Hollywood podría continuar la saga de Una noche en el museo, trayendo sus equipos a Buenos Aires e instalándose en nuestro venerable Congreso. La reunión de anoche por lo desopilante y disparatada se podría llamar Una noche en la Cámara de Diputados. Después de maratónicas reuniones, la oposición logró trabar el presupuesto 2011, un proyecto que generalmente fue una simple formalidad a lo largo de los años, e incluso durante los gobiernos radicales se aprobaba después de que había finalizado el año correspondiente, tal era el desorden administrativo.
Hasta el columnista Pagni de La Nación cuyo deporte favorito consiste en atacar sistemáticamente la gestión de la presidenta Cristina, no le quedó más remedio que ridiculizar el comportamiento de la oposición.
Reutemann aprovechó la confusión para manifestar mediante morisquetas y gruñidos (no fue agraciado con el don de la palabra), que se retiraba de la mesa de conducción del Peronismo Federal. El santafecino después de cambiar de escudería varias veces, se quedó sin nafta y abandonó la competencia. Una pérdida irreparable para el país.
Renovada de energía, más gorda y tostada como ya es costumbre cuando regresa de sus prolongados spa, la desquiciada diputada de la CC lanzó acusaciones e improperios contra todos y se quedó más sola que nunca. Creo que nadie le presta atención.
Macri está desesperado, muerto Kirchner perdió la razón de su existencia, ya no puede echarle la culpa a un muerto de los horrores y errores de su desastrosa gestión. Lo que parecía su único logro, el arreglo del teatro Colón, resultó ser una fachada de exhibición de las partes del teatro accesibles al público, mientras que la infraestructura sigue esperando, talleres sin terminar y varias nucas rotas de bailarines tratando de no caerse en un escenario tan resbaloso como la gestión de Mauricio.
Pino Solanas se pasea por el Salón de los Pasos Perdidos, su lugar favorito ya que él también ha perdido la brújula. Confundido y cabizbajo con su rostro de máscara de tragedia griega, va murmurando “esto es un segundo Pacto de Olivos,” en directa crítica a los radicales a quienes considera en contubernio con los oficialistas. Próximamente dedicaremos un espacio más amplio para analizar los inexplicables giros de timón del cineasta.
Los radicales están divididos entre ellos, bueno, ese es un clásico en el partido de Alem. Tratando de salvar del naufragio lo poco que les queda de credibilidad por parte de la ciudadanía, están divididos en un grupo de crítica opositora débil o mesurada con Alfonsín a la cabeza y otro grupo con Sanz y Aguad que se sacaron la careta y manifestaron que su función en diputados es oponerse sistemáticamente a los proyectos del gobierno. “Obstaculizar es nuestro principio”, podría ser la frase en el escudo de armas del partido.
En fin, una sesión a la cual la historia esperemos que le ponga un piadoso manto de olvido.
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