domingo, 16 de diciembre de 2012

FASCINANTE PATAGONIA


La siguiente es una síntesis de las impresiones que tuvimos en el reciente viaje al sur.

Alquiler del vehículo
Al arribar al aeropuerto de Esquel nos esperaba un empleado de la agencia de alquiler de autos, fácilmente identificable porque era de raza negra. Esau, recién pisaba suelo argentino y su conocimiento del castellano era nulo. Afortunadamente no hablaba el creole de Haití, sino un francés correcto. Alicia y yo reflotamos de alguna parte de nuestros cerebros lo que sabíamos del idioma y logramos comunicarnos.

Esau nos llevó a un barrio humilde donde estaba la oficina de la empresa, si es que así se le puede llamar a una casucha donde una habitación hacía de dormitorio del haitiano y su esposa y la otra contenía un escritorio, tres sillas, un teléfono y una calculadora. Si no nos escabullimos fue porque habíamos dejado una seña previa y porque amigos confiables nos habían recomendado la agencia.
Recibimos un vehículo que no era el convenido y luego nos percatamos que el seguro vencía en los próximos días.

Regresamos a la oficina y nos recibió la esposa de Esau, también haitiana y absolutamente ignorante del castellano. En medio de la precaria conversación que se entabló, súbitamente la mujer perdió el conocimiento. Era grandota y nos costó trabajo levantarla y ubicarla en una silla. Alcanzó a balbucear que estaba con fiebre y una vez que comprobamos que estaba fuera de peligro, emprendimos una discreta retirada.

Afortunadamente, el recepcionista del Hotel Angelina (muy recomendable), donde nos alojamos y que conocía vida y milagros de la población, logró ubicar a la esposa del dueño de la agencia, quién en esos días estaba en Europa. Nos cambió el auto y así finalizó esta curiosa e inquietante etapa de nuestro viaje.

Esquel y la Trochita
Esquel (40.000 habitantes), cuna del escritor y ensayista Jorge Lafforgue, es una hermosa y activa ciudad entre montañas y lo primero que hicimos fue viajar en la Trochita. La locomotora de 1920, parecía un desquiciado samovar sobre ruedas que lanzaba vapor por todas sus válvulas y una columna de humo negro de su chimenea. Los vagones de madera hacían el mismo ruido que un barco a vela bajo la tormenta y en los cruces a nivel, la gente se bajaba de los autos para fotografiar a esa poesía rodante.

                                              El Viejo Expreso Patagónico

Al escritor norteamericano Paul Theroux, quién viajó en tren desde Boston, la Trochita le produjo tal impresión, que al volcar sus experiencias a lo largo de América, tituló la obra El viejo expreso patagónico y así está actualmente bautizado este singular y pintoresco ferrocarril.

En viaje al lago Futalaufquen, uno de los más hermosos de la Patagonia, levantamos a dos mochileras, una guatemalteca quién desde los 6 años vivía en Texas junto con una inglesa estudiante de danzas. La guatemalteca era simpática y preguntona y pronto se informó de lo esencial de nuestras vidas. Venía viajando desde Costa Rica haciendo dedo y tomando ómnibus y en Argentina se juntó con la inglesa para compartir viajes y aventuras.

Los Antiguos y la Cueva de las manos
Los Antiguos es un pintoresco pueblo a la vera del lago Buenos Aires, lago que del lado chileno se llama Carreras. Las calles y las casas están repletas de rosas multicolores como nunca habíamos visto, excepto quizás en San Martín de los Andes. La pequeña ciudad fue prosperando lenta, aunque inexorablemente a casi todo lo largo del siglo XX, pero en la noche del 8 de agosto de 1991 las cenizas de la erupción del volcán Hudson destruyeron todo el ganado lanar. Los habitantes no se amilanaron y aprovecharon la nueva fertilidad del suelo para convertirse en importantes productores de frutas y sus derivados. Un elaborado sistema de riego mediante acequias asegura el aporte de agua a todas las chacras que también pueden visitarse.

En el camino hacia la Cueva de las Manos, recogimos a una pareja de israelíes quienes disfrutaban de merecidas vacaciones después de 3 años él y 2 ella de servicio militar obligatorio. El joven conservaba un correcto castellano de su infancia en Argentina, antes de emigrar con sus padres a Israel. Venían de Chile y deslizaron un comentario que habíamos registrado en otras ocasiones: los argentinos son muy cordiales, no así del otro lado de la cordillera.

Descartamos totalmente recabar información y menos aún opinar sobre el eterno conflicto con los vecinos árabes. No quisimos herir susceptibilidades a quienes seguramente habían recibido una férrea mística nacionalista.

                     Manos y figura de una lagartija

La Cueva de las Manos es una etapa imperdible por su entorno geográfico y las pinturas rupestres de diez mil años de antigüedad. Me enganché a conversar con una inglesa culta e inquieta, quién en un momento se interesó por mi conocimiento del idioma. “Lo aprendí en los Estados Unidos”, le informé. Me miró asombrada y exclamó: “Pero usted habla buen inglés”.

Lago Posadas
Lago Posadas, la siguiente etapa, es un villorrio de 270 habitantes que sin embargo, cuenta con un Centro Sanitario donde un dentista con profesionalismo y solvencia y muy bien equipado le resolvió a Alicia un insoportable dolor de muelas que le estaba arruinando el viaje. Fue reconfortante comprobar que hasta el pueblo más pequeño cuenta con atención sanitaria, buena, gratuita y durante las 24 horas.

                                                             Lago Posadas

Nos alojamos en un hotel que resultaba pretencioso para ese pueblito. Diseñado y construido por su dueño, el arquitecto Horacio, quién cumplía las funciones de recepcionista, maître y anfitrión. El edificio contaba con un magnífico y espacioso salón comedor, digno de un hotel 5 estrellas, pero carente de ostentación.

                                            La hostería del Lago Posadas

En un restaurante del pueblo, la presencia en el mostrador de un retrato de Neruda junto a Salvador Allende, fue el desencadenante de una empatía y extensa conversación con su dueña Luciana.

El Chaltén y Calafate
Mientras la ruta nos aproximaba a la siguiente etapa que fue El Chaltén, se nos agrandaba la imagen imponente del Fitz Roy, paraíso de los andinistas más intrépidos. Por su belleza y armonía El Chaltén, con sus casas de madera y el entorno geográfico se asemeja a un pueblo suizo. En este edén del trekking, hay caminatas para todos los gustos y edades, pero la fascinación que atrae a locales y extranjeros es hacer cumbre en el Fitz Roy que sólo unos pocos logran anualmente.

                                         El Fitz Roy, ahora llamado Chaltén (montaña que humea). Durante mucho  tiempo se pensó que era un volcán


Los tres días que estuvimos, cenamos en un pintoresco restaurante, repleto siempre de turistas que generaban una babel de idiomas. La mayoría provenía de países nórdicos que no han sufrido el impacto de las políticas neoliberales que asolan al resto de Europa.
  
        En todos los pueblos había modernas escuelas como esta de El Chaltén

La proximidad entre El Chaltén y Calafate obligó a una visita al glaciar, imponente como siempre. Hacía 25 años que no íbamos y por entonces el Calafate era un pueblo pequeño con calles de tierra. Nos encontramos esta vez con una ciudad bellísima, arbolados bulevares, hermosas viviendas, grandes hoteles y mucho movimiento.

Regreso
En el viaje de regreso hicimos escala en Gobernador Gregores y Perito Moreno, pleno centro de Santa Cruz. En ambas ciudades hay emprendimientos mineros que si bien se encuentran a 50 kilómetros del área urbana, suscitan sensaciones mezcladas en los habitantes por la posibilidad de los efectos colaterales.

Encontramos un holandés que pensaba llegar hasta Alaska con su vehículo y varios canadienses que en poderosas motos BMW se dirigían a su país desde Ushuaia.

En otra oportunidad, estando en el bar de una estación de servicio, se detuvo una moto de la que emergió un gigante que debía agacharse para pasar el marco de las puertas. Pensé que en Argentina no hay sastrería ni zapatería que pudiera satisfacer las necesidades de semejante Gulliver. Cuando el gigantón se sacó el casco, surgió un rostro bonachón rubio de ojos azules. Resultó ser un periodista ruso quién en correcto inglés nos dijo que escribiría un extenso artículo sobre sus impresiones de la fascinante Patagonia. También describió a Buenos Aires como su ciudad favorita en el mundo.

Vivencias y recomendaciones
  • en todos lados la gente es cordial y solícita;
  • hay tramos de la ruta 40 donde el conductor corta clavos, pero existen trechos pavimentados que aún no figuran como tales en los últimos mapas del ACA. Se calcula que en 2 años estará toda la 40 pavimentada;


  • durante el trayecto abundan guanacos y ñandúes, solos o con sus crías. Se recomienda tener lista la cámara fotográfica;


  • los hoteles son excelentes y los precios razonables. Los desayunos son tan abundantes que el almuerzo se resuelve con un sencillo sándwich;
  • las oficinas de información turística y las de los guardabosques son modernas edificaciones con abundante iconografía y excelente atención.
Adelante, la Patagonia los espera.

14 comentarios:

  1. UN PLACER LEER TUS CRÓNICAS. Y CONTENTOS CON TU VUELTA.
    NOS TRAJO MUCHAS SAUDADES YA QUE CASI TODOS NOSOTROS HEMOS RECORRIDO NUESTRO PAIS Y LA PATAGONIA ES UNA PERLA.
    GRACIAS POR TU COMPAÑERISMO
    UN FUERTE ABRAZO
    IQT

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  2. Aaaaaaaahhhhh....!!!! quiero ir!!!!!!

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  3. ¡Qué hermoso viaje y qué hermoso relato! Me hizo recordar un viaje nuestro de hace mil años, cuyas vivencias entretejí en un libro para mis alumnos, que cuando nos veamos te regalaré.

    Por si no nos contactamos antes de fin de año, todo lo mejor para las fiestas y Año Nuevo.

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  4. Ricardo:estoy seriamente preocupado por vos y por mi.Esta cronica esta buena como lo estuvo la anterior....eso desde ya me preocupa(que me gusten) pero me preocupa mas que si yo no te reputeo la gente no interviene ni participa.Que hago entonces??????????????????????????.Nuestro acuerdo era que yo te toreaba y que todos saLIAN A DEFENDERTE.pOR ESO SUGIERO ME MOLESTES EN TUS CRONICAS Y ASI SE CUMPLE EL CICLO..........

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  5. Me alegro que la pasaron tan bien!

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  6. Ricardo mordaz, he leído el relato de su viaje por la Patagonia. Todo muy, muy bueno, salvo que desconozco a ese ensayista que usted nombra, nacido en Esquel: seguramente un pesado... Cordialmente J.L.

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  8. Gracias, que tengan un buen año.
    Buen relato la crónica del viaje
    Helena L.

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  9. Ricardo, Me alegro por su viaje por la patagonia. Algunas consideraciones.
    Me gustaría saber cuál es la línea ferroviaria que hace el trayecto Boston – Esquel.
    Otra. En su permanencia en El Calafate supongo habrán pernoctado en el Hotel Los Sauces, lindante con la lujosísima mansión de su propietaria, la reencarnación egipcia y exitosa abogada.
    Por último, la ruta 40 estrá totalmente pavimentada en 2 años…(?), ¿será así como el tren bala anunciado en enero del 2008 y que estaría terminado en 3 años? por lo que estaría, al menos, próximo a inaugurarse…. ¿O será que nó?
    Atentamente. Adolfo.

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    Respuestas
    1. El escaso espacio me impidió entrar en detalles. Theorux viajó desde Boston hasta la Patagonia a través de todas las vías ferroviarias que encontró a lo largo de su periplo. En algunas ocasiones, debió recurrir a ómnibus e incluso taxis, nunca utilizó el avión. Pensé que usted era lo suficientemente sagaz como para que obviar esta explicación.
      Lo del plazo de la ruta 40 es una apreciación mía dado que están trabajando intensamente tanto en la provincia de Chubut como en Santa Cruz, pero si usted prefiere que el país siga atrasado y eso lo hace feliz, digamos que aún faltan 50 años.
      No llegué a conocer el hotal Los Sauces, pero hubiera sido maravilloso poderme encontrar con mi querida presidenta.
      Aprovecho para desearle felices fiestas.

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    2. …quien viajó desde Boston utilizando todas las alternativas de tren disponibles en el trayecto…
      Tan solo algunas palabras más, que aclaran la idea que de lo contrario, o no se entiende bien o queda algo torpe.
      Un comentario apelando al humor por el absurdo, humor que tan bien utilizaran entre otros Landrú (Juan Carlos Colombres), el genial Tato Bores, continuado con la misma brillantez por su hijo, Alejandro Borenstein y las pinceladas del eximio escritor y periodista Jorge Cayetano Asís.
      Le retribuyo sus buenos deseos para estas fiestas.
      Atentamente, Adolfo.

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    3. Los personajes que admira hablan de la subyugante personalidad de Adolf.

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