Desde
hace meses hay propuestas discordantes sobre la nueva ubicación del monumento a
Cristóbal Colón que durante décadas adornó con su presencia la plaza que lleva
su nombre frente a la Casa de Gobierno. El almirante genovés yace desguazado a
la espera de que se llegue a un consenso sobre el lugar que ocupará
definitivamente.
Una costumbre inveterada y caprichosa de nuestros gobernantes
en sus distintos estamentos, consiste en cambiarle el nombre a calles, plazas y
hasta desplazar monumentos, por otros personajes que, según el criterio de la
autoridad de turno, tienen más derecho histórico que el existente.
Colón desmontado de su
pedestal
Si
el nuevo prócer que se quiere imponer se lo merecía más que el anterior, no
justifica el reemplazo. Si la Presidenta Cristina quería reivindicar la figura
de Juana Azurduy, está en todo su derecho de hacerlo, pero era totalmente
innecesario desplazar el monumento a Colón para ubicar en su lugar a la
valiente patriota que combatió en las guerras de la independencia. Estos caprichos
revisionistas son tan nefastos como la historia que nos enseñaron durante
décadas, lo cual me hace regresar a Colón.
Todos
conocemos la gran aventura y audacia del marino genovés que descubrió el nuevo
continente. Personaje intachable y sin fisuras de conducta, según pontificaban los libros
que nos dieron en la escuela. Pero es interesante conocer el lado oscuro de
Colón, sin desmedro de su hazaña y sin la intención de justificar el arbitrario
y caprichoso traslado de su monumento.
Detrás
de la aventura, hazaña, epopeya o como se la quiera llamar, la mente de Colón
albergaba sin duda una enorme codicia, afán de poder y de fama y en eso se
asemejaba a la casi totalidad de españoles que intrépidos, buscaron en las
Indias revertir la miserable existencia que tenían en España.
El almirante exigió
y logró, después de agobiantes y prolongadas gestiones, ser el dueño vitalicio
y hereditario de las tierras que descubriera, virrey y gobernador de las mismas
y recibiría el diez por ciento de todo el tráfico mercantil. Pese a estas
pretensiones sin dudas desmesuradas, los reyes católicos estuvieron de acuerdo
con las mismas y con el proyecto, pero se encargaron de agregar en el contrato,
lo que hoy día llamamos la letra chica, que incluía algunas cláusulas que en el
futuro serían un verdadero dolor de cabeza para el almirante y sus
descendientes.
El variado número de
retratos del Almirante, sin que ninguno sea el fiel reflejo de su persona,
parecería evocar su polifacética personalidad, mezcla de héroe empecinado,
aventurero codicioso y explorador sin escrúpulos. El primer retrato de la izquierda de Sebastiano del Piombo, aceptado como uno de los más fidedignos, fue pintado en 1519, pero Colón hacía 13 años que había muerto.
El
primer gesto mezquino de Colón fue negarle a Rodrigo de Triana la recompensa de
10.000 maravedíes al primer marinero que avistara tierra, sosteniendo que había
sido él quien primero vio en el horizonte el ansiado continente. Según relata
Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia
General de las Indias, a su regreso, el indignado Rodrigo de Triana se
trasladó al África convirtiéndose al Islam.
En
su libro de viaje, Colón mencionó la palabra “oro” setenta y cinco veces y una
vez en tierra comprobó que "los nativos, eran dóciles, ignorantes, fácilmente
manejables e ideales para ser esclavizados". Pero esta tarea la llevaría a cabo
más adelante, en la segunda expedición.
Según relata Eliot Morison, historiador norteamericano
de la universidad de Harvard, Colón comenzó a esclavizar a los nativos y les
ordenó que le trajeran todo el oro que encontrasen. Quienes regresaban con las
manos vacías, terminaban con una sola, la otra se la habían cortado los
españoles, con la anuencia de Colón, por no haber cumplido con su deber. Muchos
indios huyeron a las montañas y fueron cazados con perros, mientras que otros
murieron en la selva o se suicidaron con veneno de yuca.
En
el segundo viaje, compuesto por 14 carabelas, la tripulación estaba constituida
por nobles, aventureros y ex prisioneros, ya que hubo que vaciar las cárceles
para completar los 1500 tripulantes necesarios para conducir semejante flota.
Según relata Fray Bartolomé de las Casas: “Los cristianos con sus caballos y
lanzas, comenzaron a hacer matanzas y crueldades entre los indios. Entraban en
los pueblos, ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas y paridas que no
desbarrigaran.” Colón regresó con 500 nativos encadenados, de los cuales
sobrevivieron 200, el resto murió durante la travesía.
Una de las tantas
representaciones de Colón ante los Reyes Católicos en Barcelona al regreso de
su primer viaje
Bartolomé
Colón, hermano del Almirante, consiguió por gracia de los reyes católicos,
disponer de tres pequeños navíos con lo que siguió a su hermano, quién en 1494
lo nombró arbitrariamente adelantado, así como gobernador civil y militar de la
isla La Española. Allí Bartolomé ejerció el poder con tanta impericia que logró
algo insólito en la historia de América, que tanto indios como españoles se
opusieran a su gobierno.
La
tercera expedición fue mucho más austera y se limitó a ocho carabelas y 220
hombres, ente ellos diez condenados por homicidio. Los reyes católicos habían
recibido versiones muy negativas sobre el comportamiento de Colón con los
indígenas y además el oro recaudado era escaso. Sin embargo, este viaje se
llevó a cabo para frenar el avance portugués.
Mientras
tanto, Bartolomé Colón durante los 4 años de su gobierno, o sea entre la
segunda y la tercera expedición, siguió realizando desmanes. Las crueldades
cometidas por el gobernador de La Española llegaron a oídos de la corona que
mandó a Francisco Bobadilla como juez pesquisador. Éste llegó en el año 1500 a
Santo Domingo, la ciudad fundada por Bartolomé. A poco de arribar comprobó las
injusticias cometidas por su gobernador y al ver que su hermano Cristóbal no
había tomado ninguna medida para poner orden, llegó a la conclusión que era su
cómplice. Los hermanos Colón fueron encarcelados y enviados a España, esta vez
no en la popa de la nave donde viajan más cómodos el capitán y sus oficiales,
sino con el resto de la tripulación y encima engrillados.
Interpretación de Carpani
sobre el descubrimiento de América. A la izquierda, un porteño le informa al
indio sobre el peligro que les acecha con la llegada de los conquistadores
En
España, Colón logró revertir la situación, fue liberado y ni lerdo ni perezoso
se embarcó en una cuarta expedición que fue un fiasco. Trató de desembarcar en
Santo Domingo, pero su gobernador Ovando, por órdenes reales se lo impidió.
Regresó con las manos vacías y desde entonces dedicó su tiempo a tratar de que
el rey Fernando le reconociera sus derechos y porcentajes sobre los territorios
descubiertos. El monarca nunca lo recibió y puso en vigor la letra chica del
contrato, que llevó a Colón a interminables pleitos.
En
1506, el rey Fernando estaba en Valladolid para la consagración de su hija
Juana y su esposo Felipe de Hasburgo, cuando se le apareció el marino genovés,
envejecido y con la ropas raídas reclamando su parte del contrato. Murió el 21
de mayo de ese mismo año, sin enterarse de que había descubierto América, pobre
y con su buen nombre y honor muy vapuleados. Para colmo, el nuevo continente
recibió el nombre de América, en homenaje a Américo Vespucio, una mezcla de
comerciante, cosmógrafo y marino.
Este personaje, con pragmatismo, astucia y
mucha promoción a través de numerosas cartas a príncipes y reyes, en los que
relataba sus numerosos viajes al Nuevo Mundo, varios de ellos ficticios, le
arrebató a Colón el honor de que las tierras descubiertas, llevaran su nombre.
Felipe
Pigna. Los mitos de la Argentina, tomo 1. Editorial Norma, Buenos Aires 2004.
Biografías
y vidas. Bartolomé Colón. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/colon.htm
Columbus. Enciclopaedia Britannica. Macropaedia, vol 16 pag 605-610. Chicago 1995.
En el barrio de Triana, en Sevilla, hay una estatua en homenaje a su hijo dilecto Rodrigo, en la que aparece aferrado a un mástil en actitud de estar gritando "tierra".
ResponderEliminarMuy lindo dato, gracias Rocío
EliminarDudo mucho que a Colón y hermano los hayan engrillado por consideración a los indios. Me parece más bien que la corona se debe haber arrepentido de darle tantas atribuciones y porcentajes al Almirante.
ResponderEliminarEs probable que el aspecto economico haya tenido importancia, pero es cierto que Colón fue despiadado con los nativos de América. En todos los viajes la tripulación estaba constituida por presidiarios sacados de las cárceles y enviados de prepo a las naves. Nada que ver con los primeros colonizadores de Estados Unidos que eran protestantes de moral rígida que huían de la ultracatólica Queen Mary
Eliminar"Bloody Mary" Tudor. Hija de Enrique VIII y nieta de los Reyes Católicos. Joya.
EliminarSi hay una injusticia histórica y geográfica es el nombre de América. Una estupidez ya irreparable.
ResponderEliminarMuy interesante relato y bien ilustrado. Gracias.