Quién recorra Buenos Aires, admirando los
estilos de sus edificios, observará con asombro que varios de ellos, que se
alzan como hermosas estructuras palaciegas, son escuelas. El esplendor de
muchas de esas construcciones fue el resultado de la visión y empuje de Domingo
Faustino Sarmiento, quién en sus dos viajes a Estados Unidos entre 1847 y 1868
se inspiró en la arquitectura y el sistema educativo de aquél país.
Escuela Petronila Rodríquez, hoy Palacio Pizzurno y
sede del Ministerio de Educación de la Nación
Para Sarmiento, los educadores debían
ser inteligentes, preparados y con abnegación hacia la docencia y tanto ellos
como los alumnos, debían realizar sus tareas en edificios limpios, bien
aireados e iluminados. Si la enseñanza era una de las piedras fundamentales
para el desarrollo de una nación, el lugar en que se llevara a cabo debía estar
acorde con tan alta función. Sarmiento eliminó las escuelas rancho y dio origen
a la creación de edificios escolares qué hoy son parte del patrimonio
arquitectónico de la ciudad.
Ya siendo presidente trajo de Estados
Unidos a un grupo de maestras que debieron aprender el idioma, las costumbres y
adaptarse a las condiciones sociales y estrechez de comodidades de nuestro país,
que estaba en plena etapa de formación y mucho más atrasado, que el estado de
Massachusetts de donde provenían estas mujeres. La odisea de las educadoras
está plasmada en el libro de Julio Crespo: Las
maestras de Sarmiento, que por las aventuras, riesgos y peripecias que
debieron afrontar, merecen un capítulo aparte. Lo menos que podía ofrecerles el
país a estas abnegadas mujeres, era que pudieran desempeñarse en instalaciones
adecuadas y esa fue una razón más para eliminar las escuelas rancho de la época.
En su libro La educación
popular, de 1849, Sarmiento recomendaba adoptar el "sistema
simultáneo" de enseñanza, es decir, la división del alumnado por niveles
de conocimiento y para ello había que construir escuelas que tuvieran tantas
aulas como niveles según la graduación de los estudios. Pero además, Sarmiento estableció
las bases arquitectónicas de las escuelas, señalando que debían ser austeras y
al mismo tiempo contar con cierto lujo decorativo.
La primera escuela
primaria, construida en 1858 de acuerdo a sus ideales, fue la de Catedral al Norte,
en Buenos Aires. Diseñada por el arquitecto Miguel Barabino, poseía una fachada
neorrenacentista.
Durante la presidencia
de Sarmiento (1868-1874), se abrieron cerca de 800 escuelas en todo el país, se
triplicó la matrícula escolar y se crearon establecimientos para formar
maestras. Su ideal era el de convertir las instituciones educativas en
"templos del saber", siguiendo el estilo grecorromano, porque
Sarmiento apoyaba la enseñanza laica, obligatoria y gratuita.
En 1884, Benjamín
Zorrilla, a cargo del Consejo Nacional de Educación, inauguró varios edificios
escolares entre los que se destaca la Escuela Juan de Garay y la Escuela Superior
de Comercio Carlos Pellegrini (M.T. de Alvear 1851).
Colegio Carlos Pellegrini
Julio Argentino Roca, durante su primera presidencia impuso la ley 1420 de enseñanza obligatoria gratuita y laica y continuó a buen ritmo con el proyecto sarmientino en todos sus aspectos. El escritor y periodista Osvaldo Bayer debería tomar nota de los aspectos positivos de Roca, que son muchos, y dejar de lado esa obsesión maniquea que caracteriza su campaña destinada a borrar su nombre de las calles y eliminar los monumentos a su memoria. Es una pena que un hombre como Bayer, de conducta y coherencia intachables, haya caído en ese estado compulsivo que le roba gran parte de su vida útil. Sería bueno que leyera la declaración de Roca al anunciar en 1886 el plan de construcción de escuelas-palacios en Buenos Aires: "Todo niño por humilde que sea, al pisar los umbrales de estos soberbios monumentos y entrar en estos recintos, se sentirá por este sólo hecho, dignificado e igual a sus tiernos compañeros, aun cuando desciendan ellos de la más elevada y pudiente alcurnia". Palabras que resultan llamativas saliendo de un estadista de neto corte conservador.
Escuela
Presidente Roca
Las dos primeras grandes
obras que se realizaron en Buenos Aires fueron el Normal Nº 1, proyectado por
Ernesto Bunge, y la Escuela Petronila Rodríguez, proyectada por Carlos y Han
Altgelt, sede del actual Ministerio de Educación. Otro tanto hacía en la ciudad
de La Plata, Dardo Rocha. Le siguieron la Escuela Sarmiento de Carlos Morra y
la Escuela Nicolás Avellaneda de Francisco Tamburini, el mismo arquitecto que
diseñó el Teatro Colón.
En plena euforia del Centenario, en 1910, se
proyectaron y levantaron muchas escuelas-palacio, una de ellas fue el Colegio
Nacional de Buenos Aires, del arquitecto Norbert Maillart, con su majestuosa
fachada y las suntuosas escaleras de mármol del interior.
Biblioteca y salón de actos del Colegio Nacional de Buenos Aires
La arquitectura de
escuela-palacio perduró a lo largo del tiempo y como ejemplo tenemos en la
década de 1920, el Instituto Félix Bernasconi, en Parque de los Patricios que abarca
una manzana y combina el estilo renacentista florentino con signos de
modernidad. Está dotado de teatro, gimnasio, natatorio, salas de música,
talleres de manualidades, consultorio médico y muchas otras instalaciones. Gracias
a la majestuosidad del edificio, el barrio, que era humilde, progresó hasta
convertirse en una localidad atractiva.
Instituto Féix Bernasconi
En su artículo del
diario La Nación escrito en 2011 sobre las escuelas-palacio, Hugo Beccacece,
termina diciendo: “Sería bueno que esa tradición continuara y se incrementara
con experiencias que respetaran lo que ya se ha hecho e incorporaran nuevos
avances.”
Nada más alejado de esta expresión de deseo es lo que está ocurriendo
con la educación en Buenos Aires bajo la gestión del procesado jefe de la
ciudad Mauricio Macri. Desde el comienzo mostró un desprecio absoluto por la
educación, especialmente la enseñanza pública a la cual le retaceó presupuesto
y no mantuvo los edificios. Pero además, eliminó numerosos talleres educativos
de arte y de música como ocurrió con
el pianista Claudio Espector ex director del Conservatorio Manuel de Falla,
creador y principal impulsor, del Programa
de Orquestas Infantiles y Juveniles de la ciudad de Buenos Aires, a quién
echó de su cargo. Ver: La magia de la música
A fines de 2013 Esteban
Bullrich, Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, pergeñó un
sistema de inscripción escolar por internet que resultó desastroso, ya que
quedaron sin matrícula más de 10.000 alumnos. Para paliar la situación, el
gobierno de Macri adquirió aulas containers.
La línea
argumental de sus discursos de que esas aulas “son más cómodas que las aulas
construidas” (sic de Rodríguez Larreta en entrevista por radio Continental del 28/1)
o que “para cubrir las vacantes no se están construyendo aulas, sino nuevas
escuelas” (sic del ministro Bullrich en entrevista por radio Continental del
23/1), pretende tomar por estúpidos a los miles de padres cuyos hijos se
quedaron sin matrícula. Además, contradice las normas que tiene la ciudad para
la construcción de escuelas, emanadas del propio Código de Edificación porteño.
Container destinado como aula escolar. Seguramente que Macri no va a mandar a su hija Antonia a ese cubículo
Esteban Bullrich comenzó a
instalar containers en los pasillos del Instituto Félix Bernasconi, una de las
escuelas-palacio, afeando y denigrando un edificio, Patrimonio Histórico
Nacional, de arquitectura y belleza exquisitas. Afortunadamente, este operativo
fue suspendido gracias a una medida cautelar que tuvo curso favorable en la
justicia.
El gobierno de la Ciudad
denomina a estos engendros con el eufemismo de “aulas modulares”, pero todo el
mundo las considera containers. Esta
degradación de la educación pública, además de violar las normas vigentes,
constituye un grotesco contraste con las escuelas-palacio que idearon nuestros
próceres y una demostración más del desprecio que tienen Macri y su equipo por
la educación pública.
Rodriguez Larreta (el Guasón), Mauricio Macri (el procesado), Estaban Bullrich (el incompetente)
Fabio
Grementieri y Claudia Shmidt. Arquitectura,
educación y patrimonio.
Hugo Beccacece. Templos del saber. La Nación. 15/02/2011.
Gustavo Vallejo. Máquinas de educar para la nueva capital. Anuario del
Instituto de Historia Argentina. 2004,
no. 4, p. 273-303. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3257/pr.3257.pdf
José Machain. De aulas, containers, códigos, e
inteligencias. Página 12, 30/01/2014.
Sergio Viñesky. Comentario sobre las
escuelas-palacio en el programa Gente de a pie, del día 11/02/2014 por
Radio nacional.
Freno judicial a las aulas pasillo. Página 12,
14/02/2014.
Faltan las escuelas shopping de Grosso
ResponderEliminarMuy interesante el articulo, pero desde 1920 del instituto bernasconi al 2013 y los conteirners de macri hay un bache histórico importante, no se le puede adjudicar a nadie un déficit educativo tan grande.
ResponderEliminarMuy bueno, Ricardo tu desarrollo. Cuando me enteré de las aulas containers, pensé...si Sarmiento resucita se vuelve a morir...y no porque sea mi prócer preferido, pero si hay que reconocer todo el trabajo que hizo en lo que educación respecta, que fue realmente grandioso, como vos lo señalabas. En fin.... qué nos deparará el destino en este sentido, quién lo sabe. Nos queda el voto para mostrar el descontento, aunque lo lamentable es que los que votan a Macri y su séquito no van a la escuela pública y poco les interesa este tema. Gabriela
ResponderEliminarCoincido Ricardo con la escencia de tu planteo. Creo que quizás faltó todo una parte de la visión europeizante de Sarmiento, y de su consideración hacia el nativo. No creo que lo de Bayer sea una "obsesión maníquea", sino un intento de rever el lugar de los omnipresentes próceres de nuestra historia. Más allá de lo que dijo Roca, me parece importante destacar que hizo con los indios de estos lares (y para qué, o para quién, no?). Bueno, es solo una opinión. Un saludo.
ResponderEliminarJorge Palmeiro
De que Bayer tiene una obsesión maniquea con Roca, se puede apreciar leyendo sus artículos, especialmente en la contratapa de Página 12, donde es frecuente que empiece con un tema cualquiera (economía europea, pedofilia, arte, etc) y siempre se las arregla para terminar denostando a Roca. Bayer tiene razón cuando habla de genocidio con los indios, pero jamás menciona que para ir a Bariloche tendríamos que pedirle permiso a los chilenos y que la unificación del país hubiera tardado varias décadas más. El libro "Soy Roca" de Félix Luna que no era conservador sino radical, es muy esclarecedor sobre las gestiones de Roca. Todo esto sin desmedro del respeto que tengo hacia Bayer.
EliminarCon respecto a Claudio Espector que fue expulsado por el gobierno de la Ciudad de su programa de orquestas infantiles y juveniles, un fallo judicial acaba de ordenar su reposición al cargo. Esperemos que esto se concrete, ya que la actividad de Espector significaba la inclusión a la música de una población infantil de bajos ingresos. La actitud de Macri en interrumpir un programa de tanto significado social, solo se explica o porque es un incapaz o porque tiene un profundo desprecio hacia quienes no son de su clase.
ResponderEliminarexcelenre nota Ricardo!! conmparto plenamente tu opinión, comparto en redes sociales!
ResponderEliminarmuy buena,como siempre,tu editorial de hoy Ricardo!te agradezco el esclarecimiento sobre Roca,que no eara sant de mi devocion;me has enseñado al respetarlo un poco mas,pues,como siempre,la ignorancia nos induce a equivocarnos en lo quecse refiere alas personas,aun cuando puedan tener sus errores.Mercedes Zeta
ResponderEliminarhttp://blog.is-arquitectura.es/2012/05/13/aulas-con-contenedores-de-carga-en-bogota/
ResponderEliminarSe ha llevado a cabo en Bogotá (Colombia), para la Universidad Juan N. Corpas, que necesitaba disponer en un corto periodo de tiempo (30 días) de un nuevo edificio de aulas.
No creo que sea denigrar nada... es otra forma de construir....