La aguda observación de Edward Jenner
Edward Jenner (1749-1823)
Es curioso que uno
de los episodios más importantes en la historia de la medicina haya quedado
totalmente en el olvido. Para describir esta epopeya debemos retroceder unos
años en el tiempo hasta ubicarnos en 1796, fecha en que el inglés Edward Jenner,
inventó la vacuna antivariólica a partir de unas pústulas en las ubres de las
vacas.
Estas lesiones son causadas por un virus genéticamente emparentado con
el de la viruela que producía en las manos de los ordeñadores una infección
cutánea benigna y transitoria. El concepto de virus no existía en los tiempos
de Jenner, pero él observó que los granjeros quedaban inmunizados contra la
viruela que hacía estragos en Europa a razón de 400.000 muertes anuales.
Jenner
recogió material de las lesiones de una ordeñadora y se lo inoculó en el brazo
a un niño de ocho años, quién sólo registró un fugaz episodio febril. Había
nacido la vacuna. Ver JJenner y las ordeñadoras
La viruela en América en el siglo XVI
En el nuevo
continente la viruela introducida por los conquistadores fue devastadora en las
poblaciones de América, totalmente carentes de defensas inmunitarias. Los
muertos por esta enfermedad es probable que hayan superado a las masacres
realizadas por los españoles en ese territorio.
Se cree que la enfermedad
ingresó en América en 1520 por un esclavo negro de Pánfilo Narváez cuando
perseguía a las tropas de Hernán Cortés. Cien años más tarde, la viruela se
había extendido por toda América convirtiéndose en una auténtica enfermedad
social, particularmente en las zonas de mayor actividad comercial como el
Caribe.
Figuras de la época de indios con viruela
En España la
vacuna antivariólica ingresó siete años después de que Edward Jenner la
descubriera. La corte del rey Carlos IV que recibía continuamente noticias de
este flagelo, decidió tomar medidas para controlarlo y con este fin se organizó
una expedición para introducir la vacunación en las colonias americanas.
Los galleguitos
No sabemos cuánto
hubo de filantropía y cuánto de interés comercial, porque la muerte de los
esclavos, tanto los nativos como los negros traídos de África estaba afectando
gravemente las economías españolas en el nuevo mundo. Además, una de las hijas
del monarca fue víctima de la viruela y esto pudo haber sido una razón más para
organizar el operativo. Lo que sigue es el relato de esta empresa que
prácticamente dio la vuelta al mundo para distribuir la vacuna.
Xavier Balmis (1753-1819)
El seis de junio de
1803, se publicó una Real Orden que disponía la organización de una expedición a
cargo del doctor Xavier Balmis. La elección fue acertada ya que difícilmente hubiera
podido encontrarse otra persona como él que reuniera dotes de mando, sólida
formación científica y particularmente, su conocimiento sobre el tema, puesto
que había traducido del francés el Tratado histórico y práctico de la Vacuna
de Jacques Louis Moreau de la Sarthe. Este libro sirvió de guía general para
la vacunación y entre el material cargado en la expedición figuraba un buen
número de ejemplares para su distribución en las distintas Juntas de Vacunación
que se fueron organizando por tierras americanas.
A todas estas cualidades
había que agregar que Balmis había estado en América y conocía el terreno, los
habitantes y a los jefes españoles de las distintas colonias y había presenciado en México los
estragos de la epidemia de viruelas de 1779, principalmente entre los nativos.
Como subdirector de la expedición es nombrado
Josep Salvany también de sólida formación científica, pero cuyo principal
atributo era una abnegación incondicional para con los enfermos, virtud por la
cual terminaría entregando su vida.
El resto de la tripulación estaba formada por
varios médicos, practicantes de medicina y enfermeros, pero faltaba un detalle:
la vacuna. Transportar vacas infectadas quedó fuera de consideración, los
viajes a través del Atlántico oscilaban entre 30 y 50 días, dependiendo de los
vientos y otras condiciones meteorológicas. En consecuencia, una
persona vacunada al partir, ya habría desarrollado toda la enfermedad durante
la travesía y no serviría como fuente para obtener linfa vacunal. Se tomó la
decisión de reclutar niños para ir vacunándolos progresivamente. Como
ninguna familia iba a entregar sus hijos para una expedición de esas
características, se recurrió a los orfelinatos. De la Casa de Expósitos de la
Coruña se obtuvieron 23 niños. Los “galleguitos”, que así los llamó la gente, fueron
embarcados en la corbeta María Pita
junto con la rectora del hospicio doña Isabel López Gandalla.
Inicio del proyecto
de vacunación en las colonias españolas
Finalmente,
el 30 de noviembre de 1803 zarpó la expedición bajo el pomposo nombre de “Real
Expedición Filantrópica de la Vacuna”. Al partir fueron vacunados dos niños que a lo
largo de una semana desarrollaron las vesículas características de la enfermedad
vacuna. De estas vesículas frescas se obtuvo linfa con la que se vacunaron
otros dos niños y así sucesivamente. Las linfas de las vesículas más frescas se
conservaron al vacío en ampollas de cristal especiales. De esta forma se llegó
a las distintas etapas de la expedición con vacunas en perfecto estado.
La
travesía estuvo lejos de ser un viaje de placer, fue muy difícil mantener en
regla a los galleguitos que nunca conocieron padres o fueron abandonados por
ellos, y que antes de haber ingresado en el orfelinato padecieron hambre, frío,
persecuciones, palizas y la mayoría vivió del robo para poder subsistir.
Algunos marineros manifestaron que preferían luchar contra piratas ingleses
antes que lidiar con aquellos mocosos.
Monumento en el Puerto de la Coruña en homenaje a
los niños huérfanos que partieron con la expedición
La primera etapa fue
Santa Cruz de Tenerife y durante un mes la nave permaneció en puerto mientras
su tripulación se dedicó febrilmente a vacunar a los pobladores. Levaron anclas
después de establecer un centro de vacunación para completar el operativo en el
resto de las islas Canarias.
La siguiente etapa fue Puerto Rico, pero allí ya
se había difundido la vacuna desde las colonias inglesas y no se encontraron
niños en condiciones de dar continuidad a los pases virales. Después de una
tormentosa travesía, la María Pita recaló
en Puerto Cabello, Venezuela y la tripulación se desplazó por tierra hasta
Caracas donde recibió una acogida entusiasta. Allí se fundó la primera “Junta
de Vacuna” del continente que serviría de modelo para las restantes que se
instauraron a lo largo de la expedición.
En Caracas el
grupo se fraccionó en dos, uno bajo la dirección de Balmis, que se trasladó por
mar, nuevamente a bordo de la corbeta María Pita con proa hacia México. El segundo bajo la dirección de Salvany se
dirigió por tierra hasta Santa Fe y desde allí a muchos otros territorios de
América del Sur. Por lo tanto, aquí se bifurca el relato.
La expedición de Balmy
Este grupo llegó a
La Habana donde comprobó que ya se practicaba la vacuna. Ante la imposibilidad
de conseguir niños aptos para continuar con su tarea preventiva, Balmy engrosó
la tripulación con tres esclavas. Después de recalar en varios puertos de
Centroamérica repartiendo la vacuna, llegó a la ciudad de México donde la
viruela estaba haciendo estragos entre los nativos y los españoles. En tierras
mexicanas estableció varias Juntas de Vacunas que difundieron el procedimiento por
todo el amplio territorio del Virreinato.
Desde el puerto de
Acapulco la expedición se embarcó en la nave Santa Bárbara que cubría la línea regular a Manila. Balmy consiguió
incorporar a 26 niños mexicanos, quienes debido al larguísimo viaje entre las
costas de América y las Filipinas tuvieron que soportar penurias mucho peores
que las de los galleguitos en el viaje inicial. Después de dejar en Manila una
nueva Junta de Vacuna, el grupo sanitario se dirigió a China esta vez en la
fragata Diligencia que estuvo a
punto de zozobrar a causa de un violento tifón.
A partir de Macao
se realizaron diversas expediciones en territorio chino distribuyendo la
vacuna. Balmis totalmente agotado y con la salud quebrantada cedió la dirección
de la expedición a su ayudante Antonio Gutiérrez y regresó a Europa a bordo del
navío portugués Bon Jesús de Alem con
destino Lisboa. Desde esa ciudad se trasladó en carruaje a Madrid donde el rey
Carlos IV lo recibió con todos los honores el 7 de septiembre de 1806. Habían
pasado casi tres años desde que zarpó de España con su cargamento de
galleguitos.
Expedición de Salvany
Salvany
partió de Caracas con el objetivo de vacunar a la población de los distintos
pueblos de la costa del Pacífico. En el cruce del río Magdalena, en Colombia,
como consecuencia de una infección perdió la visión de un ojo y al atravesar la
cordillera de los Andes se le luxó una muñeca que le invalidó la mano.
Pese a
estos accidentes y su salud deteriorada por una tuberculosis pulmonar, Salvany persistió
en su tarea.
Finalmente
alcanzó a llegar hasta Cochabamba, con escasísimos medios económicos. Después
de vacunar cerca de veinte mil personas, sus fuerzas y su salud lo abandonan
definitivamente y falleció el 21 de julio de 1810. Habían pasado 7 años desde
que salió de España, tiempo que dedicó por completo a preservar la salud de los
demás.
Se puede
afirmar sin caer en la exageración que esta gesta épica realizada por estos dos
sanitaristas Balmis y Salvany, fue uno de los episodios más trascendentes en
toda la historia de la medicina y llama la atención que haya sido tan poco
recordada.
La Real Expedición Filantrópica de la
Vacuna (1803-1806). Palabras leídas en la Mesa Redonda “El Bicentenario de la
Vacunación en Cuba”. III Congreso de la Sociedad Cubana de Historia de la
Medicina. Noviembre 18 de 2004. http://bvs.sld.cu/revistas/his/his_99/his1399.htm
Francesc
Asensi Botet. La real expedición filantrópica de la vacuna (Xavier de Balmis/Josep
Salvany). 1803-1806. Rev Chil
Infect 2009; 26 (6): 562-567
Susana
Ramírez Martín, José Tuells. Revindicando a Salvany. Vacunas.org. http://www.vacunas.org/es/info-profesionales/temas-del-mes/1382-reivindicando-a-salvany
Hola querido Ricky
ResponderEliminarMuy interesante tu nota!! no tenía la menor idea. Gracias por la información.
Ricardo, vos sabés que yo he estudiado y leído mucha Historia, sin embargo, nunca encontré información sobre estos hechos tan importantes. excelente aporte!!!
ResponderEliminarGracias Miguel viniendo de vos, el comentario tiene doble valor
EliminarComo siempre, Interesantísimo tu relato sobre la institución de la vacuna en América latina, Ricardo. No conocía esos detalles. Gracias por mandar.
ResponderEliminarExcelente nota, que bueno haberme topado con tu blog Ricardo. Es magnífico.
ResponderEliminarSi me mandás tu correo te lo envío regularmente
EliminarGracias por el comentario
Si me mandás tu correo te lo envío regularmente
EliminarGracias por el comentario
Sin duda la Expedición Maritima de la Vacuna fué una de las empresas españolas mas importantes de antaño. Como siempre el factor humano fué su éxito, en este caso, por los pequeños niños.
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