Jorge Mariano Mitre
(1852-1870)
Jorge
Mariano Mitre fue el cuarto hijo de los seis que tuviera el matrimonio de
Bartolomé Mitre con Delfina de Vedia. Desde la adolescencia mostró que tenía
dotes para recorrer con éxito el campo de la literatura. Hijo del Presidente de
la República, de muy buena posición económica, incipiente poeta y literato era
reconocido por la crítica y por la sociedad. La vida le sonreía y le auguraba
un futuro auspicioso.
Al llegar Sarmiento a la Presidencia en 1868, nombra
al general Wenceslao Paunero, íntimo amigo de Mitre, como embajador
plenipotenciario ante Brasil. Bartolomé Mitre le solicitó a Sarmiento que
incorporara a su hijo en la comitiva, decisión que no fue para nada del agrado
de Jorge Mariano. Ya antes de partir, dejó cartas a sendos amigos,
despidiéndose con un terminante e inexplicable “Parto para siempre”.
En Brasil, el joven Mitre en una de las reuniones
sociales entabló relación con una señorita brasileña. De común acuerdo quedaron
en verse, pasando la noche en el dormitorio de la joven, cuya domicilio se
hallaba a pocas cuadras de la delegación. El plan de los enamorados se vio
frustrado por una criada que escuchó ruidos sospechosos en la alcoba. El padre
de la dama denunció lo ocurrido ante el Ministerio de Negocios Extranjeros de
Brasil y se generó un entredicho diplomático, quedando Mitre detenido.
A la mañana siguiente, Paunero logró ponerlo en
libertad y con buen criterio, decidió alejarlo del lugar del conflicto
mandándolo a Buenos Aires.
El hecho en poco tiempo estaba destinado a quedar en
el olvido, sin embargo, el joven Mitre, adoptó la peor de las opciones. La
noche anterior a su viaje de regreso se mató de un balazo en la
sien, colocando a sus pies un retrato de su padre. El suicidio ocurrió a las
tres de la tarde del 17 de octubre de 1870, en la habitación 12 del “Hotel Dos
Estrangeiros”
Leandro Nicéforo Alem
(1842-1896)
Hijo de un almacenero federal rosista,
fusilado, colgado en una horca y exhibido al pueblo tras la derrota de Rosas,
Leandro conoció la pobreza absoluta junto a su familia. Pero no impidió que,
gracias al gran esfuerzo de su madre, pudiera realizar los estudios secundarios
e ir a la Universidad.
A
los 19 años se unió a las filas de Mitre, para luchar contra Urquiza, y poco
después también participó en la Guerra del Paraguay, siendo herido en
Curupaytí.
A los 27 años, finalmente recibido de
abogado, logró ser incluido en las listas de diputados nacionales del
autonomismo. Fracasó en dos oportunidades, pero alcanzó a ingresar a la
legislatura provincial en 1872. En sus discursos no cejaba en llamar a la
defensa del sufragio universal. Formó junto a Mitre y otros ilustres la Unión
Cívica Radical que se convirtió en un partido de oposición al régimen.
Durante la década del 90 tuvo serias
diferencias con su sobrino Hipólito Yrigoyen, que junto con derrotas
electorales lo deprimieron profundamente y llevaron a un cansado, enfermo y
deprimido Alem a tomar una trágica decisión. El 1º de julio de 1896, en una
tarde lluviosa y desapacible, Alem citó a sus principales correligionarios a su
casa. Alrededor de las nueve de la noche, les dijo a sus amigos que salía para
hacer un trámite. Partió con su ropa oscura, la galera algo caída sobre los
ojos, el poncho de vicuña y el bastón. En el saco, como siempre, el revólver.
En la calle lo esperaba un coche. Al cochero le ordenó que lo llevara al Club
del Progreso. Fueron sus últimas palabras. No se sabe si el cochero era sordo o
estaba distraído, pero lo cierto es que no escuchó el disparo fatal. Para la
historia quedaría su insigne “Qué se rompa, pero que no se doble”.
Leopoldo Lugones (1874-1938)
Lugones
una de las plumas más brillantes de la literatura argentina, incurrió por
varios géneros poéticos, influenciado por Ruben Darío y más tarde adquiriendo
estilo propio y cultivando la poesía narrativa. En la prosa ensayó varios
acercamientos fantásticos que pueden considerarse precursores de los mejores
relatos de los que abordaron este complejo género, como Horacio Quiroga, Jorge
Luis Borges, uno de sus grandes admiradores, y Julio Cortázar.
Así
como realizó giros sustanciales en la literatura, también realizó cambios
drásticos en sus ideas políticas. De firme partidario de la ideología
socialista fue virando paulatinamente hacia la derecha hasta llegar al fascismo.
Lejos quedaron los tiempos de su amistad con José Ingenieros y otros
socialistas y sus columnas en el diario La Vanguardia. Su contacto con hombres
del ejército donde compartía el deporte de la esgrima, lo llevaron a enunciar
su famosa frase “ha llegado la hora de la espada”, tomada al pie de la letra por
el general Félix Uriburu de neto corte fascista, que derrocó en forma violenta
al gobierno de Hipólito Yrigoyen.
Las
consecuencias fueron devastadoras para la Argentina en todos los órdenes, ya
que inauguró la llamada Década Infame cargada de corrupción y fraude electoral
y constituyó un pésimo antecedente de pérdida del respeto por las
instituciones, para instaurar dictaduras militares que claudicaron
sistemáticamente ante los intereses de Estados Unidos.
El
19 de febrero de 1938, Lugones apareció muerto en el recreo El Tropezón situado
en una de las islas del Tigre después de haber ingerido cianuro mezclado con
whisky. Como sucede con la mayoría de los suicidios fueron varias las
especulaciones sobre la causa que lo llevó a esta decisión. Para Borges fue una
muerte por amor, ya que Lugones se había enredado sentimentalmente con una
adolescente llamada Emilia Cadelargo. Esta pasión otoñal fue duramente
combatida por Polo Lugones su hijo, un psicópata sádico que introdujo la picana
eléctrica en el país y se pasó años en los sótanos del edificio de la Policía
Federal torturando a radicales y otros opositores a la dictadura.
El
amor frustrado, el haber engendrado a un hijo asesino y la profunda decepción
de haber apoyado a un golpe militar que resultó deletéreo para el país, son
elementos lo suficientemente válidos para quitarse la vida.
La
dinastía de los Lugones fue trágica, su hijo el psicópata terminó suicidándose,
su nieta Pirí, mujer inteligente y respetada en los círculos literarios y que
consideraba a su padre un asesino, fue muerta durante la última dictadura
acusada de montonera, por la misma picana que introdujo su progenitor. Años
antes, su hijo Alejandro se suicidó a los 21 años igual que su abuelo y su
bisabuelo.
Lisandro de la Torre
(1868-1939)
Lisandro
de la Torre, fue el político que enfrentó en soledad la corrupción y los
negociados de la década infame. En un principio de su vida política participó
activamente en la formación de la Unión Cívica Radical, pero tuvo enfrentamientos
con el personalismo de Hipólito Yrigoyen al que acusó de anteponer a los
intereses del país y del partido, sentimientos pequeños e inconfesables.
Su indignación con este personaje fue
tal que lo retó a duelo. De la Torre era experto en esgrima, mientras que
Yrigoyen tuvo que contratar a un profesor para la ocasión. Sin embargo, el más
afectado por la contienda fue de la Torre quien terminó con múltiples heridas,
varias de ellas en la mejilla. A partir de entonces se lo conoció con la barba
blanca que lo caracterizó en forma definitiva.
Se
acercaban las elecciones nacionales de 1916 y todo parecía indicar que el
triunfo sería para los radicales. De la Torre se propuso crear una alternativa
política de centro derecha. Así nació el Partido Demócrata Progresista.
Cuando se le otorgó el monopolio de
los transportes de la Capital a una corporación inglesa, De la Torre denunció
el acuerdo en el Senado por escandaloso y promovió el debate.
"El gobierno inglés le dice al gobierno
argentino ‘no le permito que fomente la organización de compañías que le hagan
competencia a los frigoríficos extranjeros’. En esas condiciones Argentina ni
siquiera es un dominio británico, ya que Inglaterra no le impone a sus colonias
semejantes humillaciones, porque éstas administran sus propias cuotas. No sé si
después de esto podremos seguir diciendo: "al gran pueblo argentino, salud"
Dos años más tarde, en mayo de 1935,
acusó por fraude y evasión impositiva al frigorífico Anglo. Aportó pruebas que
comprometían directamente a dos ministros de Justo: Duhau, ministro de Hacienda
y Federico Pinedo, ministro de Economía cuyo bisnieto también llamado Federico
es actual diputado del PRO.
Las
denuncias hicieron evidentes las conexiones del gobierno con otros negociados.
El nivel de las discusiones en el senado fue subiendo de tono hasta que se
decidió hacer callar a De la Torre. Un matón del Partido Conservador, atentó
contra la vida del senador y mató a su amigo y compañero de bancada Enzo
Bordabehere quien se interpuso entre el sicario y De la Torre.
Todos estos episodios fueron demasiado
para De la Torre quien muy apesadumbrado presentó su renuncia al Senado.
Lentamente, comenzó a despedirse de sus allegados y de sus cosas más queridas
hasta que, al mediodía del 5 de enero de 1939, puso fin a su vida disparándose
un balazo al corazón.
Víctor Guillot
Durante el gobierno del presidente Ortiz, en
plena Década Infame, el gobierno adquirió terrenos en El Palomar para la
ampliación de instalaciones militares. El precio de la compra estaba sobrevaluado con la complicidad
de los verdaderos propietarios. La partida respectiva había sido aprobada por
el Congreso, en el presupuesto del Ministerio de Guerra, a cambio de sumas de
dinero a diputados radicales y al presidente de la Cámara de Diputados y de la
Comisión de Presupuesto. Uno de estos diputados era Víctor Guillot.
El senador conservador, Benjamín Villafañe, enemigo
acérrimo del radicalismo ,hizo la denuncia que estalló en los periódicos el 16
de mayo de 1940.
Se constituyó una Comisión investigadora
presidida por Alfredo Palacios, quien confirmó la participación de los
diputados involucrados. Víctor Juan Guillot, que fue victimario y víctima de un
proceso de descomposición política, tenía compromisos económicos generados por
una relación amorosa. Abrumado por la vergüenza, se quitó la vida el 23 de
agosto de 1940, cuando aún no había cumplido 41 años. Su muerte no fue honrosa
pero sí honesta y según el historiador Osvaldo Bayer, Guillot había sido
"uno de los más brillantes legisladores radicales".
Juan Duarte (1914-1953)
El
9 de abril de 1953, el mayordomo de Juan Duarte lo encontró muerto en su
residencia de la calle Callao. Estaba arrodillado junto a su cama en camiseta y
calzoncillos. A su izquierda en el suelo un revólver Smith & Wesson calibre
38. Sobre una mesita había una carta dirigida a Perón donde explicaba su
decisión. El caso se rotuló como suicidio, pero las pericias no cerraban para
esa hipótesis.
El hecho es que “Juancito” una vez
designado secretario de Perón por la influencia de su hermana Eva, llevó una
vida de vorágine descontrolada, propia de un inmaduro convencido de tener total
impunidad. Había adquirido una inmensa fortuna y trasnochaba con conocidas
actrices. Las críticas se multiplicaron tras la muerte de Evita y a la salida
de un acto en el Teatro Colón, la actriz peronista Malisa Zini se acercó al
presidente y, a los gritos, le recordó que lo rodeaban muchos corruptos. Perón
la citó a la residencia de Austria y allí la Zini le dio un detallado informe.
El 8 de abril, Perón habló por radio: "Irá a la cárcel hasta mi propio
padre si es ladrón", clamó. Todo el mundo entendió que se refería a su
cuñado. Duarte escuchó el discurso en su coche, mientras volvía a su
departamento de Callao, y supo que todo había terminado.
Alberto Nisman (1963-2015)
El fiscal Nisman estaba a cargo de investigar
el caso AMIA y para cumplir con ese propósito recibió amplia colaboración de
tipo económico y de personal por parte del gobierno de la presidenta Cristina.
Sin embargo, durante su gestión no hizo progreso alguno, circunstancia que fue
denunciada en varias oportunidades por los familiares muertos durante el
atentado. Se sabe que tenía estrecha relación con la CIA, con el Mossad y con
la embajada de los Estados Unidos.
También tenía un aceitado contacto con el
mandamás de la SIDE, un oscuro sujeto llamado Stiuso, de muy bajo perfil, hasta
que la presidenta Cristina lo defenestró junto con la cúpula de la ex SIDE y
pasó a tener notoriedad.
Seguidamente surgió de improviso Nisman interrumpiendo
sus vacaciones en Europa para recorrer todos los medios del monopolio Clarín,
diciendo que traía un dossier con elementos que probaban que la presidenta
Cristina y el canciller Timerman habían interferido con la investigación del
caso AMIA. El lunes 19 de enero tenía que presentarse en el Congreso para
sostener su denuncia, pero en el transcurso de pocos días se comprobó que era
un mamarracho sin sustento alguno.
El fallo del juez Daniel Rafecas, que desestimó esa
denuncia por insolvencia jurídica total, ha sacado a la luz otro escrito de Nisman
hallado en la caja fuerte de su oficina, en los que el fiscal elogiaba a la
presidenta argentina en su estrategia sobre la causa del atentado a la mutual
judía AMIA. Firmados entre diciembre y enero pasados, esos escritos son la contracara de la denuncia que Nisman presentó a mediados de enero,
cuatro días antes de aparecer con un balazo en la cabeza en su piso de Buenos
Aires.
Lamentablemente
para el gobierno, Nisman no llegó a enfrentarse con los diputados ya que su
cadáver fue encontrado en el baño de su domicilio el domingo18. Hasta ahora las
pericias señalan muerte por suicidio, pero desde que Nisman hizo la denuncia se
montó una campaña mediática para desestabilizar al gobierno de una ferocidad
que no tiene antecedentes en la historia del periodismo argentino. Como se
trata de un año electoral, la oposición, en una actitud suicida para la
democracia, se plegó activamente.
A
todas luces se trataba de un golpe blando para debilitar al gobierno de la
presidenta Cristina y retrotraernos a la década ultraneoliberal del 90. El tema
recién comienza y es de largo aliento.
Alejandro
Jasinski. Leandro N. Alem. El Historiador. http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/a/alem.php
Leopoldo
Lugones. Biografías y vidas. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lugones.htm
Pistas
para interpretar el suicido de Leopoldo Lugones. Clarín 18/02/1998.
Gabriela
Cabezón Cámara. Leopoldo Lugones y los suyos: una tragedia argentina. Clarín
14/06/2014.
Felipe
Pigna. Lisandro de la Torre. Biografías. El Historiador. http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/d/de_la_torre.php
Rodolfo
Sala. La historia de un diputado corrupto que honró al Parlamento. Historia con
Opinión. http://www.historiaconopinion.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=218:la-historia-de-un-diputado-corrupto&catid=38:actualidad&Itemid=71
Juan
Duarte: un antihéroe argentino. La Nación 30/11/1997.
Alicia
Dujovne Ortiz. Eva Perón. Ediciones Aguilar 1995.
Raul
Kollman, Irina Hauser. No hay un solo elemento de prueba. Página 12,
27,/02,2015.