HABLEMOS DE ECONOMÍA

El tema económico como elemento de desestabilización

La economía, uno de los temas favoritos de los argentinos después del fútbol, constituye un ámbito de disputa ideológica permanente. Hay dos razones de peso que lo justifican: es un espacio de lucha por el excedente económico y es el caballo de batalla que esgrimen los pensadores del neoliberalismo para desestabilizar a un gobierno. Un caso paradigmático fue el de Alfonsín, cuya gestión fue socavada por una inflación galopante y sin precedentes en la historia argentina. Como consecuencia llegó el menemato que barrió con el Estado de bienestar y se entregó obscenamente de rodillas al FMI, al Banco Mundial y a las políticas emanadas de Washington. El sueño de los monopolios mediáticos, de los neoliberales y de los terratenientes se había cumplido.

La fábula del riesgo país

Los economistas ortodoxos y los dos principales medios que los respaldan, utilizaron varias herramientas para dar señales de catástrofe y embarrar la economía. Hace un tiempo fue el índice de riesgo país y las tapas de los diarios se solazaban mostrando como la Argentina era una nación insolvente, peligrosa para los inversionistas, errática y que se encaminaba hacia un final trágico.

En forma casi súbita esta señal de alarma desapareció. Las razones pueden ser varias: al país no le pasó nada como profetizaron los gurúes de la tragedia. Las calificadoras de riesgo como Standard & Poor y Moody’s, quedaron desprestigiadas cuando respaldaron bancos que fueron a la quiebra y se comprobó que estaban lejos de ser entidades imparciales e independientes. Finalmente solo observar el dislate de que Argentina tenga peor calificación que España o Grecia, (1204 contra 500 y 357, respectivamente), muestra la absoluta ausencia de seriedad y credibilidad de estas agencias.

Habiendo fracasado la herramienta atemorizadora de esta singular puntuación, surgió el tema de la evasión de divisas ante la cual, el gobierno implantó el cepo cambiario y erradicó el problema, pero sirvió como reclamo individualista para que los caceroleros golpearan furiosos sus tachos en la penúltima manifestación; después se olvidaron del tema. 

El dólar blue, eufemismo de dólar negro

Prolífico en recurrir a fantasmas, el establishment ahora esgrime un nuevo Frankestein, el dólar blue (el verdadero nombre es dólar ilegal), para remozar el término dólar paralelo que ya estaba demodé. Llamarlo dólar negro quedaba poco elegante y se decidió adoptar el color azul de nuestra bandera. Constituye un mercado relativamente pequeño, un globo de cumpleaños que ha sido hipertrofiado por los medios a las dimensiones de un Zeppelin. 

El objetivo del dólar blue, que ahora ocupa diariamente las tapas de los diarios Clarín y La Nación, es provocar una devaluación del peso. El otro objetivo es infundir miedo y desconcierto en la sociedad, desestabilizar al gobierno y en última instancia al país. Vale todo si se trata de dar vuelta los resultados en las elecciones de octubre.

Los argumentos para la devaluación, se basan en que la economía local perdió competitividad porque los salarios crecieron demasiado en dólares. Sostienen que una devaluación, permitiría bajar estos costos y con ello aumentar primero las cantidades exportadas y luego la demanda de empleo. Adicionalmente, el encarecimiento de las importaciones favorecería su sustitución. Economistas como Melconian del PRO, Prat Gay y Redrado, para nombrar los más mediáticos, forman fila ante programas como A dos Voces de Marcelo Bonelli y Código Político, de van der Kooy y Blanck, todos espadas de Clarín para repetir esa letanía de mentiras. Estadísticamente, no existe evidencia empírica entre la devaluación y el aumento de las cantidades exportadas, como sugieren los economistas de marras. Estos personajes dedican gran parte de su existencia en hacer lobby para grandes empresas que poseen ingentes cantidades de dólares en bancos extranjeros y paraísos fiscales. Al devaluar el peso, ingresarían los billetes verdes sobrevaluados para adquirir empresas menores en vías de quebranto justamente causadas por la devaluación. 

El presidente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, hombre incondicional del PRO, sugirió temerariamente devaluar el peso un 40%. Sería desastroso, los bienes importados subirían en esa proporción, el precio de la nafta y otros productos, que son muchos, y que dependen de partes importadas, escalarían las nubes. Los que perderían son los asalariados, con disminución del consumo y el ingreso de la recesión. En un programa de TV posterior, Sturzenegger negó haber mencionado la cifra de 40% de devaluación. Sorprende que una persona tan fogueada en concurrir a los medios, como este economista, no tenga en cuenta que todo queda registrado y el programa 6-7-8 mostró las dos versiones, dejándolo en ridículo.

                                                     Federico Sturzenegger

Todos los países de América Latina han tenido inflación y si tuvieran que devaluar su moneda en forma acorde, algunos como Brasil, México, Colombia y Uruguay estarían en situación de atraso cambiario mucho más marcado que la Argentina. Sin embargo, ninguno de ellos devaluó.

El economista y diputado Carlos Heller desenmascaró a Sturzenegger diciendo que una década atrás proponía privatizar el Banco Nación. Fue el mismo que sugirió montar un fideicomiso para recaudar dinero, complacer a los fondos buitres y recuperar la Fragata. El gobierno lo logró sin gastar un solo peso y recurriendo al arbitraje internacional sobre leyes marítimas. Sturzenegger es otro de los entusiastas de someternos a las exigencias de los fondos buitres con el argumento de “honrar la deuda”, que utilizó en una de sus cínicas editoriales el diario La Nación. Los memoriosos recuerdan que cuando fue Secretario de Política Económica en 2001, junto con Cavallo, ambos les quitaron a los jubilados el 13% de sus haberes y redujeron el salario de los trabajadores.

                              Carlos Heller

En abril se produjo una recaudación tributaria record, un mes atípico para esos lujos. La noticia es un impacto similar a la bocha de bowling que desparrama y voltea los bolos, que serían todos esos economistas del desastre, porque es sabido que cuando hay descalabro lo primero que se deja de pagar son los impuestos. 

La ley de blanqueo o exteriorización de capitales

Esta ley permitirá invertir en estructura energética y en el mercado inmobiliario. La medida de blanqueo del Gobierno, además de recibir el apoyo de la Unión Industrial, a través de Mendiguren, empieza a generar cada vez más entusiasmo en el sector de la construcción. Las empresas inmobiliarias, desarrolladoras y constructoras coinciden en que es una respuesta “inteligente” para solucionar los altibajos que experimenta la rama en los últimos meses. La propuesta, afirman los referentes, tiene la virtud de beneficiar al conjunto de los bloques a partir de inyectar más liquidez en el mercado. El elemento relevante es que aporta una nueva fuente de demanda, permitiendo aceitar las operaciones de compra-venta de propiedades. 

Los grandes medios, junto con economistas y políticos de la oposición salieron, como es habitual, a criticar la medida. Uno de los argumentos es jocoso: sostiene que es una medida carente de ética porque los que fugaron capitales, ahora se beneficiarían. Clarín y La Nación, que miraron con beneplácito la gran fuga de dólares en 2011 y que tienen dólares en paraísos fiscales, carecen de autoridad moral para esgrimir ese argumento. Además, quién depositó dólares en un banco extranjero no es necesariamente narcotraficante, tratante de blancas o evasor de impuestos. Los que quieren beneficiarse con esta ley deberán cumplir con la presentación y pago, al 31 de mayo de 2013, de las obligaciones de los impuestos a las Ganancias, a la Ganancia Mínima Presunta y a los Bienes Personales.

Radicales como el deplorable Ernesto Sanz se olvidaron o simplemente desconocen en su ignorancia, que oportunamente Raúl Alfonsín, envió al Congreso un proyecto de blanqueo de capitales (Ley 23.495, 29,agosto,1986). Inglaterra, Italia, México, Portugal, Suiza y Estados Unidos, realizaron proyectos de repatriación de dinero similares. Sanz se quiere postular para presidente, quizás algún alma piadosa le esclarezca que con los votos de su mujer, la mamá y la suegra no alcanza para ganar una elección. Ricardo Gil Lavedra y Jorge Morales quienes con clichés, en lugar de argumentos, critican el blanqueo, se olvidaron que cuando formaban parte de la Alianza establecieron en 2001 un blanqueo similar, con la diferencia que estaba dirigido a los bancos que se capitalizaron con las divisas que ellos mismos fugaron.

Los grandes medios profetizaron el fracaso de la medida, el tiempo dirá, como ha sucedido hasta ahora, que sus predicciones van nuevamente camino al fracaso.

Fuentes:

Carlos Heller en el bloque de economía del programa Marca de Radio de Eduardo Aliberti, 04/05/2013.

Raúl Dellatorre. Quebrar las expectativas antes que las políticas. Página 12, 05,05,2013.

Alfredo Zaiat. Opinion. Página 12, 05,05,2013.

Osvaldo Scaletta. Despintar el blue. Suplemento Cash de Página 12, 05/05/2013.

Mariano Obarrio. Crecen las diferencias en el gobierno por el dólar blue. La Nación, 05/05/2013.

Carlos Heller. Carlos Heller: "La caída de la venta de inmuebles es un dato positivo" La Nación, 05/05/2013.

Federico Kucher. El Cedin es un instrumento fantástico. Página 12, 09/05/2013.

Sebastián Premici. La letra chica ya está en el Congreso. Página 12, 09/05/2013.

Martín Kanenguiser. La crisis mundial, excusa para el blanqueo. La Nación, 09/05/2013.

Eduardo Di Cola. Blanqueo. Página 12, 11/05/2013.