El
diario La Nación no termina de sorprender con artículos insólitos, la mayoría
de ellos se pueden hallar en las notas editoriales y en la anteúltima página.
En el número del día jueves 24 de enero del corriente, Emilio Cárdenas, ex
embajador ante las Naciones Unidas durante el menemato y director ejecutivo de HSBC
Argentina Holdings S.A, escribió el artículo “Los delitos de lesa humanidad
deben ser probados”.
Emilio
Cárdenas
Comienza
señalando que terminada la Segunda Guerra Mundial y derrotada Alemania, los
aliados pusieron en marcha los tribunales de Núremberg, para juzgar los
crímenes y atrocidades del nazismo contra militares y civiles. El autor del
artículo destaca las posturas marcadamente diferentes de los Estados Unidos,
Francia y Gran Bretaña por un lado y por el otro, las del aliado indeseable, es
decir la Unión Soviética.
Juicios
de Nuremberg
Según
Cárdenas, las diferencias estribaron en que los jueces occidentales trataron de
ejercer juicios justos y bien fundados, mientras que los tribunales rusos
fueron menos contemplativos con los jerarcas nazis y los miembros de las SS que
lograron apresar. En otros términos, pretendían juicios más expeditivos contra
aquellas alimañas.
Sin
que exista ningún atisbo de comparación, Cárdenas se sumerge en un alambicado y
farragoso soliloquio, pretendiendo hacer una extrapolación con los juicios a
los genocidas argentinos, ya que según él, no fueron ni son sometidos a
procesos judiciales prístinos y transparentes. Su nota pretende equiparar a los
“negligentes” y “caprichosos” jueces rusos con sus pares argentinos.
Finalmente,
abandonando eufemismos y fraseología engolada, señala sin tapujos que muchos
veredictos (sin indicar cuáles ni como), fueron resultado de la fantasía y las
emociones de los jueces. Termina hablando de un revanchismo que no orgullecerá
a las generaciones futuras. Artículos de estas características, sólo tienen
cabida en publicaciones de ultraderecha como Cabildo o La Nueva Provincia y
también el diario de los Mitre.
La
Nación es un periódico que se posicionó del lado del proceso y jamás criticó
los procedimientos aberrantes de los genocidas con sus prisioneros. La familia
Mitre, junto con Ernestina Herrera de Noble, del grupo Clarín, tenían una deuda
moral, o más bien inmoral, con el general Videla, quién les entregó el
monopolio de Papel Prensa mediante procedimientos delictivos.
Vale
la pena recordar una vez más, que cuando José Claudio Escribano, integrante del
directorio del diario La Nación, se presentó ante Néstor Kirchner, apenas éste
asumió, le entregó una carpeta con las sugerencias (digamos directivas), a
desarrollar durante su gobierno. Entre ellas figuraba la de no juzgar a los
uniformados involucrados en los crímenes de la dictadura. La actitud de
Escribano evidenció la línea de pensamiento y de conducta del diario. Ver artículo haciendo click aquí.
Ahora
Emilio Cárdenas, a quién no se le movió una pestaña por las violaciones a los
derechos humanos durante los años de plomo, omite cuidadosamente que a ninguno de los
prisioneros de la dictadura se les ofreció la oportunidad de una defensa. En
realidad ni siquiera un juicio sumario o parodia de juicio. Por otro lado,
cualquier abogado que pretendiera representarlos, corría el riesgo de sufrir el
mismo destino.
En
contrapartida, absolutamente todos los genocidas fueron sometidos a juicios con
amplios derechos de defensoría. Procesos que duraron meses y que gracias a los
aportes de numerosos testigos, determinaron sentencias más que justas.
Juicio por los crímenes de la Perla donde se
presentaron más de 700 testigos. La Perla fue el epicentro de la política de
desaparición forzada de personas en la provincia y, según testimonios de
sobrevivientes y organismos de derechos humanos, por ese lugar pasaron entre
2.200 y 2.500 personas.
Finalmente,
Emilio Cárdenas menciona a los jueces soviéticos como venales y poco dispuestos
a veredictos rigurosos. Esta parte del texto, por los términos y argumentos
empleados que destilan un rechazo visceral hacia la Unión Soviética, resta
credibilidad al análisis del autor de la nota. No dispongo de elementos para
establecer si realmente los abogados soviéticos se ensañaron con los nazis
sentados en los banquillos de Núremberg, pero si fuera cierto lo que dice el
redactor, sería comprensible. Los nazis mataron a veinte millones de rusos
entre militares y civiles, en una guerra donde la Unión Soviética fue atacada
por sorpresa.
En
momentos en que Argentina está considerada un adalid de los derechos humanos
por el juicio a las juntas, algo que España no pudo, o no quiso resolver sobre
los crímenes del franquismo, el comentario de Cárdenas suena como un violín
desafinado en una orquesta armoniosa. Si bien este señor no lo explicita, surge
de su texto de alambicada hipocresía la fuerte sensación de simpatía por la
dictadura que sufrió la Argentina.
Ver
artículo de La Nación haciendo click aquí
Parque de la Memoria en la Costanera Norte
Es la típica y falaz argumentación de una élite situada del “lado decente del Arroyo del Medio”, que desprecia a todo cuanto acampa del otro lado y que considera que lo que la dictadura llevó adelante fue, como sostenía monseñor Bonamín, una “purificación por la sangre”, del mismo modo como los obispos y cardenales españoles sostenían que la subversión franquista era “una Cruzada”. No pueden decir en voz alta lo que piensan y menos lo que sienten, porque son conscientes, pese a todo, de que los argumentos que se utilizaron, aquí y allá, para “explicar” lo inexplicable, no eran más que justificaciones para llevar adelante procesos de concentración que revirtieran toda reivindicación de los acampantes del otro lado del arroyo. Y saben también que eso es algo que se ha hecho carne en el mundo, sin necesidad de ser comunista, terrorista o cualquier otra cosa.
ResponderEliminarReclaman airados por supuestas omisiones de legalidad, algo de lo que prescindieron sistemáticamente durante su actuación, iniciada, aquí y allá, con un acto de subversión institucional. Claro, el detalle era que defendían la civilización occidental y cristiana.
Traer a colación lo de los juicios de Nuremberg, creo, es un detalle efectista.
No es del caso ponerse a analizar esos juicios, pero, un argumento que se esgrimió en su momento para desautorizarlos, fue el de que el tribunal estaba integrado por jueces de los países vencedores. Lo que surgió a la luz en ellos y los fallos emitidos, quitaron toda fuerza a este planteo. Seguramente hubo diferencias en los enfoques jurídicos de los distintos países, pero, más allá de las subjetividades, también son distintos sus sistemas judiciales y las teorías jurídicas sobre las que se asientan, bien que todas persigan la preservación de la Justicia.
JC
Aquí se dió la posibilidad de que el fuero militar actuara, respetando un ordenamiento privilegiante pero vigente entonces, y ante la reiterada negativa a hacerlo, recién pasó a los tribunales civiles y allí quedar.
EliminarEs indudable que los militares no quisieron abrir la instancia que se les ofrecía, porque se hubieran visto ante una evidencia a la que estaban empeñados en negar. Pero esa misma negativa fortaleció la necesidad de juzgar lo sucedido. Y aquí, como en Nuremberg, el horror avaló la decisión.
Lo de Cárdenas es trasnochado y sólo sirve para mostrar su cerrazón intelectual. Sus congéneres mundiales ya no se ocupan, ni menos se preocupan, por las cosas de las que él habla: han logrado establecer en el mundo un sistema que está conduciendo a todos los países adherentes a un resultado de concentración de riqueza y poder en sectores minoritarios de sus poblaciones, a una reconversión de toda reivindicación social, que no necesita de muertos, ni torturas, ni siquiera de golpes de Estado, que ciega a los que quiere perder y se expande ante el estupor y la impotencia de unos y el regocijo de otros.
JC
El articulo de Emilio Cárdenas en La Nación lo lei ayer y me indignó. ¡Qué periodismo descarado! El diario El País mostrando en la tapa un falso Chavez agonizando, el Clarín presentando como actuales, asaltos y asesinatos que ocurrieron hace meses, demuestra la impotencia de estos tipos.Pero no dejan de ser temibles y peligrosos.
ResponderEliminarLK
Doctor, ignoraba que Ud, además de médico, era un prestigioso y conocedor jurisconsulto en derecho internacional, materia que yo conozco poco por lo que no puedo entrar en detalles como lo hace Ud con su versación.
ResponderEliminarEsto no me impide leer ambos artículos, el de Cárdenas y el suyo, y extraer algunas conclusiones. Encuentro, casi al final de su artículo una frasesita que, a mi entender implica un manifiesto prejuzgamiento. Dice Ud (sic): “…sería comprensible.” Ergo, todo se justifica
Más adelante dice Ud (sic): “…surge de su texto de alambicada hipocresía la fuerte sensación de simpatía por la dictadura que sufrió la Argentina.”
Me parece que, atento a la frasesita anterior, de su texto, también por ende de alambicada hipocresía, surge una fuerte sensación de simpatía en su caso hacia la ex (afortunadamente) Unión Soviética, una fuertísima dictadura, igual o peor a la nazi y a la que aquí padecimos.
Atentamente
Adolf: FRASECITA !!! (x2)
EliminarNoto con gran sorpresa que todos los comentarios son en contra del Dr. Emilio Cardenas, quisiera creer que es pura coincidencia, voy a refrescarles la memoria: violacion de los arts. de nuestra C.N.,violacion al pacto de Roma, IOLACION DEL DEBIDO PROCESO:NADIE ES CULPABLE HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONRAIOS: SE INVIERTE LA CARGA DE LA PRUEBA, aca, en el pais, hay personal policial y militar ILEGITIMAMENTE DETENIDOS, puesto que aun no tienen JUICIO NI CONDENA, esto hace pensar que los jueces DE ANTEMANO saben que las sentenicas SERAN CONDENATORIAS, de lo contrario expliquenme ustedes como jóvenes de aquellos años (entre 22 y 25 años) hoy abuelos, de mas de 70 años, estan encarcelados sin ser aun juzgados. No quiero pensar qu esto es solo política y no justicia.
ResponderEliminarA mabel50, con todo respeto, no entiendo bien lo que dice, quisiera saber el nombre de a quiénes se refiere que están ilegitimamente detenidos; muchos acusados han sido absueltos.
EliminarY no me puedo explicar matemáticamente cómo hacen los que tenían 25 años para ser ahora abuelitos de más de 70.