Hace largo tiempo que estamos acostumbrados, pero también indignados, de las periódicas mentiras que emite la Casa Blanca y sus presidentes. Por citar la más grave, recordemos cuando Bush aseguró que Irak estaba fabricando bombas atómicas, argumento que le sirvió de excusa para destruir el país y apoderarse de su petróleo.
Yo creo que es tiempo que los presidentes norteamericanos si van a seguir mintiendo como lo hicieron hasta ahora, sería bueno que recurran a mejores guionistas, porque son grotescos los papelones que cometen. Veamos las contradicciones respecto del asesinato de Osama Ben Laden:
· El domingo la Casa Blanca anunció que “se resistió a la captura”, por lo que fue eliminado por los comandos. Anteayer se supo que estaba desarmado. El vocero de la Casa Blanca completó el ridículo cuando sugirió que hay diversas maneras de resistirse sin estar armado. Resulta poco creíble que un grupo comando con ametralladoras y granadas no pueda reducir a un hombre próximo a la vejez, acompañado por algunas mujeres, todos desarmados.
· Prometieron capturarlo con vida y en lugar de eso lo mataron fríamente.
· Dijeron que Osama Ben Laden utilizó una mujer como escudo, queriendo con esta frase hacerlo pasar como el cobarde que utiliza bajos recursos para defenderse. Después admitieron que la mujer intentó defender a Ben Laden y fue herida en una pierna.
· Prometieron publicar las fotos del terrorista y después se desdijeron con excusas pueriles.
· Manifestaron que vivía en una mansión valuada en un millón de dólares y luego quedó demostrado que valía la cuarta parte.
· Dijeron que le darían entierro fúnebre según los ritos islámicos y lo tiraron al mar, siguiendo la enseñanza de los militares del proceso argentino. Ver nota de La Nación aquí
A todas estas preguntas del periodismo, el vocero de la Casa Blanca Jay Carney respondió con titubeos y absoluta ausencia de seguridad y solidez, mientras miraba de reojo la puerta para huir lo más pronto posible de la incómoda situación. Daba la sensación de que no veía el momento para que terminara la conferencia de prensa y del acoso de los periodistas.
Jay Carney, tratando de explicar lo imposible De que Osama Ben Laden fue un terrorista y asesino está fuera de cuestión. También lo era cuando trabajaba para la CIA y el Pentágono en el conflicto entre USA y la Unión Soviética en Pakistán, allá por la década del ochenta.
Recordemos también de que Adolf Eichmann que organizó el genocidio que mató a 4 millones de judíos y unos cuantos miles de gitanos, fue capturado por el servicio secreto israelí y juzgado con abogado defensor y todas las reglas del derecho.
El juicio a Adolf Eichmann
En obsceno contraste, el Premio Nobel de la Paz, Barak Obama decidió matarlo y si no lo ordenó directamente, pudo haber impartido las órdenes para que lo capturaran vivo y sea juzgado en un tribunal como corresponde a toda sociedad que se precie de ser civilizada, pero no lo hizo.
Es lamentable la aprobación de varios países europeos sobre el procedimiento, desde la infantil declaración de Alán García diciendo que la muerte de Ben Laden fue el primer milagro del recientemente beatificado Papa, hasta la declaración de Zapatero: “es muy probable que el destino de Ben Laden sea un destino buscado por el mismo después de su sanguinaria trayectoria”.
Estados Unidos con sus bombardeos y efectos colaterales sobre la población civil de Irak, mató muchísima más gente que la que pudiera haber exterminado Ben Laden en toda su vida y generaciones sucesivas y si Obama cree que con esto eliminó el terrorismo es un pobre iluso.
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