INTERNAS. MUCHO MÁS QUE UNA ELECCIÓN

El triunfo arrasador de Cristina en que ganó por una magnitud de votos y una diferencia aplastante de la cual no se recuerdan antecedentes en la democracia de nuestro país, merece varias reflexiones.

En primer lugar, que la sociedad no come vidrio. El ataque sistemático del monopolio mediático no pudo con la brillante gestión de la Presidenta. Victor Hugo Morales se tomó el trabajo de contabilizar las críticas de TN, una de las tantas propiedades del grupo Clarín. Sólo de ese canal se produjeron en lo que va del año 35.000 mensajes descalificantes contra el gobierno.

Por el suelo rodaron clichés y slogans producidos por esos medios y repetidos como loro por varios políticos. Si Jauretche viviera los hubiera incorporado con placer en una nueva edición de su Manual de Zonceras Argentinas.

Una de estas zonceras fue la reiterada frase de que la economía argentina andaba bien por el “viento de cola “, quitándole con ello todo reconocimiento a la política de inclusión social, pago de deudas y bonanza económica que goza actualmente el país. Debemos suponer entonces que Europa y Estados Unidos tuvieron viento en contra. ¿Será que Dios es argentino?

Otro de los clichés y no sigo más porque son muchos, fue que la Argentina estaba aislada del mundo. La activa participación del gobierno en los foros internacionales y la creación del UNASUR, son una tremenda bofetada en el rostro de los obnubilados que sostenían la teoría del aislamiento.

En el 2009, el gobierno parecía acabado, perdió elecciones, los terratenientes le hicieron un lock out feroz con características de verdadero golpe institucional, la prensa atacaba sin descanso y como si esto fuera poco, Cobos el vicepresidente se pasó a la oposición.

Cristina no solo se defendió, sino que contraatacó y en dos años dio vuelta completamente el panorama. Esta hazaña solo la pueden lograr los grandes estadistas. Se necesita coraje, poder de decisión, metas claras, carisma, oratoria perfecta y una entereza a toda prueba. Cristina reúne todos esos atributos que caracterizan a los grandes que pasan a la historia y por eso revirtió una situación donde cualquiera de las patéticas figuritas de la oposición estando en su lugar habrían repetido la fuga en helicóptero.

Otra de las reflexiones de estas primarias son los grandes derrotados y los catastróficamente derrotados.

Los primeros son Alfonsín-De Narvaez y Duhalde-Das Neves. AL primer binomio la sociedad lo castigó duramente a casi 40 puntos detrás de Cristina. Ricardito perdió hasta en Chascomús. Alfonsín es la antítesis del estadista y la sociedad sabe que se necesita un buen timonel en momento de aguas borrascosas. El partido radical no lograr parir alguna figura que pueda frenar la caída libre que viene sufriendo desde el 2001. Está al borde de la extinción.

El otro binomio es Duhalde-Das Neves. Duhalde está catalogado como mafioso de la política, fascista y representante de la ultraderecha y afortunadamente son pocos los argentinos que se consideran representados por el cabezón.

Pasemos a las derrotas catastróficas. Se trata de Pino Solanas y la gorda Carrió. Sin proyectos, gastaron toda su artillería en rastreros ataques contra el gobierno. La sociedad, cansada de pronósticos apocalípticos simplemente les dio la espalda. Pino no alcanzó el umbral para participar en las elecciones de octubre. Biológicamente y políticamente es un muerto político. Carrió puede volver a su cama solar y de allí recluirse para siempre, sería un beneficio para los argentinos. En cuanto a su compañero de fórmula Llambías, debe estar contemplando angustiado como Cristina ganó en todos los distritos del campo. Esos lugares donde otrora, el terrateniente arengaba los tractorazos.

Debo confesar que estoy exultante con estas internas que sin duda son mucho más que una elección.