sábado, 28 de mayo de 2016

NELLIE BLY

La aventurera Nellie Bly
 A veces la denuncia de una injusticia social volcada en las páginas de un libro puede tener un efecto tanto o más contundente que conferencias, petitorios, denuncias y declamaciones ante tribunales y autoridades públicas. Esto sucedió cuando salió a la venta el libro Diez días en un manicomio (Ten days in a Mad-House) de Nellie Bly, que se convirtió en best-seller y catapultó a su autora a la fama.
Su nombre verdadero era Elizabeth Jane Cochrane, pero utilizó el seudónimo Nellie Bly en su desempeño como periodista, actividad hasta entonces monopolizada por los hombres.

        Una de las primeras ediciones de Ten days in a mad-house

Ingreso al periodismo
Elizabeth nació en 1864 en el Estado de Pensilvania y desde su adolescencia mostró particular interés por las injusticias sociales, la situación de desplazamiento en que se encontraban las mujeres y más tarde se interesaría por el estado de degradación de las instituciones para enfermos mentales.

Cuando solo tenía 16 años, leyó en el Pittsburgh Dispatch, el principal diario de Pensilvania, un artículo que bajo el título “Para qué sirven las mujeres”, destilaba misoginia a raudales. Indignada, le escribió al diario un extenso artículo refutando punto por punto todos los argumentos del periodista bajo el seudónimo de “Lonely Orphan Girl”. El editor del periódico quedó impresionado por la vehemencia y el estilo impactante de Elizabeth y puso un aviso solicitando que el autor de la nota se notificara y acudiera a su despacho.

Elizabeth concurrió a las oficinas del periódico y cuando el director la vio, sufrió una primera desilusión al tener frente a sí a una mujer que además era adolescente, conjunción extremadamente inusual en la sociedad de entonces. Una de las cualidades de Elizabeth era su capacidad de persuasión y logró que el director la pusiera a prueba. En cuanto escribió su primer artículo, reconocieron que la muchacha tenía talento literario y le ofrecieron un puesto permanente como redactora. Desde el principio utilizó el seudónimo de Nellie Bly, nombre que conservó por el resto de su vida y por lo tanto, de aquí en más me referiré a ella simplemente como Nellie.



                                        Nellie Bly (1864-1922)

La experiencia mejicana
La columna que le ordenaron escribir versaba sobre las costumbres y tareas habituales de las mujeres de su época, una sección que a Nellie la aburría y disgustaba. 

Nuevamente recurriendo a su talento persuasivo, convenció al director para que la enviara a México como corresponsal extranjera. Aquí se puede decir que Nellie entró de lleno en el periodismo de aventura y de riesgo y quizás haya sido la única mujer que desarrolló ese tipo de actividad en las postrimerías del siglo XIX. En México se metió a indagar la pobreza y desigualdades de aquella sociedad y en el terreno de la política denunció los arrestos a periodistas locales por la dictadura de Porfirio Díaz. No la arrestaron porque era ciudadana norteamericana, pero la deportaron. Ya en Estados Unidos volcó sus experiencias en el libro Seis meses en México, que puso al descubierto las arbitrariedades y falta de libertad ejercidas por Díaz.

La demente Nellie Bly
Cansada de cubrir eventos artísticos y teatrales, Nellie abandonó en 1887 el Pittsburgh Dispatch e ingresó en el New York World, de Joseph Pulitzer, un revolucionario de las técnicas del periodismo cuya trayectoria hizo que después de su muerte, se instalara en su homenaje el famoso Premio Pulitzer, que se otorga a los personajes más destacados en periodismo, fotografía y literatura.

Allí se le ofreció realizar una nota que llenaba sus expectativas y ponía en juego su talento para retratar escenas impactantes de la sociedad. Se propuso cubrir la situación de las pacientes internadas en el Women's Lunatic Asylum, un instituto para enfermas mentales ubicado en Blackwell's Island, en el East River, junto a Nueva York.
Por entonces existían fuertes sospechas del maltrato y abandono que sufrían los internados en asilos de dementes. Nellie decidió realizar un informe sobre el tema, pero se dio cuenta que yendo como periodista, las autoridades del lugar le iban a ofrecer una visión totalmente sesgada de la situación. Sin duda, la mejor forma de hacer una auténtica cobertura era experimentar como paciente la realidad de la situación, por lo tanto, Nellie tomó la audaz decisión de hacerse pasar por loca.

Después de ensayar durante horas expresiones y gestos bizarros frente al espejo, se instaló en una casa de huéspedes y al día siguiente inició su actuación de trastornada mental. Los dueños llamaron a la policía, que la trasladó a un juzgado donde fue examinada por varios especialistas que la declararon demente e irrecuperable y la derivaron al pabellón de alienados del Bellevue Hospital. Aquí se comprobó que Nellie tenía una cualidad adicional: la de ser una gran artista.


Caricatura de la época que ridiculiza a los especialistas que examinaron a Nellie

Ya en el asilo, sufrió en carne propia la situación límite en que vivían las internadas. Suciedad, mal trato, restricción de movimientos, comida y agua inmunda, castigos corporales y ratas por doquier. En una ocasión en que los dientes le castañeteaban de frío y no sentía sus piernas porque estaban congeladas, le arrojaron tres baldes de agua helada. 

A los diez días, el director del New York World se apiadó de ella y la sacó de ese martirio. “Si uno está sano e ingresa allí, en dos meses termina loco”, manifestó Nellie.
Escribió una nota en donde se destaca el siguiente párrafo:
“Fuera de la tortura ¿Qué otra cosa puede llevar a la locura a cualquier persona alojada en instituciones como ésta? Los internados deben estar guardando un silencio total, no pueden comunicarse entre ellos mientras permanecen sentados en forma obligada dese las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche en bancos duros, sin ningún tipo de lectura y sin saber que acontece en el mundo que está más allá de los muros de esa institución. La comida es pésima, no hay una pizca de humanidad ni compasión por parte de las enfermeras y los castigos son terribles. En estas condiciones el paciente internado termina siendo una piltrafa humana”.

Volcó su informe en el libro Diez días en un manicomio, que causó hilaridad en los lectores por la forma en que engañó a los médicos que la examinaron, pero por sobre todo indignación, que obligó a las autoridades a revertir las condiciones del asilo. Se organizó un comité que luego de visitar las instalaciones emitió un informe lapidario. Se tomaron medidas rectificadoras, se aumentó el presupuesto del pabellón y como consecuencia de la simulación realizada por Nellie, se recomendó examinar mejor a los pacientes antes de declararlos insanos.

Alrededor del mundo
Siempre sedienta de aventuras, decidió poner en práctica la hazaña de Phileas Fogg, el personaje de la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días. En su paso por Francia entrevistó a Julio Verne en Amiens; en China visitó un leprosario y adquirió un mono en Singapur. El periplo fue ampliamente difundido por el New York World en una columna casi cotidiana y a su regreso en Jersey City una muchedumbre de gente, fotógrafos y periodistas la aguardaba en la estación. Si hubiera hecho una apuesta como hizo Fogg, la habría ganado ya que tardó solo 72 días.

Nellie Bly con la indumentaria que utilizó en su viaje alrededor del mundo

Fue corresponsal de guerra durante el primer conflicto mundial, se casó con un industrial millonario del cual heredó su empresa y su fortuna, y patentó varios inventos que aplicó a sus fábricas. Finalmente, a la edad de cincuenta y siete años, una neumonía venció a esta inquieta y audaz mujer que, gracias a su audacia y su interés por la justicia, logró mejorar la situación de los dementes de Nueva York.

Nellie Bly. Ten days in a mad-house. Ian L. Munro Publishers. New York.

Bly Nellie. Encyclopaedia Britannica. Tomo 2, pag 304. Chicago 1995.

sábado, 21 de mayo de 2016

LA NARANJA MECÁNICA

Neurobiología del comportamiento moral
La moral es un código de valores y costumbres que guían las conductas sociales. La piedra angular en la que se basa, es el concepto de evitar causar daño a los demás y deriva de la denominada “regla de oro de la moral”, que se remonta a una obra literaria del antiguo Egipto llamada El campesino elocuente, donde se registra la famosa frase: “No hagas a tu vecino lo que no quieres que te hagan a ti”.

Los sociópatas carecen de emociones morales, de empatía, de conciencia y de remordimiento ante los actos cometidos. Si bien tienen dificultad para distinguir entre las transgresiones morales y los comportamientos normales, poseen un conocimiento de la moral normal y del razonamiento.

Deshilvanando La naranja mecánica
Los casos de sociopatía y psicopatía, dos trastornos que poseen más semejanzas que diferencias, han sido temas favoritos de la literatura y de la industria cinematográfica plagadas de personajes que entran dentro de estas categorías. Pero ante la necesidad de seleccionar, sin duda la más representativa es la novela La naranja mecánica de Anthony Burgess, llevada a la pantalla por el genial Stanley Kubrick.


                                                  Anthony Burgess

La Naranja Mecánica
La película fue terminada en 1971 y el guión sigue fielmente la trama de la novela que pertenece a la literatura distópica, o sea una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.

El terror y la violencia, aspectos de la conducta de los individuos humanos, son centrales en La naranja mecánica. Alex, el personaje principal, y tres compañeros deambulan por las calles de Londres después de haber ingerido drogas estimulantes. Los cuatro visten en forma similar con buzos y pantalones blancos ajustados, botas y galeras negras que contrastan con la ropa. Provistos de bastones, también negros, agreden a los vagabundos que encuentran en el camino hasta dejarlos moribundos, violan, asaltan y viven en estado de descontrol absoluto.



                                  Malcolm McDowell, en el papel de Alex.

Los protagonistas utilizan un lenguaje con abundantes expresiones nadsat, una jerga adolescente ficticia, mezcla de palabras basadas en el idioma ruso, ciertos términos del cockney (el lunfardo londinense) y palabras inventadas por el propio Burgess. Alex, el jefe de los drugos, que así se autodenomina la banda, ejerce terror físico y psicológico sobre sus compañeros y ellos, a su vez, lo aplican sobre los demás. Finalmente éstos, cansados de su tiranía, le tienden una celada y lo dejan a merced de la policía.

                                  Los drugos en una de sus andanzas delictivas

El programa Ludovico
Hoy Alex es considerado un sociópata, el trastorno psíquico de las personas que pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como las leyes y los derechos individuales. El paciente es consciente del daño que produce, pero carece totalmente de empatía y remordimiento. Posee una visión distorsionada de la autoestima, una búsqueda constante de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos), deshumaniza a sus víctimas y siente indiferencia absoluta ante las consecuencias de sus actos.

Alex es el individuo ideal para el Estado de la Inglaterra ficticia, que considera que puede recuperarlo para la sociedad. “En lugar de tenerlos indefinidamente presos, los transformamos en personas que pueden convivir con el resto de la gente”. Esta era la idea del gobierno.

El programa (ficticio), llamado Ludovico, se presenta ante los medios de comunicación y la opinión pública, como la superación de una vieja etapa de la democracia autoritaria y alejada de la ciencia. Obviamente, existe connivencia entre el gobierno y el equipo de científicos, médicos y psicólogos que manejan el programa.

Alex, después de haber firmado el consentimiento, es llevado a un recinto donde lo sitúan frente a una pantalla y le colocan unas pinzas metálicas que le impiden cerrar los párpados. Por lo tanto, se ve forzado a observar escenas de extrema violencia durante largos períodos mientras está bajo los efectos de una droga que le provoca náuseas. Después de varias sesiones, Alex queda totalmente incapacitado para reaccionar ante situaciones de violencia, incluso en defensa propia, o de tocar a una mujer desnuda que lo provoca. Al término del tratamiento, Alex es dado de alta y liberado de la cárcel.

El programa Ludovico, a semejanza de la lobotomía frontal, es un arma de doble filo. Alex fue privado de la capacidad de adoptar decisiones éticas, por lo tanto, la bondad no es posible en él, porque la bondad es algo que se elige y, cuando el hombre no puede elegir, cesa de ser hombre.


                                      Alex sometido al programa Ludovico.

La novela de Burgess plantea el peligro del empleo de estas técnicas si fueran aplicadas a disidentes o enemigos políticos por sistemas dictatoriales. En este aspecto, sigue la línea de sus predecesores en literatura distópica.

Sin embargo, no es necesario recurrir a la ficción para enfrentarse con estos procedimientos. En 1949, el portugués Antonio Egas Moniz recibió el Premio Nobel en Medicina por desarrollar el método de la lobotomía frontal. Decenas de miles de personas con distintos tipos de trastornos mentales fueron sometidas a este tratamiento y, a diferencia de Alex, muchas veces sin consentimiento previo. Como resultado, quedó un tendal de gente discapacitada y no fueron pocos los que fallecieron.

Los autores ingleses se distinguen por ser proféticos como el 1984 de Orwell, donde en muchos países, incluyendo el nuestro, los medios dejaron de ser sistemas de información para abanderarse detrás de un sistema político-económico de neoliberalismo extremo donde un periodismo corrupto y mercenario, transmite mentiras y reportajes sesgados. 

La naranja mecánica de Anthony Burgess, es una premonición de lo que puede pasar si la técnica de la realidad virtual inmersiva, que por ahora se utiliza con fines terapéuticos, se pueda destinar para torcer la voluntad y la moral de las personas. Ver en El Mordaz Ficción o realidad http://elmordazblog.blogspot.com.ar/search?q=realidad+virtual


Bibliografía
  • Bär, Nora. Desentrañan claves de la conducta social. La Nación, Buenos Aires. 8 de noviembre de 2009.
  • Beehler, R. Containing violence. Ethics. 1982; 92:647-660.
  • Burgess, Anthony. A clockwork orange. Penguin Books. United Kingdom. 1972.
  • Einzmann, S. Trastorno antisocial de la personalidad. Mente y Cerebro 2010; 43:34-40.
  • López-Ibor Aliño, Juan J. & Valdés Miyar, Manuel (dir.) (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson. ISBN 978-84-458-1087-3.
  • Rabadán Fernández, Eliseo. La violencia y el terror en La naranja mecánica [en línea]. El Catoblepas. Disponible en http://www.nodulo.org/ec/2004/n034p10.htm. Consulta: octubre de 2011.
  • Tierney, A. J. Egas Moniz and the origins of psychosurgery: a review commemorating the 50.th anniversary of Moniz's Nobel Prize. Journal of the History of the Neurosciences. 2000; 9:22-36.



sábado, 14 de mayo de 2016

POLITIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL

Los antecedentes poco santos del Poder Judicial
Señalar que el Poder Judicial se ha politizado es no tener en cuenta su historia desde el propio origen. La justicia en Argentina estuvo siempre politizada, con una fuerte tendencia a establecer estrechos nexos con los gobiernos conservadores previos a Yrigoyen, a quien por representar los intereses de la clase obrera y la clase media se opusieron a muchos de sus decretos y leyes. Sin embargo, el antecedente más oscuro de la Suprema Corte fue avalar el golpe militar fascista de Félix Uriburu en 1930, porque sentó un precedente gravísimo que facilitó el surgimiento de nuevos golpes militares en las décadas siguientes.



Miembros de la Corte Suprema que avalaron el golpe militar del 30. De izquierda a derecha: Antonio Sagarna, José Figueroa Alcorta, Ricardo Guido Lavalle, Roberto Repetto y Horacio Rodríguez Larreta (antepasado del Guasón).

Activa participación en los medios
Actualmente, la intromisión de los jueces en la política del país es tan notoria que la ciudadanía conoce los rostros y nombres de los supremos, junto con el de numerosos jueces que ingresaron en una espiral mediática y son figura repetida en los canales de televisión y en la radio. Es tal su participación en los medios, que estos se vieron en la necesidad de generar periodistas especializados en derecho para cubrir los temas judiciales. A semejanza de los magistrados, dichos periodistas no son imparciales sino que siguen las ideologías de los medios a los que pertenecen. 

En los últimos años y particularmente en los 4 meses del flamante gobierno de Macri, ávido de revanchismo contra los miembros del gobierno anterior, los magistrados son presionados para tomar partido a favor del oficialismo. El diario La Nación y el monopolio Clarín, en sus editoriales y en las columnas de sus principales redactores, le bajan línea al poder judicial sobre cómo debe actuar.



La decadencia de Ricardo Lorenzetti
Un caso paradigmático es el del presidente de la Suprema Corte Ricardo Lorenzetti. Era el hombre más mimado del país hasta la votación de la Ley de Medios después de que en una sesión abierta en el Palacio de Tribunales, los abogados del monopolio Clarín hicieron un patético papel y a la Suprema Corte no le quedó otro recurso que seguir adelante con la ley antimonopolio que había sido frenada por cautelares.
La venganza de Magnetto, el CEO de Clarín no tardó en llegar y fue despiadada, tenía escondido bajo la manga un episodio oscuro ocurrido hacía 20 años sobre Lorenzetti cuando vivía en Rafaela. El joven juez había lucrado mediante coimas e intermediaciones espurias con el PAMI. En una palabra, según el monopolio Clarín, robaba a los afiliados.

Súbitamente la noticia fue tapa de los diarios y de prócer del republicanismo, Lorenzetti se convirtió en un hereje montado desnudo en un caballo blanco y con el bonete de la Inquisición sobre su cabeza. Claudicó, se acomodó y ahora es un fiel perrito faldero de Macri y de Magnetto. A pedido de ambos solicitó a 4 jueces, que no eran afines a Cambiemos, a que renuncien. Tampoco le molestó que pasando por arriba de su investidura y sin el aval del Congreso, Macri propusiera dos jueces para completar los miembros de la Suprema Corte.

                                       Dos buenos amigos

La judicialización de la política se convirtió en un fenómeno cotidiano, comprobable con una rápida lectura de los periódicos. En una ponencia en el XII Congreso Nacional de Ciencia Política, el abogado Gustavo Arballo, profesor de Derecho, analizó 502 casos políticamente perfilados y que formaron parte del debate público, que fueron resueltos por la Suprema Corte entre 1984 y 2013 y llegó a la conclusión de que se registró un aumento significativo en la última década.

Un fenómeno común en América latina
No se trata de un fenómeno local, la justicia participa en procesos conspirativos para destronar a presidentes de corte populista que pretenden enfrentar monopolios, eliminar la pobreza y llevar a cabo una redistribución solidaria de la riqueza. En otros términos la justicia, fiel a su estilo monárquico, es elitista y trata de instaurar regímenes de derecha y afines a los intereses de Estados Unidos. 

El fenómeno comenzó en Honduras en 2009 con la remoción de Manuel Zelaya, siguió en Paraguay en 2012 con Fernando Lugo y actualmente en Brasil con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff bajo el cargo de haber redireccionado presupuestos hacia actividades diferentes a las originariamente designadas, irregularidades cometidas por todos los gobiernos de Brasil. Es reemplazada por Temer, un presidente interino que es de temer, junto con su gabinete: una enciclopedia de casos de corrupción, una verdadera manga de fascinerosos. 

Agreguemos que según Atilio Borón: “los jueces y fiscales que participaron en el operativo de destitución de Dilma, fueron entrenados a lo largo de casi dos décadas por sus pares estadounidenses en cursos supuestamente técnicos, pero que como es bien sabido, tienen invariablemente un trasfondo político que no requiere de mucho esfuerzo para imaginar sus contornos ideológicos”.

Macri quien se siente totalmente consubstanciado con estos sujetos, que son de su mismo palo, ya manifestó la aprobación del nuevo gobierno e impidió que todo el arco opositor de la Legislatura emitiera un comunicado de repudio por este asalto institucional.

Según el ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni: “Tanto en la justicia de Brasil como en la Argentina hay un sector minoritario de jueces que se han metido en lo partidista y, lógicamente, proceden con la torpeza que es inherente a su inexperiencia. Con notoria grosería se puede decir que son elefantes en un bazar”. Una gran parte de ellos se concentra en los tribunales de Comodoro Py, una mole de cemento de 10 pisos, donde pululan con sus expedientes bajo el brazo estos leguleyos, fatigando pasillos y zanjando los conflictos políticos acorde a los criterios de los factores de poder.

El problema con el sistema judicial argentino, es el crecimiento desmesurado que adquirió a través de los años, algo que ni los legisladores del Congreso ni los ejecutivos de la Casa Rosada jamás habrían soñado en los albores de la República.

Una casta privilegiada
Los comienzos de la Suprema Corte, allá por 1862, fueron de gran modestia y austeridad. Instalada en un local de la calle Bolívar entre Moreno y Belgrano, contaba con un personal muy reducido, que en un principio se limitó a un secretario, un ujier y un ordenanza. Actualmente cuenta con la sobria e imponente mole del Palacio de Tribunales que ocupa toda una manzana y numerosas oficinas distribuidas alrededor de la plaza Lavalle, atestadas de expedientes atrasados. A esto hay que agregar los tribunales de Comodoro Py.

Repasemos un poco las prebendas de las que goza un juez:
No se somete a la prueba de los votos. El pueblo no lo elige, se eligen entre ellos.
 No está obligado a capacitarse ni a cumplir horarios demasiado rígidos.
Prácticamente no rinde cuentas a nadie.
No paga el impuesto a las ganancias y su cargo es vitalicio.
Goza de los mejores sueldos, jubilaciones y obra social.
Puede emitir amparos que frenen leyes aprobadas por mayoría en el Congreso y transformarlas en letra muerta.
-- Los golpes militares (afortunadamente terminados) anularon el Congreso y el Poder Ejecutivo vigente, pero no llegaron a tocar al Poder Judicial o a lo sumo, reemplazaron a los supremos por jueces más venales.

Mantienen resabios medievales, incorporando frases en latín intercaladas dentro de un léxico encriptado. En resumen, el sistema judicial argentino es una corporación totalmente abroquelada, anacrónica, vitalicia, endogámica, con alto grado de inoperancia, donde un número considerable de jueces, está politizado y se maneja por influencias y presiones de grandes empresas que incluyen suculentas aceitadas.

Pruebas a la vista tenemos el encarcelamiento sin juicio previo de Milagro Sala, a todas luces por razones de revanchismo político así como la catarata de investigaciones, procesamientos y allanamientos contra funcionarios del gobierno anterior.

El caso más notorio es el escándalo mayúsculo del juez Bonadio, considerado un lumpen dentro del Poder Judicial, quien procesó a Cristina por haber autorizado el dólar a futuro. No solo carece de motivo jurídico sino que el propio Bonadio autorizó a Sturzenegger, actual presidente del Banco Central, a darle curso al dólar a futuro. Es así que se llenaron los bolsillos la mitad de los miembros del gabinete, incluyendo al propio Macri, quienes previamente tomaron la precaución de devaluar la moneda llevando el dólar a $15. Nadie del anterior gobierno realizó esa especulación, pero el juez la procesó a Cristina.

El encono enfermizo de Bonadio no es suficiente para justificar el mamarracho que confeccionó, o es pobre en neuronas o antes de escribir se fumó un porro y se mandó al garguero 3 vasos de whisky. No hay otra explicación.

Todos estos hechos y muchos más, nos dan la pauta que por primera vez en la democracia argentina, se ha perdido el estado de derecho y los ciudadanos carecen de seguridad jurídica.


Claudio Bonadio, un juez amante de las cámaras y los portales de noticias.

José Natanson. Populismo judicial. Le Monde Diplomatique, Mayo 2016.
Andrés Fidanza. Los reyes de la justicia. Le Monde Diplomatique, Mayo 2016.
Atilio Borón. Salto al poder en Brasil. Página 12, 13/06/2016.
Irina Hauser. Miniinvestigación antes de dictaminar. Página 12, 13/06/2016.
Conferencia de Sergio Wischñevsky, el 7 de mayo 2014 en el Instituto de Revisión Histórica Dorrego.
Víctor Hugo Morales. Mentime que me gusta. Editorial Aguilar. Buenos Aires 2015.
Eduardo Aliberti. Editorial en Radio La Red, 14/06/2016


sábado, 7 de mayo de 2016

EL FILIBUSTERO WILLIAM WALKER

Semblanza
Las diversas fotografías de la época lo muestran como un hombre relativamente joven, apuesto, impecablemente vestido de frac con moñito. Su rostro impresiona como un individuo inteligente, austero y de mirada benévola que sugiere una personalidad frágil. 

                            William Walker (1824-1860)

Sus antecedentes parecían marchan acorde con su aspecto físico. Nacido en Nashville, estado de Tennessee en 1824, Walker hizo una carrera fulgurante y meteórica. A los 19 años se había recibido de médico con honores y también estudió derecho ejerciendo abogacía en la ciudad de Nueva Orleans.

Según estas líneas, Walker se nos presenta como una personalidad brillante con todos los atributos para pasar a la historia como un médico destacado, un político o un diplomático prestigioso. El hecho es que efectivamente Walker pasó a la historia, pero de una manera muy distinta, ya que cuando se habla de él en los diccionarios y las enciclopedias figura con el rótulo de “filibustero”. Se designa con ese término derivado del inglés “free booter”, al individuo que se apodera libremente del botín. En otros términos Walker era, no un pirata de mar sino de tierra y de los peores.

Primeras aventuras
En 1853, Walker recaló en México para solicitar al estado de ese país un permiso y una subvención que le permitiera crear una colonia con el pretexto de frenar las incursiones indígenas en territorio norteamericano. Con buen tino su pedido fue rechazado, ya que se trataba de una maniobra para iniciar la anexión del territorio mexicano de la baja California a los Estados Unidos. 

Hacía pocos años que había concluido la guerra entre este país y México donde el país del norte le quitó el territorio de Texas y la Alta California. En Estados Unidos se había popularizado el llamado Manifest Destiny que sostenía que los colonos estadounidenses debían expandirse hacia territorios vecinos. Se podría decir que el Manifest Destiny se remonta a mediados del siglo XIX el senador William Preston sentenció que: “La bandera estrellada ondeará sobre toda América Latina, hasta Tierra del Fuego, único límite que reconoce la ambición de nuestra raza”.

Walker, quien estaba imbuido de estas ideas, aunque para su propio beneficio, no se dio por vencido y pocos meses después regresó con un puñado de aventureros reclutados de los estados esclavistas del sur y tuvo éxito en capturar la ciudad de La Paz, un poblado de la Baja California. Se proclamó presidente de ese territorio al que llamó “República de la Baja California”, sometida a las leyes del estado de Louisiana que legalizaba la esclavitud.

Los mexicanos reaccionaron atacando a Walker y sus seguidores y éste debió escapar buscando refugio en California. Allí fue sometido a juicio por conducir una guerra ilegal, pero su abogado defensor recurrió al patriotismo del Manifest Destiny que era muy popular en el sur de Estados Unidos y en pocos minutos el juez lo declaró inocente.

La conquista de Nicaragua
Faltaba más de una década para que se construyera el ferrocarril interoceánico de 4000 kilómetros entre Nueva York y San Francisco y el intercambio comercial entre ambas costas de Estados Unidos se realizaba a través de Nicaragua mediante un penoso viaje por tierra. El operativo estaba a cargo de la empresa Accesory Transit Company cuyo presidente era el magnate Cornelius Vanderbilt.

En 1854 se desató en Nicaragua una guerra civil entre quienes respaldaban al partido Legitimista o Conservador y los que apoyaban al Partido Democrático o Liberal. Los segundos, en un error de verdadero cipayismo que se repetiría en otros países de América Central, solicitaron la ayuda de Walker para que instalara colonos armados en Nicaragua. 
                           William Walker con uniforme de campaña

El pedido fue música para los oídos del filibustero quien poco tiempo después desembarcó con 60 aventureros a los cuales se les unieron alrededor de trecientos locales.
Walker combatió exitosamente a los del partido legitimista y llegó a controlar el territorio de Nicaragua. Mediante elecciones fraudulentas se constituyó en el presidente de ese país y se instaló en Granada. En la práctica, pasó a ser parte del territorio de Estados Unidos ya que estableció el inglés como idioma oficial, el dólar como moneda legítima, y fomentó la esclavitud. Es así como el primer presidente de Nicaragua fue un norteamericano.

Tanto Honduras como El Salvador percibieron inmediatamente el peligro que significaba Walkers a quien consideraban una verdadera amenaza para toda la región. Una coalición formada por tropas de Honduras, El Salvador y Guatemala ingresó en territorio nicaragüense y derrotó a las fuerzas de Walkers que se retiraron después de arrasar con fuego la ciudad de Granada.

Walker se rindió ante el almirante Charles Henry Davis de la marina de los Estados Unidos y fue repatriado a Nueva York donde fue recibido como héroe. Aventurero intrépido, inescrupuloso e incorregible pronto montó una tercera expedición que fue abortada nuevamente por la marina de Estados Unidos y repatriado a Nueva York. A esta altura de las circunstancias el periodismo y la población estaban divididos entre los que admiraban a Walker y los que lo consideraban un filibustero.

Última aventura
En 1860 Walker volvió a la región, pero esta vez desembarcó en la ciudad puerto de Trujillo, situada en Honduras. Los territorios vecinos de Belize y la Costa Mosquito, que actualmente forman parte de Nicaragua, estaban bajo control de Inglaterra a cargo del almirante Nowell Salmon. La pesada mochila de antecedentes que tenía Walker hizo que Salmon lo considerara un peligro o al menos un desestabilizador de la región y lo hizo prisionero, pero no lo devolvió a Estados Unidos sino que lo entregó a las autoridades de Honduras que se regocijaron con semejante regalo y sin demora alguna lo pusieron ante un pelotón de fusilamiento.


En la ciudad puerto de Trujillo hay una sencilla lápida que suele atraer a numerosos turistas y que tiene una placa de bronce con la siguiente inscripción: “William Walker. Fusilado. 12 septiembre 1860”.Por razones de pudor, el gobierno de Honduras omitió agregar que también fue el primer presidente de Nicaragua.

William Walker. Biografías y vidas. La Enciclopedia Biográfica en Línea. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/walker.htm
Walker, William. Encyclopaedia Britannica, col 12 pag 464. Chicago 1995.
William Walker, el ultimo filibuster. El blog de Emma Rodríguez. http://pepoladas.over-blog.es/article-william-walker-el-ultimo-filibustero-47421321.html