Introducción
Toda vez que los monopolios mediáticos de América Latina ven afectados sus intereses económicos, acuden presurosos a la SIP (de la cual ellos forman parte), solicitando condenas para el agresor de turno. Insisto en la frase “cuando ven afectados sus intereses económicos”, que por arte de magia lo convierten en “ataque a la libertad de prensa.”
¿Pero qué es la SIP para que se sientan tan respaldados por esta institución?
Seguidamente se expone un informe muy conciso, pero suficiente para tener un conocimiento básico de este organismo.
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Orígenes
La conferencia fundadora de la SIP tuvo lugar en 1943, en La Habana, bajo la dictadura de Batista. En un principio, debido al clima antifascista que reinaba por la Segunda Guerra Mundial, pudieron ingresar a la SIP algunas publicaciones progresistas.
Al finalizar la guerra, la historia fue cambiando y el principal enemigo fue la Unión Soviética y en 1950 la entidad cambia bruscamente bajo la presión de la delegación de EEUU precedida por un representante del Departamento de Estado, Tom Wallace, y dos altos oficiales de la CIA, Joshua Powers y Jules Dubois.
Este trío plantea en Quito que la próxima reunión de la SIP tenga lugar en Estados Unidos. Finalmente, la propuesta se impuso y se aprobó que la reunión del año siguiente se realizara en Nueva York.
El cambio de rumbo
Según la historia oficial de la SIP, 1950 fue el año “más importante para la organización”. A partir de ese año, se hacen claros los objetivos que la CIA conferirá al funcionamiento de la SIP en América Latina.
Pese a las garantías ofrecidas en Quito, los representantes de los órganos de prensa progresistas no fueron invitados a la reunión de ese VI Congreso Interamericano de Prensa.
Antes de la conferencia del año 50, los estatutos de la SIP estipulaban que cada país tenía un voto dentro de la Sociedad, independientemente de la cantidad de órganos de prensa afiliados. El cambio de estatutos permitió tumbar el esquema “un país, un voto” y sustituirlo por “cada publicación, un voto”.
En términos prácticos EEUU pasó de un voto a 424 y se alzó con la mayoría. A partir de 1950 hasta la fecha, hay una libertad de prensa secuestrada por el poder del dinero, de los recursos, y lógicamente sobre la base de una estrategia imperial.
Voces dignas contra la SIP
El golpe CIA-SIP generó malestar en Latinoamérica que se puso de manifiesto en la conferencia siguiente, celebrada en 1951 en Montevideo, Uruguay, donde representaciones del país anfitrión, Brasil, Chile, Perú y Argentina proclamaron su abandono de la SIP y suscribieron el Acta de Montevideo, en la que denunciaban que los propietarios de los medios se habían arrogado la función de determinar donde había o no libertad de prensa, cuando los que tienen derecho a ello, además de la sociedad, son los periodistas.
Mis amigos, los dictadores
Los silencios de la SIP son muy elocuentes, sobre todo cuando cubren sus alianzas con regímenes dictatoriales.
Esta vinculación de los dueños de la gran prensa con los regímenes dictatoriales latinoamericanos ha sido suficientemente documentada y citada en numerosas ocasiones, para demostrar que las preocupaciones de la SIP no se dirigen a la defensa de las libertades, sino a la preservación de intereses empresariales y oligárquicos.
Los ejemplos son muchos, para citar sólo algunos, están las denuncias de la SIP en 1974 contra el gobierno nacionalista peruano de Juan Velasco Alvarado, debido a las medidas de expropiación de la gran prensa. Mientras tanto, la brutal represión y el amordazamiento en las dictaduras de Chile, Argentina y Uruguay eran prácticamente ignorados por los amos de la prensa.
Los golpes de la SIP
El eje CIA-SIP formó un poderoso aparato para los planes desestabilizadores en América Latina y el caso más emblemático fue la campaña contra Salvador Allende, que tuvo como principal desestabilizador al diario El Mercurio, el equivalente de La Nación y Clarín en Argentina.
El trabajo de la SIP y sus asociados en el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz, ocurrido en 1954, también ha sido develado por documentos de la CIA, desclasificados en 1999.
Es conocida también la vinculación CIA-gran prensa contra el gobierno sandinista en Nicaragua, denunciada en 1981 por los periodistas nicaragüenses; y en general contra los gobiernos nacionalistas, socialistas y progresistas de la región que adoptasen medidas que pudieran afectar los intereses de las oligarquías locales y de Estados Unidos.
La propaganda negra continúa
Luego de probar con éxito estos esquemas de propaganda negra contra gobiernos democráticos y populares, el eje CIA-SIP continúa aplicándolos en América Latina, siendo obvia su utilización en el caso de Cuba, Argentina, con la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner; Bolivia, con el gobierno de Evo Morales; Ecuador, con el presidente Rafael Correa; y Venezuela, con la Revolución Bolivariana impulsada por el Presidente Hugo Chávez.
La SIP defiende el viejo orden
La SIP no sólo ha desatado campañas en contra de gobiernos legítimos, sino que ha tocado también a organizaciones internacionales del propio sistema de Naciones Unidas, que se han puesto al lado de los pueblos latinoamericanos en la lucha por la democratización de las comunicaciones. Así ocurrió en los años 70 contra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La acción de la SIP fue particularmente fuerte en 1976 en contra de la Conferencia de San José de Costa Rica, donde los gobiernos latinoamericanos se reunieron para debatir sobre políticas nacionales de comunicación. La SIP, al no haber solicitado el estatus de observador en la UNESCO, no fue invitada a la reunión; sin embargo, la patronal emprendió una campaña asegurando que al no invitarla se rehuía el debate y, en un golpe de efecto, anunció una reunión paralela en San José.
¿Libertad de prensa o libertad de empresa?
En su lenguaje oficial, la SIP se esmera en utilizar conceptos que legitiman su comportamiento y la autoerigen en un referente a la hora de definir qué es la libertad de prensa y de decidir quién respeta esta libertad y quién no. No obstante, cuando hace esto, esta incurriendo en la usurpación de un derecho colectivo de los pueblos y oculta en nombre de quiénes actúa verdaderamente esta organización patronal.
El ejemplo más reciente fue la denuncia de la SIP sobre restricciones a la libertad de prensa en Argentina. La entidad, en una distorsión perversa de los hechos, transformó un conflicto gremial que impidió salir el diario Clarín durante unas horas en un ataque a la libertad de prensa.
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