domingo, 26 de diciembre de 2010

Ciencia y gobiernos


29 de julio de 1966, científicos y estudiantes arreados como ganado y golpeados en la fecha más negra de la historia de la ciencia argentina




Durante la dictadura de Onganía, los científicos fueron sacados a palos de las universidades. Fue el golpe más duro que recibió la Universidad de Buenos Aires desde su creación. Para muchos militares, especialmente los obtusos generales de caballería, todo estudiante universitario era comunista hasta que no se demostrara lo contrario. Por razones similares en 1962 se fue César Milstein y le regalamos a los ingleses el Premio Nobel.
Durante el gobierno de Isabel, la gestión fascista de Ivanissevich fue tan desastrosa que los estudiantes escribían en las paredes: “Volvé Lanusse, te perdonamos”:
Durante el proceso las ciencias exactas y naturales tuvieron un tremendo retroceso en la última dictadura militar, con lo que se completó el mecanismo destructivo comenzado con La Noche de los Bastones Largos. Lo más trágico, fue la desaparición de una cantidad significativa de científicos, no sólo en la Universidad, sino también en la Comisión Nacional de Energía Atómica, en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, en el Conicet y en otras instituciones públicas donde se produjeron secuestros y desapariciones, en general con la complicidad de las autoridades de turno. Entre los desaparecidos, mi compañero del secundario Julio Carri.

Durante el gobierno de Alfonsín existió la acertada decisión de poner a cargo de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación, al matemático Manuel Sadosky. En la UBA, el rector Shuberoff trató de remontar la alicaída casa de estudios y creó la Facultad de Ciencias Sociales y abrió distintos centros regionales universitarios. Durante su gestión le dio pleno apoyo a Franja Morada el brazo político del radicalismo en la Facultad. Esta organización adquirió tanto poder que pronto se vio envuelta en escándalos de corrupción. La misma gestión de Shuberoff estuvo empañada por denuncias de enriquecimiento ilícito que finalmente no prosperaron. De todas maneras su gestión fue más que buena comparada con la de sus antecesores.
Durante el gobierno de la rata, Cavallo  les dijo a los científicos que se fueran a lavar los platos. Se lo dijo en la cara a una investigadora, la socióloga Susana Torrado. Fue la mejor demostración de la opinión que tenían la rata y sus ministros sobre la ciencia.

Durante la época de De la Rúa no se hizo nada como todo el resto de su deplorable gestión.

Período de los Kirchner. Según Nora Bar en su columna del diario La Nación del 23 de diciembre dijo que: la doctora Marta Rovira, astrofísica y primera presidenta del Conicet presentó un informe muy optimista de la situación del Conicet.
Mostró una institución en expansión en pleno rejuvenecimiento gracias al ingreso de 500 nuevos investigadores y alrededor de 1500 becarios, al aumento considerable de presupuesto y a la nueva visión de cual es el papel que le cabe a la ciencia en este momento en el país.
Una de las señales más claras de la atmósfera positiva que se vive en el ambiente científico local es el creciente retorno de investigadores con excelentes antecedentes. Desde 2003 hasta la fecha regresaron al CONICET más de 800 científicos que se encontraban en el extranjero.
Actualmente el Conicet posee 12 centros científicos y tecnológicos y 2 instituciones interdisciplinarias en las que trabajan 6350 investigadores, 8122 becarios y 2309 técnicos y personal de apoyo.
Tiene en ejecución 33 nuevas obras que agregarán 60.000 metros cuadrados de infraestructura en todo el país.
Firmó más de 140 convenios con empresas e instituciones y ofreció más de 400 asesorías de alto nivel tecnológico.
                                                    Dra. Marta Rovira

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