Las promesas incumplidas de Obama
Ganó Obama y el mundo entero lanzó un suspiro de alivio, su oponente Mitt Romney, un fundamentalista con ideas imperiales y por lo tanto de prepotencia en el ámbito externo y política neoliberal a ultranza en el ámbito interno, hicieron que el moreno parezca socialista.
No obstante, Obama deja mucho que desear, el inmerecido destinatario del Premio Nobel de la Paz, prometió durante su campaña cerrar la infame prisión de Guantánamo y derogar la ley de 2001 sobre la seguridad interior (Patriot Act). Guantánamo sigue en pie y la Patriot Act ha sido prorrogada y expandida. Ver en El Mordaz, Guantánamo: la promesa incumplida
Guantánamo
En 2011 la Casa Blanca promulgó la National Defense Authorization Act, que permite al gobierno federal encarcelar sin juicio y por tiempo indeterminado a cualquier ciudadano estadounidense sospechado de terrorismo. ¿Estará regresando esa nación a los tiempos de McCarthy?
Fue la administración de Obama la que autorizó la eliminación física, fuera de las fronteras del país, de personas designadas, muchas veces arbitrariamente como “terroristas”, aunque no participen activamente en acciones armadas. Esta función la están cumpliendo en gran medida los drones, aviones robot que sobrevuelan los territorios de Medio Oriente, matando al sospechoso y de paso unos cuantos inocentes que el Pentágono califica con el eufemismo de “daños colaterales”.
El hermano grande te vigila
La intimidad y privacidad de los norteamericanos está siendo progresivamente vulnerada. Actualmente la administración federal emplea decenas de miles de personas para escuchar conversaciones telefónicas. Esto está a cargo del Departamento de Seguridad Interior que se ha convertido en la tercera burocracia más importante del país, detrás del Pentágono y de las Veterans Administrations. Puede controlar toda actividad de las personas, desde los documentos de sus negocios hasta los libros que consulta en una biblioteca pública.
Los agentes de la CIA gozan de una inmunidad especial y no pueden ser investigados por los tribunales ordinarios del país o de los países donde actúan, pero Estados Unidos sí puede juzgar espías extranjeros que actúan en su propio país.
El mecanismo disparador de esta parafernalia de control fue el atentado a las torres gemelas y desde entonces se convirtió en un monstruo de crecimiento sostenido y sin autoridad jerárquica que lo regule.
Durante la era Bush se reglamentó que el presidente puede decidir si un ciudadano norteamericano que es arrestado será juzgado por un tribunal civil o uno militar. Esta práctica continuó durante la administración de Obama.
Debido a que la tortura es ilegal en Estados Unidos, un prisionero puede ser trasladado a una base norteamericana en un país extranjero para llevar a cabo este procedimiento, como es el caso de Guantánamo.
Estados Unidos pretende expandir su sistema de control y vigilancia fuera de sus fronteras. En octubre de 2012 durante la X Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, el representante estadounidense León Panetta, manifestó: “Ningún país por sí mismo puede hacer frente a los peligros que representa el siglo XXI”. Usó esta frase para rematar su resumen sobe la doctrina estadounidense de “las nuevas amenazas”, constituidas por el tráfico ilícito, las pandillas y el terrorismo. La idea es la utilización de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interna.
León Panetta
El ejemplo de México es aleccionador cuando en 2006, presionado por Estados Unidos, el presidente Felipe Calderón debió incluir las fuerzas armadas para lanzar su gran ofensiva contra el narcotráfico. El resultado fue una la ola de violencia que causó sesenta mil muertos. Es la contabilidad de tres guerras simultáneas: la de los carteles entre sí, la de los Zetas constituida por ex militares y ex policías y la de los militares contra los propios ciudadanos.
Pero si Obama es la opción mala, Romney es mucho peor, porque representa la versión más desorbitada del neoliberalismo, rayana en lo facineroso. Egresado de la universidad de Harvard, instituto accesible por sus costos a la minoría más rica del país, Romney tiene vinculaciones con los fondos buitre, entre ellos el que nos inmovilizó la fragata en el puerto de Ghana. Su absoluto desprecio por la suerte de los trabajadores es inocultable. Fulminó con una crítica racista y clasista al 47% de la población que no paga impuestos y que por fracasados o loosers no merecen recibir salud, educación, vivienda y comida. Si algún norteamericano aún dudaba de su extrema postura clasista, Romney se la disipó prometiendo que reduciría aún más el impuesto a los ricos y que apoyaría sin titubeos a las fuerzas del mercado.
Romney inaugura una sesión en la agrupación ultraderechista NRA (National Rifle Association),
Romney inaugura una sesión en la agrupación ultraderechista NRA (National Rifle Association),
Sus ideas sobre política internacional son más alarmantes aún, expresadas mediante declaraciones de desbordante belicismo. Rusia fue catalogada como “enemigo número uno” de Estados Unidos, insinuó que lanzaría una guerra comercial contra China (lo que hubiera provocado una verdadera debacle en su país) y amenazó con promover acciones militares más enérgicas contra Irán, Siria, Cuba y Venezuela. Nada bueno podían esperar los restantes países de América Latina, especialmente los embanderados en el UNASUR y MERCOSUR, la antítesis del ALCA.
Ante este orangután político el electorado norteamericano optó, si bien a regañadientes, por el menos malo, convencido de que el otro representaba lo peor en su forma químicamente pura.
Fuentes
Atilio Borón. Malo, pero no el peor. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-207371-2012-11-08.html
Ricardo Ragendorfer. La seguridad y sus monstruos. Le Monde Diplomatique noviembre 2012.
Chase Madar. Un presidente belicista. Le Monde Diplomatique noviembre 2012.
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