todas las demás comunidades.
Es
importante recordar que la Constitución Nacional de 1949, propiciada por el
peronismo, fue una de las primeras del mundo en imponer una cláusula contra la
discriminación y el racismo siguiendo en este caso los lineamientos de la
Declaración de los Derechos Humanos votada en el recinto de Naciones Unidas un
año antes. El artículo 28 de la constitución de marras, establece que “La
Nación Argentina no admite diferencias raciales”.
El gobierno peronista
ante el estado de Israel
Cuando
se decidió la creación del estado de Israel en la ONU en 1948, el gobierno se
mantuvo neutral, pero después, se plegó al resto de los países de América
latina en establecer relaciones diplomáticas. El embajador argentino en Israel
Pablo Manguel, de origen judío, destacó que en1949 la Fundación Eva Perón envió
alimentos, medicinas y frazadas en gran cantidad al pueblo israelí que por
entonces se debatía entre el hambre y el desarraigo. También señaló que se le
otorgaron amplias facilidades a los judíos que huían de la Europa de posguerra
y que casi siempre llegaban sin documentos. Y seguirá diciendo Manguel, que
“EE.UU. no permitió la entrada de un buque que había partido de Chipre repleto
de exiliados judíos y que Evita no solo los recibió sino que se preocupó por
darles trabajo”.
Pablo Manguel con Juan
Domingo Perón
Cuenta el periodista Roberto Bardini que “En
1946, durante el gobierno peronista, por primera vez en la historia argentina
se otorgaron días libres a los soldados conscriptos judíos para que pudieran
celebrar sus fechas religiosas. Un año después, se instituyó la primera Feria
del Libro Judío, actividad que continuó durante décadas.
En 1948, se creó Nueva Sión, el Instituto Judío
Argentino de Cultura e Información y la Cámara de Comercio Argentino-Israelí;
en 1949 llegó el primer Embajador de Israel a la Argentina, y en 1951, Golda
Meir visitó Buenos Aires abrazándose con Eva Perón, por la labor realizada en
favor del Estado de Israel. El fructífero intercambio
entre esa colectividad y el gobierno nacional sumó dos nuevos hechos en 1951.
El 19 de junio, el Presidente de Israel, Dr. Chaim Weizmann obsequió una biblia
antigua a Perón como gesto agradecido por la solidaridad de su gobierno con el
Estado de Israel y el 5 de julio de ese año, una delegación de la colectividad
israelita visitó a Perón en la Casa Rosada para apoyar públicamente su
reelección presidencial.
Raana
Rein asegura que hubo mucho más antisemitismo durante los gobiernos
conservadores, que incluso tenían una fuerza de choque: la tristemente célebre
Liga Patriótica.
Golda Meir, entonces Ministra
de Trabajo de Israel con Eva Perón.
Judíos destacados
dentro del peronismo
En
la búsqueda de información Rein observó con sorpresa que a principio de los
años 40, el principal sindicato obrero era la Unión Ferroviaria, cuyo
secretario general era el judío Rafael Kogan quien puso todo su apoyo para la
campaña del entonces coronel Perón. Lo mismo hizo Ángel Perelman, quien fue
primer secretara general de la Unión Obrera Metalúrgica, junto con otros judíos
que tenían puestos claves en distintos sindicatos.
En
1907 llegó a Buenos Aires proveniente de Ucrania, Israel Zeitin, que en idish
significa “tiempo”. Más tarde adoptó el seudónimo de César Tiempo y fue uno de
los más destacados intelectuales judíos. Fue injusta y deliberadamente relegado
al olvido por la prensa hegemónica y los intelectuales judíos antiperonistas
como Eliascheff, Aguinis y Kobladoff.
César Tiempo
César
Tiempo en su juventud se enfrentó a Hugo Wast (Gustavo Martínez Zubiría) quien
a través de su cargo de Director de la Biblioteca Nacional hacía gala de su
antisemitismo. Por entonces, la comunidad judía lo consideró su principal
defensor, lo erigió como héroe y lo invitaba a todos los eventos. Sin embargo,
cuando aceptó el cargo de director del suplemento cultural del diario La
Prensa, que había sido expropiado por el gobierno peronista, se convirtió en
una especie de paria.
Durante su gestión, el suplemento cultural del periódico le
dio acceso a muchos más escritores judíos que los que escribieron en el diario
La Nación en 50 años. A César Tiempo se le cerraron todas las puertas cuando
asumió en 1955 la dictadura militar. En 1973 salió del anonimato para ejercer
la dirección del teatro Nacional Cervantes. Fue un prolífico escritor, poeta y
dramaturgo y escribió capítulos del libro Cultura Ciudadana que debían estudiar
(en forma obligatoria), los alumnos de los colegios secundarios durante el régimen
peronista.
La OIA
La Organización Israelita Argentina (OIA), fue creada
durante la primera administración de Juan Domingo Perón y fue de hecho la
sección judía del Partido Peronista. Siempre se la consideró como constituida
por un grupo de marginales dentro de la comunidad, que buscaban una oportunidad
para jugar un papel más protagónico. Algunos de ellos lo eran, pero muchos
otros entraron porque se identificaban con el concepto de justicia social, con
las políticas económicas y sociales del gobierno o porque respaldaban y
formaban parte de un movimiento que tenía un apoyo mayoritario en la Argentina.
Es interesante destacar que cuando la OIA celebró un evento
importante en 1953, más de cien instituciones judías adhirieron, esto parece
significativo. En algunas instituciones judías, como el Hospital Israelita, la
OIA tenía una importancia crucial. Uno de los datos que incluyo en el libro, y
que hasta ahora nadie conocía, es el hecho de que el mismo presidente de la
DAIA, Ricardo Dubrovsky, se afilió al Partido Peronista.
¿Facilitó
el peronismo el ingreso de nazis a la Argentina?
Durante el primer gobierno de Perón ingresaron numerosos alemanes
al país. Algunos simplemente escapaban de una Alemania devastada, también había
muchos simpatizantes nazis, e incluso criminales como Eichmann, Mengele, Ante Pavelic
y Priebke. Perón no fomentó su inmigración y tampoco se preocupó en controlar
mejor el ingreso en las oficinas de migraciones, pero eso era casi imposible.
Todos arribaron con pasaportes falsos, la mayoría con la ayuda de la Iglesia
Católica. No en vano a Pío XII se lo llamó el Papa de Hitler. También
participaron otros altos prelados del Vaticano como el cardenal Humberto Siri o
el arzobispo yugoeslavo Krunoslav Draganovic.
Krunoslav
Draganovic
La única solución habría sido, inmediatamente terminada la guerra,
impedir el ingreso de todo alemán durante 2 años. Perón no tuvo la audacia de
adoptar esa medida, tampoco ningún otro país lo hizo.
Verónica Engler. Los judíos del peronismo. Página 12, 24/08/2015.
Raanan
Rein. Oficialistas de hoy, herederos de la OIA. Perfil.com. El observador.
26/04/2015.
Luciano
Stilman. Las prioridades de Israel no siempre coinciden con los judíos
argentinos. Dela Cole.com.
Roberto
Baschetti. El peronismo nunca fue antisemita. Publicado marzo de 2009 en: http://www.robertobaschetti.com/pdf/EL%20PERONISMO%20NUNCA%20FUE%20ANTISEMITA.pdf
Daniel
Blinder. El peronismo y los judíos. Radio JAI, 06/07/2007 http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=31063