No tanto por su ceguera sino por su soberbia, el monopolio mediático ahora critica despiadadamente a todo el espectro de la oposición. Sólo se salvan y hasta cierto punto, Binner y Rodriguez Saa que tuvieron resultados relativamente tolerables en las internas.
El grupo Clarín y La Nación a través de sus columnistas aplica todos los adjetivos que jamás quisiera recibir cualquiera que ambiciona el poder. Inútiles, incompetentes, faltos de grandeza, incapacidad para hacer coaliciones, discurso pobre, publicidad mediocre, etcétera, son los distintos calificativos que se descargaron como latigazos sobre las espaldas del arco opositor durante toda la semana.
Cierto que a estos medios no les faltaron razones, los candidatos carecieron de proyectos y sus campañas fueron lamentables. En mi opinión la más execrable fue la del dúo Ricardito-De Narvaez, donde un grupo de jóvenes cambia de canal y aparece el programa 6,7,8 y entonces comienzan a vomitar en forma sucesiva. Además de no tener propuesta alguna, el aviso es de tan mal gusto que parece hecho por el enemigo.
Nunca en la historia de la Argentina los partidos dispusieron de espacio tan abundante como el que les fuera otorgado por el gobierno para divulgar sus campañas y nunca fue tan mal aprovechado y con tan malas propuestas.
Por parte de los medios, es de una caradurez total que el periodismo “independiente” se considere con derecho a sermonear en forma despiadada a los candidatos de la oposición cuando fue este periodismo el que les dio letra para que diseminaran los conceptos de “fin de ciclo”, “estado terminal de los K”, “rechazo popular”, inseguridad”, “corrupción”, mientras trataba de ubicar a los presidenciables como soldaditos obedientes en las distintas fórmulas.
Es bueno que estos políticos aprendan que no les sirvió de nada el servilismo que adoptaron con Clarín, pese a que las mentiras de este matutino superaron hace rato la línea que separa el periodismo respetable y creíble para saltar al bando de la información falseada que caracteriza al amarillismo bastardo.
De nada le sirvió a Ricardito y al cabezón manifestar que si fueran gobierno harían modificaciones sustanciales a la ley de medios para favorecer a Magnetto, ni lamentar plañideramente lo que consideraban acoso a los hijos de Ernestina. Igualmente fueron apaleados por la prensa.
El lunes 15, el monopolio mediático pasó del estupor al contraataque y después de vapulear a la oposición diseñó nuevas estrategias contra la Presidenta Cristina. Por ahora el caballito de batalla consiste en que con tantos votos el país está en riesgo de caer en una monarquía, un absolutismo cesáreo y desde ya en la posible reforma de la Constitución para un tercer período de Cristina. Así la muestra el semanario Noticias. Dado que es prácticamente imposible ganarle a Cristina, el plan es que no controle el Congreso. En teoría la idea es aceptable, en la práctica y en la Argentina de los últimos años, los diputados de la oposición en lugar de presentar propuestas, pusieron obstáculos. A Obama le está pasando lo mismo en el parlamento.
De una cajita sorpresa se levantó la tapa y apareció Sanz a quién ya nadie recordaba. Ninguneando totalmente a Ricardito, como si ya hubiera desaparecido del mapa político, lo cual parece fatalmente cierto, pero demostrando también la escasa estima que rodea al hijo de don Raúl, Sanz dijo que había que votar a diputados para equilibrar el Congreso. Los radicales tratan de despegarse de Ricardito como si tuviera olor a zorrino, ya no comparten fotos con quién consideran que es el artífice de la derrota.
Las demás agrupaciones también se están pasando facturas y carecen de planes y tácticas para aprovechar el escaso tiempo que falta para las elecciones de octubre. Mientras tanto, el gobierno avanza en forma monolítica, otorgando créditos a las Pymes repartiendo la computadora un millón, inaugurando obras y manteniendo relaciones fluidas con los presidentes de la región.
Por su lado, Biolcatti y Llambías se rascan la cabeza tratando de dilucidar el apoyo del sector del campo a Cristina. El primero tímidamente tuvo que admitir que al campo le fue bien. En realidad le fue extraordinario y si uno pasa en auto por Venado Tuerto, tiene que activar el limpia parabrisas por la cantidad de dólares que vuelan por la zona e impiden la visibilidad.
Biolcatti se fue de mambo y dijo que a Cristina la votaron los que miran a Tinelli y compran plasmas. El rechazo a sus palabras fue unánime desde todos los sectores tanto afines como opuestos al gobierno. Al diario La Nación con todo pesar, no le quedó más remedio que informar el exabrupto de Biolcatti y las críticas del resto de la sociedad. De todas maneras, se guardó de hacer comentarios editoriales que pudieran manchar aún más su imagen. Al fin y al cabo, Biolcatti es el presidente de la Sociedad Rural y el diario de los Mitre desde su origen es el órgano oficial de esta campestre institución.
Aunque pensándolo bien, quizás seamos injustos con Biolcatti y no estuvo desacertado en su discurso. Hace 10 años la gente hubiera votado a un candidato para poder comer y tener trabajo. Hoy, ya superadas estas necesidades, votan por bienes de consumo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario